En Juárez, el alcalde sí reprime

Por Willivaldo Delgadillo* |

Cruz Pérez Cuéllar, el alcalde morenista de Ciudad Juárez, ha sido señalado por sus malos manejos y por solapar la corrupción y el nepotismo de algunos de sus funcionarios. Además, ha ido contra la voluntad del presidente Andrés Manuel López Obrador de rescatar El Chamizal para convertirlo en área natural protegida y alejarlo de las garras de un grupo de empresarios que pretenden edificar ahí un centro de convenciones. Con la intervención de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el Frente pro Defensa del Chamizal ha logrado detener a ese grupo empresarial que, además, maneja un fideicomiso creado con dinero público. Sin embargo, lejos de contribuir a desmantelar los esquemas tramposos con que las élites se han apoderado de los recursos de todos, Pérez Cuéllar se ha dedicado a promoverlos activamente. Los favores prestados a los empresarios juarenses le han granjeado algunos privilegios, como la casa en el exclusivo Club Campestre, valuada en 30 millones de pesos, donde actualmente reside. Como buen presidente municipal juarense es aspiracionista y está muy lejos vivir en la justa medianía.

En El Chamizal, su administración se ha dedicado a construir una infraestructura hormiga para dotar de agua a los proyectos empresariales y ha intentado a toda costa proteger los comodatos ilegales. En el colmo de la desfachatez, construyó una casa de cambio en un área del parque cercana al puente internacional. Las denuncias ciudadanas obligaron a las autoridades competentes a clausurar dicho negocio, cuya licencia y permiso de operación estaban a nombre de un particular allegado a su administración. No hubo consecuencias. Pérez Cuéllar declaró que había sido una gestión de buena fe del titular de la Operadora de Estacionamientos, cuyo fin era recaudar fondos para el municipio.

Es importante no olvidar que Cruz Pérez Cuéllar, junto con los gobernadores de Chihuahua y Texas, María Eugenia Campos y Gregg Abbot, atizó el fuego en el caso de los 40 migrantes que murieron en un centro de detención del Instituto Nacional de Migración en marzo de 2023. Su política de no tolerancia a las poblaciones en movilidad y el discurso xenófobo, operado en las calles por la policía municipal, contribuyeron al fatal desenlace. Su proclividad al autoritarismo tiene sus orígenes en el PAN y en la derecha evangélica. En 2018, el entonces senador organizó un homenaje para Naasón Joaquín García de gira por Chihuahua.

Recientemente, colectivos y activistas independientes, los mismos que salieron a las calles para oponerse a las políticas militaristas durante sexenio de Calderón, han efectuado protestas, como la clausura de dependencias públicas, entre ellas Instituto Municipal de la Cultura. La semana pasada promovieron el arresto simbólico y ciudadano del alcalde mediante un plantón. Este domingo, esos grupos y un sector inconforme del morenismo local convocaron a una caravana motorizada desde la Megabandera hasta la casa del alcalde, la cual fue reprimida violentamente por la policía municipal.

Lo sé de primera mano porque acudí a esa convocatoria y fui uno de los detenidos. Después de ser derribados de manera violenta, los agentes nos esposaron y nos llevaron presos hasta los separos de la cárcel preventiva. Los manfiestantes éramos unas 30 personas, pero la cantidad de policías que llegaron en camionetas y patrullas eran unos 50, entre agentes de seguridad vial y de la policía municipal. Todos llevaban fusiles de asalto, como puede observarse en los videos que desde el domingo circulan en redes sociales. Parte de los manifestantes estábamos dentro del fraccionamiento debido a que solicitamos y se nos permitió el acceso. Cuando llegó la policía, argüímos que ejercíamos nuestro derecho a reunirnos y a la libre expresión de nuestras ideas, argumento con el que coincidió el juez que unas horas más tarde nos liberó sin multa ni amonestación alguna. También les hicimos ver que su despliegue de fuerza resultaba desproporcionado ante nuestra protesta pacífica. Apelar a nuestros derechos no sirvió de nada; la orden ya estaba dada. En el parte policiaco se informó que un residente del fraccionamiento se quejó de manera anónima: un vecino con tanta influencia que pudo movilizar a la fuerza pública de esa manera en cuestión de minutos.

Lo que pasa en Juárez es un botón de muestra de los riesgos que implica para la 4T sumar a su proyecto electoral a personajes procedentes del calderonismo. Cuando son llamados a cuentas por la ciudadanía, e incluso por las sufridas bases morenistas, reaccionan de manera autoritaria y recurren a la represión. Las protestas seguirán, pero es necesario denunciar el abuso policiaco y las tropelías de Pérez Cuéllar. Una policía con los antecedentes de la de Juárez, bajo el mando de un gobernante con tan poca consideración por los derechos humanos, no es otra cosa que una bomba de tiempo.

*Profesor de la Universidad de Texas. Novelista, ensayista y traductor. Su libro más reciente es Fabular Juárez: marcos de guerra, memoria y los foros por venir. Premio Chihuahua 1995

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