Ortiz-Pinchetti: ¿Ya chole, Andrés?

Por Francisco Ortiz Pinchetti

La expresión resume el enojo… y la preocupación que el anuncio de una nueva manifestación opositora en defensa de la democracia causan al Presidente. Su reacción fue iracunda ante el anuncio apenas de que las organizaciones promotoras de la marcha del pasado 13 de noviembre con el lema “El INE no se toca” convocarán ahora a una concentración en el Zócalo capitalino para exigirle a la Suprema Corte de Justicia que pare las reformas electorales contenidas en el llamado “Plan B” que sean violatorias de la Constitución.

“¡Ya chole!”, tronó Andrés Manuel en el púlpito de Palacio Nacional durante su homilía matutina del pasado miércoles.

Y acudió de nuevo a la descalificación de dicho evento, de sus promotores y de todos aquellos que defienden las instituciones democráticas de nuestro país, empezado por el INE. Y llegó al extremo aberrante de sugerir que el evento del próximo 26 de febrero será ¡en defensa de Genaro García Luna!

“A lo mejor Claudio y los machuchones están pensando eso, hacer una marcha para defender a García Luna y sacar ahora como excusa de que el INE no se toca, ¡ya chole!”, exclamó con tono burlón, levantando ambos brazos.

Y enseguida vino, como ocurrió ante la multitudinaria marcha de noviembre, la esperada, previsible réplica que sólo denota su temor ante una nueva expresión opositora mayúscula: “El 18 de marzo vamos a conmemorar un aniversario más de la Expropiación Petrolera y la vamos a hacer aquí en el Zócalo”, dijo desde el púlpito presidencial en Palacio Nacional. “Un acto grande, grande grande grande, (al que) están invitados todos….”

Añadió por supuesto la justificación obvia y patriotera: “Tenemos que defender nuestra soberanía, tenemos que defender el petróleo, tenemos que defender la industria eléctrica y también vamos a invitar a nuestros cantantes, los que le gustan a la gente, al pueblo, va a ser fiesta porque rescatamos a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad, ofrezco, disculpas por anticipado a los conservadores, que no les va a gustar”.

Sic.

López Obrador trató de ironizar al afirmar que sus adversarios ganaron porque no se logró la reforma constitucional en materia electoral que él quería. Mintió de nuevo al afirmar que lo único que defienden los consejeros son sus altos salarios. Ocultó las verdaderas intenciones de su propuesta, que no son otra que debilitar a la autoridad electoral para volver al esquema de controlar la elección desde el gobierno. Y poder impugnar en su caso los resultados, recurriendo al expediente del fraude electoral, que es su especialidad.

Lo cierto es que la descalificación presidencial le da una relevancia mayor al evento al que ni siquiera se ha convocado formalmente hasta ahora, por cierto. Y evidencia los temores del Mandatario ante la sucesión presidencial de 2024, que cada día se le complica más. Día a día, se le nota, su actitud denota más claramente que a diferencia de lo que ocurría hace todavía tres o cuatro meses, ha perdido la seguridad de que un incondicional suyo ocupará su lugar en la Presidencia de la República.

Su cambio coincide claramente con la multitudinaria manifestación ciudadana del 13 de noviembre, que se replicó en 50 ciudades del país, cuyo efecto trató de contrarrestar con el monumental acarreo del domingo 27 de ese mismo mes. No le funcionó.

Para colmo, su estrategia de centrar el tema del INE en sólo dos de los 11 consejeros, el presidente Lorenzo Córdova Vianello y Ciro Murayama Rendón –a los que supuestamente mueven solo sus intereses personales, su alianza perversa con los “conservadores” y la defensa de sus emolumentos, y que por cierto dejarán su cargo en poco más de dos meses–, se vino abajo en pedazos, el mismo miércoles: todos los consejeros, los 11, reprobaron su “Plan B” de reformas a seis leyes electorales y acordaron ir con todos los recursos legales para frenarlo.

El Consejo General del INE, en pleno –incluidos los cuatro consejeros que se consideran cercanos al gobierno de AMLO, que él propuso–, consideró que dichas reformas atentan contra la democracia mexicana y favorecen únicamente al partido en el poder. Los consejeros alertaron sobre la intención de despedazar al órgano electoral al aplicar recortes presupuestales y una mutilación grave de su estructura, incluido el Servicio Profesional Electoral que es vital para la organización y la credibilidad de las elecciones.

En una nueva reacción arrebatada ante ese contundente revés, Andrés Manuel acusó este jueves a los consejeros del INE de ser ellos mismos los que ponen en riesgo las elecciones por medio de fraudes, por lo que los mandó a… “¡que se vayan a engañar a otra parte!”. Dijo que la consigna de “El INE no se toca” se está usando para hacer politiquería y que “están inflando un supuesto problema”.

Y ya en el delirio, acusó al INE y sus consejeros de ser los que permiten el relleno de urnas, la falsificación de actas, el robo de paquetes electorales y quienes permiten la compra del voto… No disimula, de plano. Válgame.

DE LA LIBRE-TA

PINOCHA. Mera casualidad, la nominación de la notable cinta de Guillermo del Toro al Oscar para mejor película animada ocurre el mismo día en que la jefa de Gobierno capitalina declaró sobre los “incidentes atípicos” del Metro: “En todo esto hay una idea, primero de que no estamos diciendo la verdad y sí la estamos diciendo. Nosotros no mentimos y hacemos nuestro trabajo como siempre lo hemos hecho y como lo hemos seguido haciendo, Segundo: que no hay capacidad en la jefa de Gobierno. Sí hay capacidad en la jefa de Gobierno y tenemos un gran equipo”. Y no, nadie notó que le creciera la nariz.

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