Por Jaime García Chávez
Unión Ciudadana tomó, en días pasados, importantes acuerdos para revitalizar su presencia cívica en Chihuahua. El mes próximo cumplirá cuatro años la iniciativa lanzada para su creación. Un 23 de septiembre de 2014 se entabló formal denuncia contra el extirano y dos de los pillos que lo acompañaron en sus desmanes. Se aprovechará la efeméride no para regodearse en la autocomplacencia, sino para realizar un balance y trazar una perspectiva hasta el triunfo de la causa.
En Unión Ciudadana no hay duda de que fue la movilización cívica la que colocó al PRI y a Duarte ante el abismo del que ya no pueden salir. Sus limitaciones –no pactar con ningún partido político– le han restado posibilidades de crecimiento pero, sin duda, trajo a Chihuahua un gran aliento que conjuga, con congruencia, armonía entre política, legalidad y ética. Esa es su fortaleza, por modesto que sea su tamaño orgánico.
Si alguien piensa que nos hemos olvidado de Duarte, Herrera Corral, Romero, González Tachiquín, Russek y demás cómplices, está o mal informado o ignorante del significado de una lucha como la de Unión Ciudadana. En ese marco se refrenda hoy, para mi gusto, pues es día del abuelo, el propósito de continuar sin descanso, como hasta ahora, en esta faena.
Viene al caso informar que la PGR todavía se empeña en su consulta para no ejecutar la acción penal contra los corruptos. Su pretensión era que dentro del gobierno de Peña Nieto todo quedara sepultado y blindado, como ha sucedido en otros casos de notoriedad nacional, Elba Esther Gordillo a la cabeza. Lo impedimos y esa causa trascenderá al futuro gobierno que se inicia en diciembre de este año.
Unión Ciudadana intentará, en las próximas semanas, un acercamiento inicial con la señora Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, y con quien quede a la cabeza de la PGR, a fin de entregarles un detallado memorándum sobre las razones jurídicas de un expediente cívico en contra de la corrupción.
Vamos a una experiencia nueva, porque en el pasado fue totalmente diferente, ya que a los dirigentes de Unión Ciudadana no les será extraño encontrar a compañeros y amigos de muchas luchas, amigos de la legalidad, aclaro. Mínimo vamos a recibir un trato diferente, más si nos hacemos cargo de que hemos acompañado todas las luchas anticorrupción que encabezó el presidente electo y, además, de manera cercana.
Explicaremos también cómo el gobierno de Corral ha ejercido una justicia selectiva y tortuosa, administrada políticamente, en la que la mayor desvergüenza está constituida por un par de hechos: uno, el abandono corralista de la denuncia original, la más fuerte a juicio de esta columna; dos, la descarada y claudicante protección al soplón y garganta superficial, Jaime Ramón Herrera Corral.
En pocas palabras, esto no se acaba hasta que se acaba, cómo dicen en el rey de los deportes tan del gusto del próximo huésped del Palacio Nacional.