El Colegio Cardenalicio

Por Ernesto Camou Healy

Esta semana el papa Francisco anunció que celebrará un Consistorio el próximo 30 de septiembre en el cual creará 21 nuevos cardenales, de los cuales 18 serán electores y tres no electores, pues rebasan los 80 años de edad. Con esta decisión Francisco incrementa el colegio cardenalicio a 137 electores, una de las cifras más altas de los últimos tiempos.

Los cardenales son por lo general obispos que conforman un cuerpo colegiado en teoría cercano al Pontífice al que pueden asesorar. Son también los encargados de elegir al Papa cuando hay sede vacante. Es importante aclarar que su cargo es una distinción que concede el Papa, no un sacramento que sería el caso de los obispos, presbíteros o diáconos, que son fieles que recibieron un ministerio de servicio a la comunidad, por medio del sacramento del orden sacerdotal. Ser cardenal es una dignidad, y responsabilidad, que concede el Papa, y en teoría la puede otorgar a cualquier sacerdote, no necesariamente debe ser obispo. Como es un asunto de derecho positivo, eso puede cambiar y podría llegarse al caso de que se nombre cardenal de la Iglesia a un laico de renombre, o incluso a una mujer con fama y prestigio, si el derecho canónico lo llegara a admitir, postulado en este momento un tanto extremo.

En la actualidad el cardenalato se concede sólo a sacerdotes, que por lo general ya son obispos, pero puede haber excepciones. Hace no muchos años se nombró cardenal a un teólogo norteamericano, el padre Avery Dulles S. J., que solicitó no ser ordenado obispo, dada su avanzada edad, y nunca recibió el orden episcopal. En la primera mitad del siglo 19, se eligió Papa a un religioso camaldulense, Fray Mauro Cappellari, que se distinguió como teólogo, y fue nombrado cardenal sin ser obispo. En esa calidad participó en el cónclave que eligió al papa Pío VIII. Cuando este Pontífice murió, en 1831, fue elegido y tomó el nombre de Gregorio XVI. De inmediato se le ordenó obispo y luego fue coronado Papa. Reinó hasta 1846.

A fines del siglo 19 hubo un cardenal que no era sacerdote, el italiano Teodolfo Mertel era un abogado civil, experto en derecho canónico y negociador por parte de los estados pontificios con el reino de Italia, que fue nombrado cardenal en marzo de 1858, por el papa Pío IX, que dos meses después lo ordenó diácono. Con esa calidad permaneció al servicio de la Iglesia, participó en la elección del papa León XIII y ofició como diácono auxiliar en la coronación de este Pontífice. Murió en 1899, como cardenal de la Iglesia, y fue el último no presbítero.
Ahora, Francisco, que fue electo Papa en el 2013 y tiene 86 años de edad, optó por reforzar al cuerpo de cardenales que será el encargado de designar a su sucesor, y anunció que creará 18 nuevos electores que vienen de distintas partes del mundo. Mantiene su proyecto de dar al colegio cardenalicio una mayor amplitud geográfica: Nombró cardenales a obispos de Italia, España, Argentina, Colombia, Francia, Polonia, Estados Unidos, Sudáfrica, Sudán del Sur, Israel, Tanzania, Malasia, Hong Kong y Portugal.
Entre ellos nombró a dos sacerdotes, al rector de los Salesianos, esto es el superior general, y a un humilde fraile capuchino argentino que cuenta con 96 años y se ha dedicado desde hace décadas a confesar en un santuario de Buenos Aires, fray Luis Pascual Dri, O. F. M., que, previsiblemente, no será ordenado obispo, y por su edad, tampoco puede ser cardenal elector.
Francisco está preparando su sucesión. Confía en que el Espíritu puede mover a los electores hacia lo mejor; pero, como buen jesuita, sabe que esa inspiración tiene lugar en el corazón de personas específicas, y procura activamente que los que elijan al siguiente Pontífice sean hombres sabios, honestos y abiertos al mundo y sus necesidades.

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