Early morning letters

Por Jesús Chávez Marín

Querida Beatriz: Todos los días me levanto temprano para llegar a tiempo a TRW: por nada del mundo me quiero perder el bono de puntualidad y asistencia que dan; estoy ahorrando para ir a verlos y llevarles regalos, los extraño mucho, Beatriz; ustedes son mi motivación para seguir el programa; no sabes cómo batallé muy al principio, lo único que ansiaba era un pisto, horrible, pero ahi la llevo.
Esta mañana fui al banco para depositarte, quedamos en la cantidad que dijimos, pero te puse algo extra para que les compres zapatos a los muchachos. También un vestido para la boda de Fernando tu hermano.
Claro que no voy a ir, no necesitabas decírmelo. En ningún momento se me hubiera ocurrido; tú me conoces, sabes muy bien que no soy encajoso ni voy a donde no me invitan. Estoy fuera. Eso me lo gané a pulso con tanta pendejada. Cuando fui a llevar los muebles, tu mamá me trató bien, me saludó con su carita muy triste y hasta me ofreció almuerzo, y claro que no acepté, a pesar de que ya me andaba de hambre desde que salí de Chihuahua.
Tu papá, en cambio, no me dirigió la palabra. Es más, ni el saludo. Lo comprendo, pero no sabes cuánto me dolió su actitud a pesar de que fuimos tan amigos.
Tú no estabas.
No me atreví a preguntar si regresarías, me devolví sin verte y eso sí me mató de plano. Nunca en toda mi vida me he sentido tan derrotado.
Sé que esta carta no te importa, a lo mejor ni abres el archivo. Si acaso llegas a leerla, te pido que a mis hijos no les hables mal de mí y que tú, a pesar de todo, no me tengas mala voluntad.

About Author

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *