Por Lilia Cisneros Luján
—La lista de asilados en México, desde finales del siglo XIX es larga y contiene personajes de muy diversas ideologías[1] y países, no todos los que pudieron acogerse a este beneficio que nuestra tradición jurídica se concede a quien corre diversos riesgos en su lugar de origen ni fueron aceptados con beneplácito por la población. ¿Qué sentían los temerosos del comunismo por la presencia de Trotsky en Coyoacán? ¿Cómo afectó a las relaciones internacionales el asilo del que disfrutó el Sha de Irán en Cuernavaca? ¿Por qué es plausible el asilo de españoles durante el franquismo y no agrada a muchos la llegada de Evo Morales?
Proteger y amparar a otro –por razones humanitarias o políticas- es parte de la ética positiva de las personas, las instituciones y las naciones; sin embargo hay determinadas circunstancias enmarcadas en la envidia, el rencor, la auto definición de superioridad e incluso la ambición –de poder o dinero básicamente- que propician el acoso, la negación de los derechos fundamentales –la vida, la libertad, la salud- y en general conductas contrarias a la protección de desplazados, refugiados e incluso individuos dependientes por razón de edad –niños y ancianos- o discapacidad y también por persecuciones o conflictos. El asilo es por tanto un derecho, contenido en la carta de las naciones unidas y operado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados –ACNUR- cuya sede en Ginebra y en 250 oficinas en el mundo -126 países- se convierte a veces en el único camino para apoyar a más de 55 millones de seres humanos.
Quienes somos resultado de diversos procesos migratorios, entendemos por haberlo sufrido en carne propia, el miedo, el dolor y hasta la rabia cuando se enfrentan actitudes contrarias a la esencia del asilo. Conozco cuando menos dos instancias de burócratas de color –en Texas e Illinois- negando derechos a una inmigrante francesa que decidió desde los años 80 su nacionalidad estadounidense, solo por ser blanca, nacida en Francia, desarrollada profesionalmente en México y reconocida en muy diversos países por su conducta altruista. ¿Qué pasaría con la humanidad si todas las personas reaccionaran como estas burócratas?
Impedir que un avión que trasporta a Evo Morales cruce el espacio aéreo de un país determinado no es una novedad. ¡Ya le había ocurrido! Descalificarlo porque vive en un departamento decoroso, no muestra más que el desprecio que algunos tienen por el que logra remontar su origen y tener éxito ¿Se debe ser pobre y sin comodidades para considerarse aceptable en política? Esta distorsión parece estar siendo adoptada por algunos de los que de pronto arriban al poder sin haber resuelto sus molestias emocionales contra el que se les adelantó en las posibilidades de contar con logros ¿Será por ello que en franca violación a los principios generales de derecho -entre ellos la universalidad- se carga con impuestos y servicios confiscatorios a una clase media que, producto de su trabajo, se hizo de una casa grande en una colonia que los hoy poderosos no pudieron habitar?
Al tiempo de la llegada como asilado, de un presidente que- según el dicho de algunos no supo separarse oportunamente del poder- en el mundo los pueblos se levantan. Miles de chilenos, ciudadanos chinos en Hong Kong, franceses identificados con chalecos amarillos, pueblos de oriente medio –Irak, Irán y aunque se diga poco palestinos y libaneses- españoles y catalanes, los olvidados de Africa y hasta los encapuchados mexicanos en la UNAM o en diversas manifestaciones vociferan, lanzan toda suerte de proyectiles, ensayan el no respeto a la autoridad y destruyen, rompen, violentan ¿Qué ideología promueve esto? ¿Es cuestión de izquierdas o derechas? ¿El populismo está siendo rechazado o impulsado globalmente? ¿Quién financia las mantas, los palos, las piedras, las bombas molotov y la furia para destrozar lo que con esfuerzo la humanidad ha logrado?
Recuerdo las memorias de los abuelos, unos fueron revolucionarios y pusieron en riesgo su vida para lograr que la tierra fuese de quien la trabajara, otros abrieron su horizonte y obtuvieron su green card, con la condición de que no se les prohibiera seguir respetando la bandera tricolor del águila real, pero unos y otros lamentaban que, al final de las confrontaciones las pérdidas a veces fueran mayores a las ganancias. En Bolivia, ayer se hablaba ya de más de 20 muertos ¿Tiene la culpa un ex presiente de origen indígena que aceptó el asilo ofrecido por México? ¿Qué papel juegan los intereses financieros deseosos de monopolizar ya no la hoja de coca sino el litio?
Lo cierto es que la humanidad parece recorrer un camino de involución. En el primero de los libros bíblicos –el Pentateuco atribuido a Moisés- se nos presenta una realidad verdaderamente aterradora pues lo que abundaba era el caos “1) En el principio creó ….. la tierra. 2)Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo …..” ¿Quien es el responsable de este camino de regreso al caos? ¿Serán los fifis o los conservadores disfrazados de ambientalistas? ¿Qué dicen los satanizados iluminatis? y ¿a que acuerdos han llegado los poderosos que se reúnen una vez al año como grupo o foro Bilderberg? ¿Qué papel juegan las leyes establecidas para lograr equilibrio y justicia? ¿Se vale utilizar la norma para encarcelar o simplemente molestar al adversario? ¿Cómo es que a un alcalde electo, de pronto lo desconocen y lo encarcelan justo en su camino al altar? ¿Esperan que se mueran de infartos los hijos, esposos y parientes en general a los que se pretende arrancarles recursos que no alcanzan con la ineficaz recaudación fiscal? ¿Cuál sería el castigo justo si en realidad son ladrones y prepotentes? Mientras no se cuente con verdadero respeto a la ley, se acelera el camino al caos y la total destrucción.
[1] Diego Jiménez. El economista 17 de noviembre 2019