Por Lilia Cisneros Luján
Queda menos de una semana para que las multitudes salgan a las calles con destino al zócalo, las plazas de cada una de las capitales de la república, ciudades importantes del país, sede de jefaturas delegacionales y sitios tradicionales en el extranjero. No se tolerarán linchamientos, aunque se respetará la libertad, para arrojar harina, huevos, confeti y hasta líquidos non gratos a todo prójimo distraído.
Por un breve lapso quedarán en el olvido los miles de aparecidos en fosas clandestinas y los desaparecidos que aun no se sabe donde quedaron. Seguramente la autoridad se cuidará de evitar que porros –de la UNAM o de cualquier otro origen – se acerquen a las celebraciones; los de menos madurez –por cuestiones de edad, cultura y reacciones emotivas derivadas de asuntos no resueltos – serán parte de la rechifla dedicada a quien llevaron a la presidencia hace seis años pues lo miran como el responsable de su carencia de empleo, victimización por injusticia y hasta infidelidad de consorte, hijos o parientes ingratos.
Los temerosos a la par de los prudentes, se encerrarán en casa, verán el grito por la tele, el cable o la tableta ya saben que salir es arriesgarse a ser víctima de robo a casa habitación o a no poder regresar a su domicilio por el estricto bloqueo de policías locales a los que se les dijo que a los centros de convivencia no se puede acceder con automóvil. ¡Por Dios como es que se le ocurre tener su domicilio cercano a un centro histórico!
Después de la fiesta, quizá alguien en su casa se levante temprano para ver el desfile: Muchos soldados, marinos. Aviadores –de los que tripulan aviones no de los que están en la lista de irse a casa ahora que llega la honestidad valiente– médicos, enfermeras, charros, todo el orgullo nacional estará en las calles para deleite sobre todo del público infantil, que todavía imagina llegar a ser bombero, policía o astronauta.
Quizá alguien haga un estudio para ver si en los templos de diversas doctrinas disminuye la afluencia de feligreses o se mantiene dado que la población ha envejecido y son justo los que ven cercano el fin de sus días los que se reúnen en tales sitios y una vez concluido el domingo 16, la vida regresará a su misma rutina: niños y jóvenes a las escuelas, padres a trabajar, comerciantes a abrir su puestos ambulantes y ejecutivos a revisar la temática de juntas y evaluaciones antes de que nos alcance el fin del año, que este en particular e increíble 2018 nos agrega la fiesta por la unción del próximo Tlatoani. ¿Volveremos a escuchar a los miembros del poder legislativo corear “es un honor estar con Obrador”? ¿Cuál será la reacción de los calificados como coléricos, por el presidente de la cámara de diputados? ¿Cuándo podemos asistir a los pinos como visitantes de un centro cultural?
Lo cierto es que existen muchos cuestionamientos en esta nueva alternancia, una etapa que se ha ofrecido de moralidad, armonía y marcha hacia adelante ¿Se permitirá la venganza o simplemente será la justicia institucional la que persiga a los corruptos? ¿Estos devolverán a las arcas nacionales algún dinero o simplemente se les privará de su libertad? Para ese momento, ya el Partido Acción Nacional habrá designado a sus nuevos dirigentes ¿Serán una oposición ruda o tolerante? ¿Qué se espera de un PRI, cuya mayor experiencia –por razón de edad- transfirió su ejercicio político a otras siglas? El cumplimiento de las promesas de campaña, ¿iniciará en diciembre o en enero del próximo año?
Muchos cuestionamientos a los que cada quien agregará sus propias inquietudes ¿Me pedirán mi renuncia o respetarán que llegué aquí por concurso institucional? Los embajadores de carrera ¿volverán a estar en el servicio o como se estila por usos y costumbres las mejores embajadas serían para personas de confianza en tanto que las difíciles se ofrecerán a políticos incómodos? ¡Con mi liquidación pondré un negocio, espero que me resulte y me de libertad, ya estoy cansada de ser dependiente! Y así cada uno de Ustedes mis respetados lectores puede agregar en su realidad un honesto cuestionamiento, lo único que es cierto es que este próximo sábado es día de fiesta nacional, recordaremos que un puñado de personas osadas, decidieron romper con el vínculo que tenía México con España. Algunas mujeres también son parte de este capitulo de la historia aunque no se les conceda la misma relevancia que a los señores.
En una semana más, muchas cosas seguirán iguales: las juanitas de Chiapas, el absurdo de su gobernador, las policías de todo el país que se mueven entre el límite de los levantones o las desapariciones y el “no puedo presentarlo porque es menor de edad –aunque ya peine canas– o porque no está en flagrancia” ¡¡¡!!!.[1] De verdad esperamos que el joven Durazo pueda poner orden, que las bandas de criminales, organizadas o no, nos den tregua a la ciudadanía y que el estado de derecho, no la moral, se imponga. De verdad el anhelo de muchos es que el “honor de estar con Obrador” manifestado por los legisladores, se traduzca en la promulgación de leyes viables que no dejen recovecos para que los acostumbrados a salirse por la tangente no lo logren. Deseamos que el espíritu de fiesta dure más que la celebración misma y que de verdad ¡Viva México!
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[1] En Querétaro, los patronos de Instituto para la Atención Integral del Niño Quemado han denunciado, dado las descripciones de quienes se introducen al hospital del niño quemado a robar y hacer destrozos y las policías dijeron ante el señalamiento del joven manco que fue detenido por el cuidador hace dos semanas y que con dificultad logró que el agente lo subiera a la patrulla diciendo “bueno me lo llevo pero se que lo van a dejar libre”