Arte y significado en la ciudad

Por Jesús Chávez Marín

La mustia luz de un farol tiñe de sepia el graffiti en la media noche; parece el escenario de un desafío como en aquella canción que con fina gracia cantaba Ana Torroja con el grupo Mecano, Cruz de navajas.

El anónimo artista que pintó ese muro va pasando y no es casualidad que ande acá, tan lejos de su casa ubicada en un pueblo cercano. Cuando el desánimo lo vacía de sentido, monta en su bicicleta, viene a la ciudad y va recorriendo los murales que ha pintado desde hace 17 años, casi todos en el centro, uno tan alto en un edificio abandonado que es difícil explicarse ahora que lo mira desde abajo cómo subió hasta allá con pinceles, brochas, aerosoles y un juego de escuadras.

Cada dibujo expresa señales y misterios; él sabe que todos sus recuerdos resplandecen aquí y allá; incluso dejó cartas enteras para quién él sabe muy bien que las entenderá.

Le duele cada vez que el desarrollo urbano derriba alguna de sus pinturas; otras están ya casi deslavadas por la intemperie o rayadas por vagos autodestructivos, pero ni modo.

Este es un arte efímero como la vida, madrugada que llega, como las imágenes que vuelan.

About Author

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *