Biden gana la presidencia en EU; fin a cuatro años turbulentos de Trump

Por Jonathan Martin y Alexander Burns / The New York Times

— Joseph Robinette Biden Jr. fue electo como el 46° presidente de Estados Unidos el sábado, con la promesa de restaurar la normalidad política y un espíritu de unidad nacional para confrontar las devastadoras crisis económicas y de salud, convirtiendo así a Donald J. Trump en un presidente de un solo mandato luego de cuatro años de revuelo en la Casa Blanca.

La victoria de Biden equivalió al repudio de millones de votantes exhaustos con la conducta divisoria y el gobierno caótico de Trump y la hizo posible una alianza improbable de mujeres, personas de color, votantes jóvenes y mayores y una tajada de republicanos marginados. Trump es el primer titular en perder la reelección en más de un cuarto de siglo.

El resultado también ha sido un momento histórico para la compañera de fórmula de Biden, la senadora por California Kamala Harris, quien se convertirá en la primera mujer en ser vicepresidenta.

Con su triunfo, Biden, quien cumplirá 78 años este mes, cumple una ambición de décadas en su tercer intento por llegar a la Casa Blanca y se convierte en la persona de más edad en ser electo presidente de Estados Unidos. Biden, un pilar de Washington que fue votado por primera vez en medio del escándalo de Watergate y que prefiere el consenso al combate, liderará un país y un Partido Demócrata mucho más ideologizados que en 1973, cuando llegó a la capital.

Biden propuso una agenda demócrata convencional, sin embargo muchos votantes se inclinaron más por su biografía que por una plataforma de políticas. En búsqueda del cargo más elevado del país medio siglo después de su primera campaña política, Biden —un candidato en el otoño de su carrera— presentó a los votantes su vida de reveses y recuperaciones como una parábola para un país herido.

En una declaración breve, Biden pidió reconciliación y unidad. “Finalizada la campaña, es hora de dejar atrás la ira y la retórica dura y unirnos como nación”, dijo. “Es hora de que Estados Unidos se una. Y sane. Somos Estados Unidos. Y no hay nada que no podamos hacer, si lo hacemos juntos”. Se espera que Biden se dirija a la nación el sábado por la noche.

En su declaración, Trump insistió en que “esta elección está lejos de terminar” y prometió que su equipo “comenzará a procesar nuestro caso en la corte”, pero no ofreció detalles.

La contienda, que concluyó después de cuatro días tensos de conteo de votos en un puñado de estados clave, fue un peculiar referendo para Trump de un modo distinto a cualquier otra reelección presidencial de los tiempos modernos. El actual mandatario codiciaba la atención, y los votantes, ya sea que lo adoraran o lo odiaran, estuvieron ansiosos de emitir un juicio sobre su mandato. Los estadounidenses muy rara vez expulsan del cargo a los presidentes titulares, pero desde el inicio de la carrera, Biden puso el carácter del presidente en el centro de su campaña.

A diferencia de los últimos dos demócratas que derrotaron a titulares después de que los votantes se cansaran del liderazgo republicano, Jimmy Carter y Bill Clinton, Biden no llegará a la capital como un juvenil recién llegado. Más bien, completará un triunvirato de liderazgo demócrata de legisladores mayores de 70 años que incluye a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y al senador Chuck Schumer.

Esta elección representa la culminación de casi cuatro años de activismo organizado en torno a la oposición a Trump, un movimiento que comenzó con la Marcha de las Mujeres el día después de su toma de posesión. De hecho, la elección de Biden pareció menos el logro único de un abanderado político que el ápice de una ola política desencadenada por las elecciones de 2016, una en la que Biden surfeó más de lo que dirigió.

Pero el índice de aprobación del trabajo de Trump nunca llegó al 50 por ciento y, cuando el coronavirus se propagó por todo el país y Biden reclamó oficialmente la nominación demócrata en marzo, las esperanzas del presidente de postularse con una economía en auge y contra un oponente de extrema izquierda se evaporaron de inmediato.

Aún así, muchos demócratas estaban nerviosos y algunos republicanos se mostraron desafiantemente optimistas en las elecciones, ambos todavía tomados por la sorpresa de Trump hace cuatro años. Y hasta bien entrada la noche del martes 3 de noviembre, parecía que el presidente podría ser capaz de hacerlo de nuevo. Pero cuatro días más tarde, después de un año de prueba en Estados Unidos y cuatro años turbulentos del gobierno Trump, la victoria estaba en manos de Biden.

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