Ante el dolor de las madres de los 43, el presidente se niega a dialogar

Por Tlachinollan
En la antesala del Día Internacional de las Mujeres, doña Hilda Legideño, madre del normalista desaparecido Jorge Antonio Tizapa Legideño, busca con ahínco a su hijo. Desde el pasado 26 de febrero cuando empezó la jornada de lucha contra el muro de la impunidad ha estado en el plantón que mantienen en el zócalo de la Ciudad de México para exigir una reunión con el presidente Andrés Manuel López Obrador, la entrega de 800 folios y otros documentos faltantes que tiene el ejército y el regreso del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

Sin embargo, para doña Hilda las autoridades están cerrando las puertas, no hay apertura para un diálogo con el presidente. “Desde que llegamos estamos solicitando una reunión, pero desgraciadamente hasta el momento no nos responde, y prácticamente no quiere reunirse con nosotras”.

La exigencia consta de tres puntos: una reunión con el presidente de México, un derecho que tienen las madres y padres. Necesitan saber de sus hijos. A pesar de que el gobierno se comprometió con la firma de un decreto para esclarecer el caso Ayotzinapa, no lo ha hecho. “Lo que vemos es que pesa más el defender al ejército y no dar los expedientes faltantes”; la segunda es el regreso del grupo de expertos porque saben perfectamente que los folios son necesarios para aclarar lo sucedido aquel 26 y 27 de septiembre; y tercera, la entrega de los folios con la presencia del GIEI, pero “el presidente está en la cerrazón de no recibirnos. Está protegiendo a los militares y no permite dar apertura a esos archivos. No se ha dignado a darnos una mesa de diálogo, pero vamos a segur hasta tener una respuesta”.

“No tener a mi hijo, el que me lo hayan arrebatado, es como una gran pesadilla. Hasta el momento no sabemos dónde están. Ha sido muy difícil para nosotras porque tuvimos que abandonar la familia, los hijos para enfocarnos a esta vida que desconocíamos, no sabíamos de movilizaciones, pero el que tocaran a nuestros hijos nos hizo salir a las calles y buscar respuestas de las autoridades responsables de la desaparición”, afirmó la madre Hilda en una entrevista con Tlachinollan.

“Como mujer, nosotras tuvimos a nuestros hijos, es parte de nuestro ser y que te lo arrebaten de la forma más vil es un dolor indescriptible. Como si de la nada te lo desaparecieran, no sabes qué pasó o dónde está, o por qué motivo les hicieron eso. Es un dolor muy fuerte, y tener que salir a las calles para preguntar por mi hijo parte el corazón. Es lo que nos mueve, querer saber de nuestros hijos, a seguir, así como que las autoridades tienen que dar una respuesta y que los responsables realmente sean castigados”.

La historia de doña Hilda, es la misma que las de otras madres. Han tenido que tomar el difícil camino de las movilizaciones para que los gobiernos les hagan caso. Las han reprimido, pero siguen firmes como el roble. Fue difícil como madre soltera salir adelante, dejó a su hijo de 16 años para volcarse en la búsqueda de su otro hijo. Veía el rostro de sus nietos sólo algunas veces. Su casa se quedó llorando ante el abandono. Hay momentos en que se cuestiona el haber dejado a sus hijos, aunque fueron quienes la apoyaron para darle más fuerza. Con el tiempo se dio cuenta que hay muchas cosas que se destruyen, “los sentimientos de los hermanos, de la familia y de una como madre, porque por la desesperación de buscar a uno, abandonas al otro”.

“Desde que a Jorge lo desaparecieron siempre he hablado con él, a pesar de no tenerlo le he dicho que lo quiero, y si en algo fallé que me perdone. Te buscaré hasta saber que te pasó. Hay momentos difíciles donde tienes que hacer algo, en una ocasión me tocó una actividad en las Naciones Unidas, creo en Suiza. Al llegar al aeropuerto y ver el avión, dije -qué estoy haciendo, quizá en otro momento ver un avión así de la nada no lo hubiera hecho. Pero como le dije a mi hijo, por ti hago lo que sea necesario para encontrarte, vencer mis temores, porque si estuvieras a mi lado no lo haría. No sé si esté bien o esté mal, pero hablo con él y que sepa que donde quiera esté, espero que esté bien”, relata doña Hilda.

El coraje de doña Hilda es que las autoridades tienen en sus manos el poder para resolver el caso Ayotzinapa, el presidente tiene la oportunidad de entregar esos folios, de regresar al grupo de expertos y de castigar a los responsables, pero prefiere darle la razón al ejército, en lugar de cumplir con el compromiso que hizo con las madres

En ocasiones, dice doña Hilda, la tristeza te pega tan fuerte que quisieras ya no continuar con esta vida. Pero hasta donde me dé la vida tendré que seguir aquí por él. Sé que en cada actividad y a cada momento él va conmigo, siempre los tenemos en el corazón y así caminamos, con la esperanza de que en un determinado momento los volvamos a encontrar”.

Publicado originalmente en Tlachinollan

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