Ortiz Pinchetti: “Es AMLO… contra Xóchitl”

Por Francisco Ortiz Pinchetti

La irrupción de Xóchitl Gálvez Ruiz como la candidata del Frente Amplio por México no solo fue la chispa que prendió el ánimo marchito de una oposición opaca e inmóvil, y sobre todo de una ciudadanía sedienta de liderazgos, sino que modificó de plano el proyecto sucesorio de Andrés Manuel.

“Va Claudia, pero la bronca es conmigo”, parece advertir el Presidente.

Es un hecho que el tabasqueño vio alterados los parámetros previstos y programados en su monitor de mando, que indicaban una contienda electoral prácticamente sin riesgos, que le permitiera imponer a su sucesor a través de un procedimiento aparentemente democrático. Un día de campo, dirían los clásicos.

Hasta hace dos meses, esa era la base lógica de su estrategia. De pronto, todo cambió. El riesgo de una derrota, antes impensable, apareció en el tablero con luces rojas intermitentes. El factor Xóchitl cambió radicalmente el panorama: ella puede ganar las elecciones en 2024.

El dato de encuestas recientes es como para inquietar a cualquiera. Con la presencia de la senadora como natural candidata del FAM, la alianza de partidos opositores está a sólo 10 por ciento de Morena y sus satélites en las preferencias electorales.  Es nada a estas alturas.

La andanada de ataques que López Obrador ha disparado desde el púlpito de Palacio Nacional, que muchos de sus propios partidarios criticaron por considerar que favorecía a la aguerrida senadora hidalguense,  no solamente tiene la obvia intención de desacreditarla, descalificarla mediante una serie de difamaciones que no ha podido probar una sola. En el fondo ahora lo vemos, su intención era convertirse él, personalmente, en el adversario de la aspirante frentista.

O sea, estar en la contienda sin aparecer en la boleta.

Y tiene lógica el razonamiento: Xóchitl es una rival sumamente peligrosa, sobre todo frente a Claudia Sheinbaum Pardo como candidata oficial: no es una mala candidata, es pésima. Lo sería menos frente a Marcelo Ebrard Casaubón, ciertamente. El dilema del Presidente entre ambas opciones (una que le ofrece absoluta incondicionalidad y otra que le provocaba toda la desconfianza) se complicó con la aparición de una candidata opositora capaz de derrotar a Morena.

Lo ocurrido el miércoles pasado, cuando Marcelo descalificó las encuestas, denunció una serie de anomalías en el proceso para definir la candidatura presidencial y de hecho rompió con Morena y con el Presidente, vino a confirmar que tenían harto sustento las desconfianzas de Andrés Manuel: en efecto, en el ex canciller, a diferencia de Claudia, no tenía el jefe máximo a un incondicional capaz de llevar la lealtad a niveles de ignominia.

Andrés Manuel habrá valorado esas circunstancias. Desojó la margarita, como se dice. Sopesó pros y contras. Analizó, desmenuzó encuestas, incluidas las propias. Y optó por recurrir a su todavía alto nivel de aceptación (60 por ciento de la población en el promedio de diversas encuestas) para mantener su decisión a favor de la exjefa de Gobierno capitalina, pero ser él quien enfrente de a de veras a la candidata del huipil.

Eso explica su aparente necedad en atacarla prácticamente todos los días desde su privilegiada posición de jefe del Estado mexicano, sin importarle un bledo la violación de la Ley que esa actitud ha significado. Su supuesta  torpeza resultó ser una estrategia. A pesar de advertencias de la autoridad electoral, se ha metido de lleno a la campaña, ataca a la oposición todos los días, apoya a su partido descaradamente y sobre todo la emprende contra su adversaria, a la que ha dejado de llamarle por su nombre eso sí.

Ha pisoteado las leyes y las seguirá pisoteando.

Confirmado el dedazo a favor de la que ha sido su evidente favorita desde hace cuando menos tres años, marcadamente a partir de las elecciones intermedias de 2021, y  ejecutada la nueva farsa de la entrega del mando, veremos cómo el tabasqueño mantiene su presencia en la disputa electoral. Para decirlo más claramente: la bronca es con él, no con Claudia.  O “lo que quieras con ella, conmigo”, como diría cualquier bravucón de la secundaria.

Y que no me vengan con que la ley es la ley. Válgame.

DE LA LIBRE-TA

FUEGO AMIGO. Apenas se consumó el dedazo envuelto en encuesta a favor de Claudia Sheinbaum Pardo para ser la candidata oficial a la Presidencia, la rebatinga se soltó entre los aspirantes a la jefatura de Gobierno de Ciudad de México… ¡entre los propios morenistas!  El auto destape no destape del secretario de Seguridad  Omar García Harfuch desató toda clase de suspicacias, a las que le salió al paso la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, para recordar que ella no sólo está en la disputa, sino que es mano porque así se lo hizo sentir la exjefa de Gobierno. El vaticinio es que el fuego amigo será intenso en los próximos días, en tanto desde Palacio Nacional se emite la orden que ponga en orden a todos los súbditos que por fortuna no son nada aspiracionistas.

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