Por Rubén Villalpando y Jesús Estrada | La Jornada | Agencias
Ciudad Juárez, Chih., Minutos después de las siete de la mañana, Dolores estaba por llegar a la caseta de ingreso del Centro de Reinserción Social (Cereso) 3 para visitar a su hijo, preso desde hace tres años por delitos contra la salud.
De pronto, irrumpieron al menos 12 hombres armados con rifles de asalto y equipo táctico, quienes gritaron: ¡Todos al suelo!
Mataron a dos custodios apostados en la entrada e hirieron a dos familiares de los internos.
Los sicarios integraban un comando presuntamente de la pandilla Los Mexicles, perteneciente al grupo Gente Nueva, brazo armado y operativo del cártel de Sinaloa. Irrumpieron en seis camionetas, algunas blindadas, cuando se iniciaba la visita a los reclusos con motivo del Año Nuevo.
En no más de 10 minutos, mataron a 10 celadores y cinco reclusos, y lesionaron a 12 personas (presos, guardias y civiles); su objetivo: liberar a 24 convictos de su organización delincuencial.
Algunos de los evadidos despojaron a civiles de sus vehículos en las inmediaciones de la cárcel; a una mujer le robaron un vehículo Hummer y a un conductor de Uber le quitaron el automóvil. Hubo reportes de al menos otros cuatro vehículos hurtados en esa zona.
Elementos de seguridad repelieron el ataque y en el fuego cruzado quedaron al menos 100 parientes de las personas privadas de la libertad, entre ellos mujeres y niños que se encontraban en el área de aduana. Fueron dos horas de disparos.
El asalto a la cárcel devino motín, ya que en dos sectores grupos de internos prendieron fuego a cobijas y colchones y realizaron disparos para retrasar el ingreso de las fuerzas del orden, reveló un comandante de la Agencia Estatal de Investigación.
Fuentes extraoficiales dieron a conocer que Los Mexicles atacaron a los celadores desde fuera de la cárcel y desde el interior para facilitar la incursión y el rescate de 24 de sus cómplices.
Aseguraron que escaparon Ernesto Piñón de la Cruz, El Neto, y César Vega Muñoz, Chilín, cabecillas de Los Mexicles, recluidos desde 2009 por crimen organizado y secuestro.
El Neto es señalado como el responsable de planear el llamado jueves negro
del pasado 11 de agosto, cuando, para evitar que lo trasladaran a otro reclusorio, sicarios de Los Mexicles incendiaron autobuses, atacaron tiendas y a civiles, con saldo de 11 muertos, entre ellos niños y mujeres inocentes.
Quedamos tirados en el suelo. Como familiares de personas detenidas, sabemos que no debemos provocarlos, no movernos para no provocar su enojo
, relató Dolores, de 45 años. Hace un lustro asesinaron a uno de sus hijos en una ejecución múltiple.
Custodios habrían entregado armas a presos
Narró que cuando los gatilleros entraron a la prisión, el que vigilaba el acceso, “un mocoso de entre 18 y 20 años con cara de enojo, nos dijo apuntándonos con el rifle: Arrástrense para ese lugar, cabroncitas, para aquel lado, en ese rincón, sin ver a la salida
.
“Éramos como 30 personas, la mayoría mujeres, algunas menores, y obedecimos de inmediato hasta que salieron con sus presos, creo que de la crujía, cinco de Los Mexicles –agregó al tiempo que volteó hacia la caseta–. La sangre salía del suelo como un chorro de agua y todo duró no más de 10 minutos.”
Dolores comentó que desde el miércoles pasado “entre los internos se sabía que habría problemas e ingresaron armas que les llevaron los custodios; era algo preparado para un rescate.
“Vinieron por El Neto, jefe de las fuerzas especiales de Los Mexicles, para evitar que se lo llevaran a otro reclusorio; todos los reos lo sabían y se prepararon; mi hijo me lo dijo por teléfono el miércoles, pidiendo que no viniera hoy. No le creí, porque llevaba 30 días sin verlo y mire lo que pasó. Sólo Dios sabe.”
Después del asalto al Cereso 3, soldados del Noveno Regimiento de Caballería Motorizado y de la Guarnición Militar, así como elementos de la Guardia Nacional, de la Secretaría de Seguridad Pública local y de la Agencia Estatal de Investigación ingresaron al reclusorio para retomar el control.
Mientras, efectivos del Ejército y la Guardia Nacional, así como elementos de la fiscalía y la Secretaría de Seguridad Pública comenzaron a patrullar la zona con vehículos artillados y apoyo del helicóptero Águila 2 para intentar ubicar a los reos que huyeron.
Tres presuntos criminales fueron abatidos y cinco detenidos en dos persecuciones en las avenidas Panamericana y Manuel Gómez Morín, a 13 kilómetros del Cereso 3.
Decomisaron 14 armas largas, dos pistolas, municiones, chalecos antibalas y equipo táctico, así como dos camionetas en las que se desplazaban presuntos integrantes de Los Mexicles.
El alcalde morenista de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, declaró que toda la policía municipal está en alerta
y pidió a los ciudadanos no salir a la calle si no es necesario.
Alrededor de las 13 horas, el motín fue controlado por elementos del Noveno Regimiento de Caballería Motorizado y elementos de la Agencia Estatal de Investigación, quienes inspeccionaron en todas las áreas del centro carcelario.
Los custodios asesinados fueron identificados como Manuel Rodríguez Soria, Carlos Santiago Padilla Silva, Abel Juárez Hernández, Víctor Hugo Rivera Meraz, Carlos Ernesto Salinas Bañuelos, José Ausencio Pérez Puentes, Jaime Arciniega Alvarado, Guadalupe Gámez Galán, Domingo Trejo Serrano y Édgar Hernández García.
Policías que custodiaban el perímetro de la cárcel dieron a conocer la identidad de 10 de los reos que resultaron lesionados, ante la presión de los familiares que permanecieron todo el domingo fuera del penal y demandaban información.
El Cereso 3 se localiza en la colonia Toribio Ortega y su administración corresponde al gobierno estatal, que encabeza la panista María Eugenia Campos Galván.
En dos ocasiones, el año pasado, miembros de Los Mexicles ordenaron desde el reclusorio ataques e incendios contra tiendas Oxxo, autobuses de maquiladoras y otros objetivos civiles.
Según un reporte de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de febrero pasado, en esta prisión están recluidas más de 3 mil 700 personas, cuando su capacidad es de 3 mil 135.
Este Cereso está dividido en al menos tres zonas separadas; en una se encuentran miembros de Gente Nueva (al servicio del cártel de Sinaloa), en otra integrantes de La Línea (ligados al cártel de Juárez) y en la última integrantes de diversas pandillas locales.
Ha sido escenario de riñas y motines, entre ellas una que dejó 20 muertos en marzo de 2009.
Gente Nueva y La Línea disputan desde hace 15 años el control de territorios para el trasiego de drogas en Ciudad Juárez.