Por Francisco Ortiz Pinchetti
Cuando me enteré el lunes pasado de que Andrés Manuel había llegado a su homilía matutina con una enorme sonrisa y cantando Buenos días, su señoría matatero, tero la…, corroboré la versión de que la noche anterior no había sido precisamente de fiesta en Palacio Nacional. Curiosamente la causa del mal humor palaciego no había sido tanto la paliza sufrida por Morena en las elecciones estatales de Coahuila sino paradójicamente el triunfo de Delfina Gómez en el Estado de México.
Los resultados indicaban una ventaja clara de la maestra sobre la candidata de la coalición PAN-PRI-PRD-Nueva Alianza… pero mucho menor que la reflejada por la mayoría de las encuestas publicadas sobre intención del voto: 10 de ellas promediaban un 17 por ciento arriba y alguna llegaba a una diferencia de 24 puntos.
Independientemente del manejo propagandístico y tramposo por parte de Morena y del gobierno federal de varias encuestas “patito”, poco serias y menos confiables, los sondeos indicaban en efecto una abultada intención del voto a favor de la morenista con la sola excepción de la encuesta publicada el miércoles anterior por el diario Reforma, que indicaba no solo una ventaja de apenas el 10 por ciento de la candidata morenista sino sobre todo una clarísima y sostenida tendencia a la baja en tres mediciones mensuales sucesivas: 20 puntos porcentuales en marzo, 15 en abril, 10 en mayo…
Según el resultado oficial del PREP, Delfina obtuvo 52.6 por ciento de los votos contra 44.3 de Alejandra del Moral, es decir, una ventaja de sólo 8.3 por ciento.
Suficientemente pequeña como para moverle las piezas de la sucesión presidencial al Presidente de la República, que se mantuvo en su oficina del segundo piso de Palacio permanentemente informado sobre la jornada electoral del pasado 4 de junio por el secretario de Gobernación Adán Augusto López Hernández, su paisano y carnal.
Y eso que el Presidente “jugó” en la elección mexiquense, pues además de sus múltiples injerencias ilegales en el proceso, su nivel de aceptación en la entidad según encuesta de la consultora Defoe México alcanza el 59 por ciento, arriba de la media nacional. Esto incluye por supuesto el tema de los programas sociales del gobierno federal, en especial el de la pensión para adultos mayores. El dato elocuente: la encuesta de salida de esa misma empresa, que acertó al resultado final, encontró que de las personas que dijeron recibir ese beneficio, el 93 por ciento votaron por Morena. Ojo.
Y un dato adicional, harto significativo: el alto nivel de abstención registrado en la entidad del célebre profesor Carlos Hank González: ligeramente arriba del 50 por ciento. Apenas. Proyecciones de diversas especialistas conforman que la baja participación en los comicios perjudicó de manera contundente a la Alianza y en consecuencia confirman que de haber logrado sacar a la gente a votar en mayor cantidad podría haber significado una inesperada, pero muy posible, derrota morenista.
Todo cuenta. Y lo sabe Andrés, mejor que nadie.
Por eso, es muy probable que a pesar de la histórica victoria de su Movimiento –luego de 94 años de hegemonía priista–, el tabasqueño se haya ido a dormir con el Jesús en la boca: su hasta esa noche aparentemente “corcholata” favorita, porque así lo había hecho sentir él mismo, se desvanecía como candidata idónea ante los resultados obtenidos en el Estado de México… y por supuesto la derrota formidable que le infringieron el PRI y sus aliados en Coahuila, donde la ventaja de Manolo Jiménez Salinas fue de más de 35 puntos porcentuales y donde también –quizá lo más significativo—la alianza del PRI con PAN y PRD obtuvo 16 de las 16 diputaciones locales de mayoría, el Congreso local todo.
Adicionalmente está el dato de que de manera conjunta, la votación obtenida por Morena y aliados en las dos entidades es prácticamente la misma que la alcanzada por la Alianza: 3.5 millones de votos cada uno. Un virtual empate en la jornada.
Los resultados explican las escenas públicas –y sobre todo las privadas— que se sucedieron a partir de la mañana del lunes 5. Para empezar, la fingida alegría de Andrés Manuel, con su sonrisa y su cancioncita al entrar al salón Tesorería…
Y luego la reunión de esa misma tarde en Palacio con el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, la cena del Presidente con “corcholatas” y gobernadores en El Mayor, las instrucciones del mandatario sobre el procedimiento a seguir, propuestas por cierto por el canciller (renuncias de aspirantes, una sola encuesta, una sola pregunta, premios de consolación para todos), y sobre todo el anuncio el martes de la dimisión del propio titular de la SRE.
Todo indica un giro drástico en las verdaderas intenciones –y la decisión, sobre todo– del mandatario.
¿Alguien puede pensar que efectivamente Marcelo decidió precipitar su dimisión sin la anuencia previa de López Obrador? ¿No indica en realidad que el secretario de Relaciones Exteriores logró al fin hacerse tan necesario para el tabasqueño que éste aceptó al fin las propuestas de su subordinado de asegurar “piso parejo” a través de las dimisiones obligadas e inmediatas de quienes compiten por la nominación? ¿La precipitada arropada del Partido Verde en su asamblea del martes a la jefa de Gobierno y la dubitativa respuesta de ésta ante su posible renuncia no indican un cambio drástico en el escenario que la ponían como prácticamente segura abanderada del partido presidencial en 2024?
Pienso en efecto que los resultados electorales del domingo confirmaron que aunque así lo haya querido construir el propio Gran Elector, Claudia no tiene tamaños para ganar la elección presidencial, como lo supusimos muchos desde hace tiempo, y Ebrard Casaubón se perfila entonces como el más viable, mejor candidato, a pesar de las evidentes desconfianzas de su jefe. Y va Marcelo de emergente a la caja de bateo. Válgame.
DE LA LIBRE-TA
PLAGIO PLAGIADO. Atribuyen los abogados de la ministra pirata de la SCJN Jazmín Esquivel a una jueza de CDMX una “resolución definitiva” (de la que no presentaron copia) “que confirma que no plagió su tesis”. La propia involucrada aseguró enseguida: “El día de hoy, mi equipo legal hizo público el sentido de la resolución judicial, con la que queda probado en definitiva que soy la única autora de la tesis que me permitió obtener el título de licenciada Derecho, por la UNAM, hace 36 años”. Ajá. Sólo que la UNAM dijo desconocer el juicio del que hacen alusión los litigantes, por lo que minimizó los alcances de la sentencia… gansito.