Por John M. Ackerman
—La historia no juzgará la Cuarta Transformación en función del lustre de los zapatos del Presidente de la República o las cifras de violencia o crecimiento económico durante el primer trimestre de 2019, sino con respecto a la capacidad de Andrés Manuel López Obrador de movilizar la sociedad, la economía y la política mexicanas para garantizar el cumplimiento de las grandes metas que ha fijado para su sexenio.
Estos objetivos están planteados en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2019-2024 que se remitió al Congreso de la Unión el pasado 30 de abril (véase: https://bit.ly/2GWUH13). El documento cumple cabalmente con la promesa electoral de romper de tajo con el modelo neoliberal dominante durante las últimas tres décadas.
López Obrador ha explicado (https://bit.ly/2ZUZOWV) que su PND se inspira tanto en el Plan del Partido Liberal, publicado en 1906 por los hermanos Flores Magón, como en el Plan Sexenal presentado por Lázaro Cárdenas durante su campaña electoral de 1934. Lo que une estos tres documentos sería su profundo espíritu nacional y popular, el hecho de que no se ajustan a los dictados financieros internacionales y los gobiernos extranjeros, sino a las necesidades del pueblo mexicano.
Uno de los elementos teóricos más importantes del PND de López Obrador es la distinción que establece entre el fetiche por el crecimientoeconómico propio del periodo neoliberal y el nuevo compromiso con el desarrollo, el bienestar y la distribución de la riqueza nacional en beneficio de todos: “El quehacer nacional en su conjunto –el económico, el político, el social y el cultural– no debe ser orientado a alcanzar a otros países, a multiplicar de manera irracional y acrítica la producción, la distribución y el consumo, a embellecer los indicadores y mucho menos a concentrar la riqueza en unas cuantas manos, sino al bienestar de la población.”
Este enfoque rompe de tajo con la vieja lógica de utilizar las cifras de crecimiento del PIB y las calificaciones de los fondos de inversión como los únicos criterios para evaluar las políticas económicas. El Presidente nos invita a innovar y a crear indicadores más humanistas.
El enfoque de López Obrador hacia la corrupción es también sumamente innovador. Los gobiernos neoliberales veían a la corrupción como un mal necesario supuestamente arraigado dentro de la cultura política milenaria del pueblo mexicano. Pero hoy la Cuarta Transformación propone ver y combatir este cáncer desde un punto de vista estructural: La corrupción es la forma más extrema de la privatización; es decir, la transferencia de bienes y recursos públicos a particulares.
Durante décadas, el poder político en México ha sido distorsionado y pervertido por la connivencia entre equipos de gobierno y grupos empresariales, hasta el punto en que se hizo imposible distinguirlos. Las instituciones gubernamentales fueron puestas al servicio de los intereses corporativos y usadas para la creación, consolidación y expansión de fortunas, en tanto diversos consorcios han disfrutado de una perversa proyección política, legislativa, judicial y administrativa, elabora el PND.
El nuevo enfoque hacia la corrupción tiene implicaciones profundas en el ámbito de las políticas públicas. Las instancias de control gubernamental ya no estarán orientadas exclusivamente al tema del control contable y financiero sino también a la defensa plena del interés público. Se acaba la era de la fiscalización para la simulación y se inaugura una etapa de auditoría y de seguimiento a favor del buen desempeño y el fortalecimiento del Estado. También habrá una Ley Federal de Combate de Conflictos de Interés para separar de manera definitiva los intereses públicos y privados.
El PND ratifica el compromiso delPresidente con la austeridad republicana.Los lujos, los dispendios y la opulencia que caracterizaban el ejercicio del poder han llegado a su fin. El gobierno está decidido a eliminar los privilegios y prebendas de que han disfrutado los funcionarios de rango alto y medio. Sólo tres días después de la entrega del PND, López Obrador emitió un nuevo memorándum, leído en conferencia de prensa por la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, que da cumplimiento inmediato a estas disposiciones. El PND establece metas muy específicas. Por ejemplo, señala que para 2021 se alcanzará la autosuficiencia en maíz y frijol y para 2024 la tasa de crecimiento económico será de por lo menos 6 por ciento anual. También dice que para el final del sexenio ya no habrá emigración a causa de necesidad laboral, inseguridad y falta de perspectivas y que los índices delictivos se habrán reducido 50 por ciento en comparación con los de 2018.
La verdadera evaluación de la Cuarta Transformación será en función de los compromisos concretos del PND, no de las filias y fobias de quienes sólo defienden los intereses del viejo régimen.