La instalación de una red comunitaria de internet y de intranet representa para esta comunidad una forma de mejorar la comunicación para coordinarse y hacerle frente a la lucha contra los intereses político privados por despojarles de su territorio.
Don Luis toma una barra de acero y comienza a golpear la tierra. La idea es hacer un agujero con profundidad suficiente para enterrar un tubo que servirá como estructura para tener en alto una antena. Esto permita a su comunidad acceder a una red de internet e intranet.
A él le ayuda Enrique y, entre ambos, marcan el paso a las demas personas de la propia comunidad y otras que han viajado desde lejos, para apoyarles en las labores necesarias para dejar todo el equipo técnico necesario para el funcionamiento de la red.
Se toman palas y picos. Se pasa la barra de acero de un lado a otro, suenan taladros a la distancia, algunos martillos y herramientas para cortar madera. Poco a poco se levantan estructuras de madera, se montan paneles solares, cableado eléctrico, y toda la infraestructura necesaria para mejorar la comunicación en ese lugar.
Son dos días intensos en los que decenas de manos apoyan para lograr esta nueva red comunitaria, y otros días más para terminar de configurar lo que hoy es una realidad.
Se trata de Mogótavo, una comunidad indígena rarámuri perteneciente al municipio de Urique, en la Sierra Tarahumara de Chihuahua. Ahí, el mejorar la comunicación no tiene que ver con las relaciones personales, sino con una forma de hacerle frente de mejor forma y con mayor organización a intereses privados empresariales por despojarles de su tierra.
La lucha contra el despojo se remonta a varios años atrás. Tuvieron que hacerle frente a un gasoducto hace una década, y desde entonces el hostigamiento no ha parado. El conflicto más reciente que debieron atender fue la demanda de varios empresarios priístas, entre ellos el actual diputado local Omar Bazán y el exdiputado Ricardo Orviz Blake, quienes acusan a la comunidad de estar en terreno privado, un espacio que habitan de manera ancestral.
Una de las diferencias entre ambos conflictos es que han tenido que utilizar distintas formas de comunicación para organizarse y mantenerse en la batalla por su territorio.
Antes, para convocar alguna asamblea, se tenía que hacer la invitación de casa en casa, pasar la voz, esperar que las personas se juntaran y poder informar de los problemas a atender. Luego pasaron a la comunicación por celular. A esa zona llega un poco la señal de telefonía e internet de redes como telmex y telcel, pero al carecer de energía eléctrica, se complica el uso de los teléfonos.
En algunas viviendas optaron por colocar paneles solares, pero de todas formas era necesario bajar desde la meseta principal de la comunidad para recargar el saldo de las líneas. Hoy en día, los principales paneles solares permiten el funcionamiento de los sistemas para lograr internet satelital de libre uso, y una red interna de comunicación.
Antes de acabar la instalación, Luis González Rivas primer gobernador de la comunidad de Mogótavo, se encuentra parado en la caja de una camioneta observando aquello que parecía imposible, un sueño de años atrás y que hoy les representa convocarse a reunión con un solo mensaje de texto por celular.
Don Luis es una autoridad moral, respetada dentro de la comunidad y paulatinamente ha visto cómo los jóvenes se apropian de las luchas. Su entusiasmo es evidente en esta nueva etapa de Mogótavo.
Llegar a la comunidad desde Chihuahua capital representa un traslado en carretera de poco más de 300 kilómetros hacia el sur oeste de la entidad. Desde Creel, uno de los poblados más turísticos de la entidad, el trayecto representa unos 40 kilómetros o alrededor de 45 minutos por carretera sencilla.
El acceso a sus mesetas es complejo para las personas mestizas o personas ajenas a la comunidad. Quienes son de ahí conocen bien los caminos, el terreno, las salientes, las zonas de siembra, el paso de arroyos, y demás características orográficas que les rodean.
Enrique Parra, es segundo gobernador indígena de Mogótavo. Él encabezó gran parte de los trabajos para la instalación de lo que hoy es la red de internet e intranet de la comunidad. Pero años atrás también fue parte de esas asambleas donde se analizaba la posibilidad de que esa comunicación digital llegara hasta sus viviendas.
Uno de los factores que les hizo agilizar las decisiones fue la pandemia iniciada en 2020. La orden de las autoridades era no salir de casa y mantener la llamada “sana distancia”. Eso, en una comunidad como Mogótavo, representó un aislamiento con aquellos asesores jurídidos que les mantenían viva la defensa de sus tierras.
“La señal de internet falla mucho, se corta y se batalla para agarrar. La información tarda mucho para llegar por la mala señal. Ahora se tienen placas solares para el internet (que se instaló), porque de otra forma no se puede”, dice Enrique en entrevista con Raíchali.
A él le acompañan el día de la instalación Ernesto Vecino y Víctor Moreno. Los 3 se muestran emocionados de que no sólo las personas de ahi se entusiasmen con este logro de Mogótavo, sino que haya personas de otras comunidades apoyando.
¿Cómo surge el proyecto?
Para hacerle frente a los intereses económicos que han buscado afectar a la comunidad, sus pobladores crearon hace casi 10 años una asociación civil llamada Awe Tibúame. Con esa organización han conseguido contactar personas que apoyan en el ámbito jurídico en sus luchas, pero también han conocido experiencias de otros lados para mejorar su organización interna.
Su trabajo ha destacado en la Sierra de Chihuahua y eso les ha llevado a ser referencia en procesos organizativos comunales. Desde la pandemia consideraron la posibilidad de tener una red propia de internet pero no lograban aterrizar el “cómo”.
El año pasado, en 2022, otras organizaciones emprendieron un Diplomado de Comunicación Comunitaria, y ahi participó Miguel Parra, de Awe Tibúame. Ese diplomado juntó a personas de comunidades indígenas de varias partes del país para analizar las diferentes opciones de comunicación y tecnología con base en cada proceso comunitario. Una de esas posibilidades era la instalación de una red para las comunidades participantes y Mogótavo decidió solicitarla.
Otra comunidad que también consideró positiva la instalación de la red de internet para potenciar sus procesos cominidarios es Kwechi, del municipio de Guachochi y algunas más están en proceso de hacerlo.
Por eso es que para la edificación de la infraestructura se tuvo la colaboración de personas de comunidades indígenas de Jalisco, Hidalgo, Sonora, Querétaro, y de otras comunidades indígenas de Chihuahua, como pimas y ódami.
En proceso previo, el grupo recibió asesoría de Adrián López Angulo, de la organización Redes AC, así como de Luandro Pedreira de Awana Digital, y Peter Bloom de Rhizomática, así como Orlando Huerta y Mayra Giménez de la cooperativa Onergia. Todos con experiencia en la instalación de ese tipo de infraestructura comunitaria.
Luego fue momento de poner manos a la obra.
La instalación concluyó a mediados de abril de este año. Desde entonces en Mogótavo tienen la energía suficiente, vía paneles solares, para hacer que la comunidad tenga su red de internet e intranet, y que hoy en día puedan comunicarse de una manera más fácil, puedan compartir archivos, fotografías, videos, proyectar videollamadas en las asambleas, y demás.
El proyecto incluye intranet comunitaria, que es un repositorio local que almacenan contenidos relevantes y pertinentes para el territorio donde se encuentran. Pueden ser imaginadas como redes de conectividad local, con o sin internet, donde sólo se tiene acceso dentro del territorio y que cuentan con servicios como repositorios o nube, educativos, multimedia y que responden a las necesidades del territorio. La intranet requiere de un servidor local e infraestructura que posibilite su conexión con dispositivos móviles o computadoras, explicó Adrián López.
“Estamos explorando más allá de lo que teníamos al alcance”, detalló Miguel Parra. Él fue parte importante para lograr la gestión para su comunidad.
Su trabajo, en muchas ocasiones, lo mantiene físicamente fuera de la comunidad, pero con la nueva tecnología ha podido estar más presente. Parra puso como ejemplo las reuniones que ha tenido fuera y que ha conseguido transmitir casi de inmediato a sus compañeros.
Apenas el viernes 05 de julio, precisa, pudieron ver en la comunidad una reunión que hubo en Ginebra, en la sede de las Naciones Unidas (ONU) donde estuvieron representantes de México en la adopción de recomendaciones del Examen Periódico Universal, donde se revisa el historial de derechos humanos de los países pertenecientes a esa agrupación.
“Si uno está lejos, por esa vía digital uno puede estar enviando mensaje por videollamada o hacer participe a algunos que no pueden trasladarse. Digamos, por ejemplo, si por alguna razón necesitamos a alguien experto en algún tema o un abogado que nos explique algo, podemos hacer una videollamada y proyectar desde donde sea”, refirió Miguel.
Si bien hay cuestiones técnicas que deben ir resolviendo, dice, en lo colectivo ya resulta un beneficio para la comunidad.