Por Víctor M. Quintana S.
Los niños y niñas de las clases populares que acuden a escuelas públicas en Chihuahua comenzaron el ciclo escolar sin libros de texto gratuitos (LTG); pero los que asisten a escuelas privadas, cuentan con libros nuevos. A los de esta clase social, materiales pedagógicos avanzados; a los pobres, “kits” escolares. A unos se les hace efectivo su derecho a la educación; a otros, no.
La gobernadora declara que la Suprema Corte de Justicia de la Nación le prohibió distribuir los libros de texto. No es así: a un recurso jurídico interpuesto por el Gobierno del Estado de Chihuahua, para no distribuir los libros un torvo ministro de la Corte respondió suspendiendo provisionalmente la entrega de éstos.
La raíz de todas las falsedades: todo comenzó por la sentencia tajante de la gobernadora: “Los textos gratuitos son basura”, sin que mediara un análisis exhaustivo, técnico pedagógico de los libros. Afirmación, si las hay, totalmente ideologizada. A partir de ahí tuvieron que acumular argumentoides y falsedades para justificar el rechazo, maximizar los errores de los textos y cerrarse a cualquier diálogo constructivo para subsanar las deficiencias que tengan.
Se lanzan contra la “hipersexualización” de los textos, pero son ciegos ante la real hipersexualización, sin ningún control, presente en las redes sociales, en los “reality shows” de la televisión, en la música para jóvenes, en los pasquines vespertinos de sangre y sexo.
Pretenden defender los valores “cristianos” pero no toman en cuenta la actitud moderada del Episcopado Mexicano que no los condena, se opone a la quema de libros y señala que la educación es un acto de amor y de esperanza, y, sin minimizar la importancia de los materiales educativos, observa que para cumplir su finalidad se requiere la participación de los padres (y madres) de familia, directivos y maestros.
La coalición anti-libros del Gobierno del Estado y sus aliados argumenta que no están de acuerdo con el modelo educativo de la Nueva Escuela Mexicana. Sin embargo, no explicitan el que ellos propugnan ni lo fundamentan. Se han dedicado a magnificar algunos errores de los textos y a sacar de contexto algunos planteamientos. Argumentan, que no hubo participación de maestros ni de los comités pertinentes, cuando se les ha demostrado que las y los docentes de Chihuahua fueron quienes más participaron.
Cuando se analizan los remedios que va a implementar la coalición anti-libros, resultan mucho peores que la enfermedad que denuncian: dicen que en el caso de los LTG no se siguieron los pasos que la ley establece, pero, para los “materiales” u “orientaciones” que elabora el Gobierno del Estado, ¿se siguieron esos pasos marcados por la ley? ¿cómo y cuándo? ¿cómo participó el grueso de las y los docentes y personas expertas? Denuncian, contra toda evidencia. que los LTG son fruto de la improvisación, pero la verdadera improvisación es la del Gobierno del Estado al pretender elaborar “textos” o documentos alternativos en unos cuantos días, sin el debido soporte legal, técnico, ni de participación.
Además, se va a gastar una millonada en los materiales improvisados, cuando en Chihuahua hay necesidades más apremiantes del sector educativo. En la ceremonia de inicio de cursos el lunes 28, la gobernadora Campos declaró, flanqueada por los líderes de las secciones 8ª y 42 del SNTE, que “va por la educación” y junto con los líderes magisteriales invertirán 52 millones de pesos (¿lo sabrán las bases magisteriales?) para distribuir “kits escolares” para todos los niños, niñas y estudiantes de educación básica.
¿Qué serán esos “kits” para que su nombre no se pueda traducir al castellano y cuál será su mágico contenido como para que supla años de investigación, discusión y diseño de miles de docentes?
El modelo educativo “kits” se está enfrentando al modelo de la Nueva Escuela Mexicana, en el que se basan los LTG. Pero lo que está al revés de la trama, como escribió Graham Greene, no es la educación; son intereses político-electorales.
Ante los LTG y su distribución, se está formando, no una coalición pro-educación de la niñez chihuahuense, sino una coalición contra la educación pública y, más allá de ello, contra el gobierno de la 4T. Si otros asuntos como el del agua no les han bastado para atizar la inconformidad contra el gobierno de AMLO, es muy claro que están tratando en convertir la oposición a la distribución de los LTG en la “tormenta perfecta” para poner una zancadilla al Gobierno Federal e impedir el triunfo de Morena y sus aliados en las elecciones de 2024, y, sobre todo, que les vayan a privar de la mayoría absoluta del PRIAN en el Congreso del Estado.
Aunque los costos de esta disputa irracional y politiquera los paguen las niñas y los niños de las escuelas públicas de Chihuahua, no los suyos.