• Se estima que, a nivel mundial, se pierden mil millones de toneladas de productos agrícolas y pecuarios; en México, la cifra de comida echada a perder equivale al 37% de la producción.
|
Este 29 de septiembre se conmemoró el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, que se celebra a nivel mundial. En esta ocasión, se presentaron cifras alarmantes sobre la pérdida de alimentos de origen vegetal.
Alrededor del mundo, entre un cuarto y un tercio de los alimentos que se producen cada año terminan descompuestos, según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés).
Esto equivale a mil 300 millones de toneladas de alimentos, cantidad suficiente para alimentar a cerca de 2 mil millones de personas cada año, según el organismo.
A nivel mundial, se pierde más de un tercio de los alimentos que se producen. Incluso, algunas organizaciones estiman que la cifra alcanza el 37% del total producido.
Esta cantidad de comida equivale a más de mil millones de platos de alimentos al día.
Entre los alimentos más desechados se encuentran:
Tubérculos, frutas y hortalizas: entre el 40% y el 50%.
Pescado: 35%.
Cereales: 30%.
Semillas oleaginosas, carne y productos lácteos: 20%.
Foto: Freepik / www.freepik.es
Pudimos “matar” el hambre de millones
Un informe de la FAO del año 2024 indica que una de cada 757 millones de personas en el mundo podría haber enfrentado hambre si se hubiera accedido a los alimentos que se descompusieron.
Solo en América Latina y el Caribe, 41 millones de personas en la región no tienen acceso regular a alimentos adecuados.
En México, las estimaciones varían, pero todas apuntan a lo mismo: millones de toneladas de comida de origen animal o vegetal se echan a perder, y con ellas se podría haber alimentado a cientos de miles de familias.
La organización civil “Sin Desperdicio” calcula que en México se pierden 20.4 millones de toneladas de alimentos al año, lo que equivale al 34% de la producción total del país.
Una pérdida de esa magnitud tiene un valor de 491 mil millones de pesos mexicanos, equivalente al 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
A su vez, la Secretaría del Bienestar del Gobierno de la República estima cantidades similares de desperdicio y del valor de la producción perdida.
Si esos alimentos se recuperaran o, mejor dicho, si se hubieran manejado correctamente, podrían alimentar durante semanas a los 7.4 millones de personas que viven en pobreza extrema.
En un comunicado de prensa conjunto, la dependencia federal y el organismo de la sociedad civil Cruzada Nacional Contra el Hambre dieron a conocer cifras que dimensionan el tamaño del problema que representa el desperdicio de alimentos.
Si todo el desperdicio se recuperara y se canalizara a estas personas, cada semana se podría abastecer a cada familia pobre del país con:
16 litros de leche.
3.5 kilos de papa.
2.6 kilos de cebolla.
5 kilos de tomate.
7 kilos de pollo.
3.6 kilos de carne de cerdo.
4.2 kilos de carne de res.
Foto: Freepik / www.freepik.es
¿Qué alimentos terminan en el basurero?
No por casualidad, la Cruzada Contra el Hambre se propuso como meta minimizar las pérdidas postcosecha y de alimentos durante su almacenamiento, transporte, distribución y comercialización.
Es decir, la falta de alimentos no es causada exclusivamente por las pérdidas propias de una mala cosecha, sino también por el mal manejo de estas, la inadecuada disposición en los puntos de venta y el desperdicio en los hogares.
Según la Cruzada Contra el Hambre, los alimentos que más se desperdician son: En granos básicos, el 20% del frijol y el 46% del arroz.
En productos de origen animal, el 37% de la leche, el 39% de la carne de pollo, el 40% de la carne de cerdo, el 34.8% de la carne de res, el 54% de los pescados y mariscos, así como una tercera parte de la producción de camarón.
En frutas y verduras, se pierde prácticamente la mitad: el 54% del aguacate, el 28.8% del jitomate, el 32% de la cebolla, el 41% del melón, el 57.7% de la guayaba, el 54.5% del mango y el 49% de las manzanas.
Cabe mencionar, como se ha informado en otras entregas de este medio, que ninguno de esos productos es barato. De hecho, suelen estar entre los que aumentan de precio y elevan el indicador de inflación.
Vale la pena resaltar que la tortilla, el “alimento nacional por excelencia”, es el que menos desperdicio tiene, con un 9.4%.
Por otra parte, un estudio financiado por el Banco Mundial y liderado por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) reveló el impacto del desperdicio en las dimensiones económica, medioambiental y social.
Dicha investigación mostró que 20 millones de toneladas de alimentos aptos para consumo humano se pierden a lo largo de toda la cadena de valor, según lo informó Mariana Jiménez, directora de Alianzas Estratégicas en Innovación de la Red de Bancos de Alimentos de México (BAMX).
“Esa cifra equivale al 34% de los alimentos que se producen en México. Hubo una actualización reciente a finales de 2020, en la que ya se habla de cerca de 24 millones de toneladas de alimentos”, agregó.
Las razones más comunes por las que esa comida no llega a una mesa o a un refrigerador son: poca tecnología en el campo, falta de incentivos para una compra justa, caminos intransitables y transportes inadecuados.
El análisis indica que México tiene suficientes alimentos para alimentar al 100% de su población, pero desperdicia una tercera parte.
Foto: Freepik / www.freepik.es
¿Por qué tanto tiradero?
El bote de basura de la cocina de cada hogar es el destino final de aproximadamente 569 millones de toneladas de alimentos al año. Esto equivale al 61% del desperdicio total de comida en todo el mundo, según cifras del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
De acuerdo con estos indicadores, en cada hogar se pierden 74 kg de comida per cápita al año. Que equivale a casi 570 millones de toneladas. En el sector servicios se desperdician 32 kg, lo que equivale a 244 toneladas anuales, y en los puntos de venta minorista son 15 kg, o 118 toneladas al año.
En cuanto a los alimentos “echados a perder” en el hogar, las razones van desde una mala planificación, la compra excesiva frutas y verduras que no se consumirán en el tiempo de vida útil de los productos.
Incluso, una mala colocación en el refrigerador contribuye no solo al desperdicio, sino a contaminar el ambiente dentro del aparato y, con ello, acelerar la descomposición de otros.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ha publicado una serie de sugerencias para comprar solo lo necesario y, de esta manera, no solo evitar la pérdida de alimentos, sino también mejorar la administración del gasto familiar.
En primer lugar, sugiere revisar lo que ya se tiene en la despensa y en el refrigerador, y hacer un inventario.
Luego, aplicar el principio de “Primero en entrar, primero en salir”, que consiste en colocar al fondo del refrigerador o la alacena los productos recién comprados y dejar al frente los que ya estaban, para evitar que se echen a perder o se malgasten.
Es muy importante también tener en cuenta la duración de los alimentos, tanto a corto como a largo plazo. Por ejemplo:
Los alimentos de corto plazo tienen una menor duración en el refrigerador o despensa, por lo que su rotación debe ser mayor. Entre ellos están las hortalizas y tubérculos como zanahorias, cebollas, ajos, papas, pimientos y calabazas.
Las frutas, como naranjas, manzanas, limones, peras y piñas, también tienen un período de caducidad relativamente corto.
Los lácteos, el huevo y los cereales en caja también tienen un tiempo de vida útil distinto.
Prestar más atención a la compra, consumo y almacenamiento de estos productos puede ayudar a reducir significativamente el desperdicio de alimentos.