Ortiz-Pinchetti: El cocacolagate de Morena

Por Francisco Ortiz Pinchetti

En una de las varias entrevistas que le hice al doctor Héctor Bourges Rodríguez cuando era jefe de la división de Nutrición del Instituto Nacional de Nutrición “Salvador Zubirán”, le platiqué una experiencia que había tenido poco antes en una comunidad tzeltal de los altos de Chiapas.

Me había tocado observar cómo un camión de la Coca-Cola había llegado a ese pequeño e incomunicado poblado de la sierra por un camino de terracería, a surtir la tienda del latino abusador. “El colmo”, le dije indignado al prestigiadísimo investigador. “No”, me atajó. Para mi asombro, me dijo que no era una calamidad sino ¡una bendición! “Gracias a eso –me explicó— los niños de esas comunidades alejadas consumen algún contenido de carbohidratos, que en algo atenúa la pavorosa desnutrición y la anemia que padecen”.

Muchos años después, en junio de 2019, también en una comunidad indígena de Chiapas, el entonces Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la SSA llamó a la Coca Cola “veneno embotellado” y la culpó del gravísimo problema de la obesidad infantil en nuestro país. Una barrabasada doble del que poco después sería ni más ni menos que el encargado –e irresponsable criminal— de la pandemia de la COVID-19 en nuestro país, por decisión del Presidente López Obrador. Denotan su ignorancia y, otra vez, su irresponsabilidad criminal: si el Subsecretario de Prevención tenía evidencias de que la Coca Cola y otros refrescos eran veneno, debió haber promovido de inmediato su prohibición. ¿O es posible y legal comprar una botella de veneno en el OXXO de la esquina?

Las anteriores referencias vienen a cuento porque recientemente la Coca Cola (cuya expulsión del país pidió desde julio de 2020 la entonces Senadora morenista Jesusa Rodríguez) ha sido motivo de un sainete entre destacados actores de la autollamada cuatroté, encabezados por la Presidenta de la República.

Y es que la negra bebida  –que paradójicamente nació en 1886 como un medicamento en la botica de John Stith Pemberton en Atlanta, Georgia–, se ha convertido en motivo de controversias, disputas y hasta ataques entre correligionarios de la propia mandataria.  Justo cuando la Claudia Sheinbaum Pardo lanzaba su programa “Vive Saludable, Vive feliz” en las escuelas, prohibiendo la venta de alimentos ultraprocesados y con bajo valor nutricional llamados indebidamente “alimentos chatarra”, el señor Secretario de Educación Pública se reunió nada menos que… con los capitanes de las principales 27 empresas fabricantes de esos productos malditos, la Coca Cola en primer término. Estuvieron también, entre otros, los directivos de Bimbo, Barcel, La Costeña, Grupo Alpura, Danone, Herdez, Lala, Maseca, Peñafiel, Kelloggs, Nestlé, PepsiCo, Sigma Alimentos Corporativo y Mattel.
“Otros comportamientos que son idénticos a los de funcionarios de Calderón y Peña Nieto, está estableciendo este mecanismo de colaboración, dice en su tuit que (esas empresas) van a colaborar, y en colaborar quiere decir ser partícipes de la toma de decisiones de este programa de protección de la salud de toda la comunidad educativa, no sólo la infancia y la adolescencia, como él lo está conduciendo”.

Y advirtió que “al momento que ellos dan una aportación material, por pequeña que pueda ser esta aportación, los convierte en copropietarios del programa. Son dueños, en cierta manera y ellos a cambio van a exigir la libertad de opinar, imponer sus criterios, modificar y trastocar, seguramente para debilitar la iniciativa de protección de la salud, protección frente a los daños que causan los productos ultra procesados”.

Más pronto que ya, la Presidenta salió el martes pasado en defensa de su Secretario de Educación, al que de paso desmintió. Aseguró que no hubo ningún acuerdo que pusiera en riesgo el programa de “Vida Saludable” en las escuelas. “A él lo convocan a esta reunión, va y sencillamente explica en qué consiste el programa. Pero no es que se haya firmado a cambio de algo”, dijo Sheinbaum Pardo, cuya antipatía por López-Gatell es ya proverbial.

“No son acuerdos, porque han criticado mucho a Mario, lo he visto en las redes de que cómo es posible si está promoviendo vida saludable se reúna con la Coca-Cola. No hay ningún acuerdo ni nada que tenga que ver con poner en riesgo la vida de la gente y menos de las niñas y los niños”, comentó.

Y arremetió contra la Chispa de la vida, aunque con sus asegunes:

“No, cómo creen que, si la Coca–Cola hace mucho daño… que me perdone la Coca-Cola (sic), pero todo en abuso –matizó– hace daño”.

Pus sí, hasta el agua pura.

No cabe duda que el tema de “las aguas negras del imperialismo” (como dicen que calificó Fidel Castro a la mentada y satanizada bebida de cola) es una de las obsesiones permanentes de quienes se dicen “de izquierda”, pero que en realidad no saben ni de lo que están hablando. Válgame.

About Author

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *