La impunidad en los asesinatos a periodistas; habla la viuda de Javier Valdez

Por Desinformémonos

—“Prácticamente el 100 por ciento de los asesinatos de periodistas están impunes”: Griselda Triana, viuda de Javier Valdez

Desinformémonos. En México, “prácticamente el 100 por ciento de los asesinatos de periodistas están impunes y el de Javier, mi esposo y compañero, no es la excepción”, pronunció Griselda Triana, viuda del periodista Javier Valdez, durante la entrega del Premio Internacional a la Libertad de Prensa que otorga el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ).

“La única que ha tenido garantía para la libertad de expresión es la impunidad, la corrupción, la complicidad entre el Estado y el crimen organizado”, indicó Triana.

Recordó que, de acuerdo a cifras de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, al menos 148 periodistas han sido asesinados y 21 han desaparecido desde el año 2000 al 2018, “y merecen justicia, merecen verdad”.

A continuación el discurso completo:

Buenas noches a todas las personas aquí presentes:

Quiero compartir con ustedes la experiencia que tuvimos que vivir como familiares de Javier Valdez….

Les pido que traten de imaginar ese lunes 15 de mayo de 2017. Nos despedimos dos veces esa mañana porque olvidó sus lentes en casa y tuvo que regresar por ellos. Fue la última vez que lo vi con vida. Más tarde, antes del mediodía, mientras me encontraba en mi trabajo, me llamó a mi celular para un asunto doméstico: quería saber si había comida preparada en casa, de lo contrario, él la llevaría.

Fue la última vez que escuché su voz porque minutos después recibí una llamada de Ismael Bojórquez, director de Ríodoce, el semanario que ambos fundaron, para avisarme que habían atacado a balazos a Javier. La realidad era otra: lo habían asesinado.

México es un país donde prácticamente el 100 por ciento de los asesinatos de periodistas están impunes, y el de Javier, mi esposo y compañero, no es la excepción. La única que ha tenido garantía para la libertad de expresión es la impunidad, la corrupción, la complicidad entre el Estado y el crimen organizado.

La colusión entre ambos ha sido mortífera para quienes ejercen un oficio tan noble como el periodismo que realizaba Javier, y de acuerdo a las cifras de Reporteros sin Fronteras, han sido asesinados y desaparecido 48 periodistas en el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, que está a escasas horas de culminar.

El gobierno de este presidente, como el de sus antecesores, no tuvo la voluntad ni quiso esclarecer no sólo el crimen de Javier, sino el de decenas de colegas que han sido asesinados por motivos relacionados con su trabajo y, por lo tanto, seguirán en la más completa impunidad.

El nuevo gobierno de Andrés Manuel López Obrador heredará un país convulsionado, donde miles y miles de personas desaparecidas o asesinadas que ha dejado la llamada lucha contra el narcotráfico, nos obliga a exigir JUSTICIA y VERDAD!

Soy o somos conscientes de que no veremos cambios inmediatos, pero tenemos la esperanza de ver señales tangibles a corto plazo de que los crímenes, desapariciones y agresiones contra periodistas serán atendidos y resueltos, y la impunidad retrocederá.

A Javier lo asesinaron por su trabajo, el cual desarrollaba con pasión y férreo compromiso social. No era un cronista del narco, él optó por narrar las historias de vida de las víctimas del narco. Ejercer el periodismo en Sinaloa, cuna de los narcotraficantes más peligrosos y violentos, fue letal para Javier quien siempre nos advirtió de los riesgos de ser periodista y el mayor, ser asesinado porque a alguien no le gustó lo que se publicó.

En el caso de Javier, es esta la línea más fuerte de investigación que sigue la Procuraduría General de la República.

De los presuntos autores materiales, dos están detenidos y uno más, muerto. Pero existen los autores intelectuales, los que dieron la orden de acabar con su vida, y falta que se profundice en las investigaciones porque mientras no haya castigo para ellos, no habrá justicia.

Como esposa de un excelente y valiente periodista y escritor como lo fue Javier, y apelando a los convenios internacionales de colaboración entre los gobiernos y países para el esclarecimiento de crímenes relevantes, pido al gobierno de los Estados Unidos contribuir y colaborar con el gobierno mexicano para fortalecer la investigación sobre la autoría intelectual del asesinato de mi esposo.

Por mi parte seguiré exigiendo que el Estado mexicano cumpla su obligación de esclarecer su asesinato y castigar a los responsables, no sólo detener a los autores materiales sino responsabilizar a quienes dieron la orden de acabar con su vida, realizando una investigación realmente efectiva, de lo contrario su crimen seguirá en la impunidad. Estoy convencida que la colaboración internacional entre ambos países fortalecerá el proceso que se sigue en las investigaciones y contribuirá a que mi familia y yo tengamos justicia.

El panorama para ejercer la libertad de expresión en México es sombrío, y cito a continuación uno de los últimos textos que Javier escribió: “Cada vez es más difícil hacer periodismo. Son tiempos convulsos y violentos, de una decadencia galopante y una descomposición espantosa que no permite una vida digna. Y si en el país no hay condiciones para una vida digna, menos para hacer periodismo.

En el panorama nacional, lo que antes sólo sucedía en algunas regiones como Sinaloa, Tamaulipas, Michoacán o Veracruz, el periodista hace su trabajo sobre un suelo de muchos filos, de arenas movedizas y diversas acechanzas: de un lado los narcos, que mandan en la redacción, del otro lado los políticos y gobernantes, muchos de ellos promovidos y auspiciados por criminales, que son intolerantes y no tienen una cultura de medios, y que suelen responder con amenazas y represión a los medios y periodistas incómodos.

Lamentablemente muchos de los dueños de los medios de comunicación son empresarios ligados al gobierno o involucrados en operaciones delictivas como lavado de dinero. Todos ellos responden coartando la libertad de expresión, dictan lo que se debe publicar y lo que no, quitan a reporteros incómodos para sustituirlos por dóciles y corruptos, y se involucran en negocios diversos, asociados con personas del gobierno para volverse intocables. En ese ambiente, los periodistas y el periodismo valiente y digno son más frágiles y vulnerables”. Aquí termino la cita.

Creo que los medios de comunicación deben asumir una plena responsabilidad con sus empleados, los periodistas, para contribuir a una mayor seguridad en afán de la información, así de como de su integridad, de sus vidas.

El periodismo que hacía Javier y hace Ríodoce y muchos medios independientes, es un acto de resistencia para ejercer la libertad de expresión, cuando ello debería ser un acto de amor por el oficio y el compromiso que han asumido con una sociedad que les necesita ahora más que nunca.

Javier no quiso ser un periodista del silencio y optó por darles voz y ponerle rostro a las víctimas, denunciar la corrupción e impunidad. Pero el buen periodismo, el que evidencia, el que desnuda, el incorruptible, es el que vuelve más frágiles a quienes lo ejercen.

Y eso fue lo que pasó con Javier, pero también con: Sergio Landa, Jaime González, Daniel Martínez, Mario Chávez, Alberto López, Gregorio Jiménez, Octavio Rojas, Atilano Román, María Fuentes, José Gamboa, Jorge Torres, Mario Crespo, Moisés Sánchez, Abel Bautista, Armando Saldaña, Juan Mendoza, Filadelfo Sánchez, José Nieto, Rubén Espinoza, Salvador Olmos, Marcos Hernández, Reinel Martínez, Gonzalo Manzanillo, Anabel Flores, Moisés Dagdug, Francisco Pacheco, Manuel Torres, Elidio Ramos, Edgar Esqueda, Cándido Ríos, Luciano Rivera, Edwin Rivera, Jonathan Rodríguez, Salvador Adame, Maximino Rodríguez, Miroslava Breach, Ricardo Monlui, Cecilio Pineda, Carlos Domínguez, Leslie Montenegro, Agustín Silva, Leobardo Vázquez, Carlos Huerta, Héctor González, José Chan, Rubén Pat, Rodolfo García y Mario Gómez.

Estos son los nombres de cada periodista asesinado y desaparecido en el sexenio de Enrique Peña Nieto y también merecen ser visibilizados.

De acuerdo a cifras de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, 148 periodistas han sido asesinados, y 21 han desaparecido desde el año 2000 al 2018 y merecen justicia, merecen verdad.

Las víctimas indirectas y sus familias, también merecemos y exigimos justicia y verdad. No para olvidar ni perdonar. Justicia y verdad para acabar con la impunidad.

Finalmente agradezco a todas y todos por escucharme, gracias a la comunidad internacional que siempre ha estado atenta a la situación que guarda la libertad de expresión y de prensa en México, gracias a las organizaciones que nos han apoyado y a las que han hecho posible que estemos aquí, especialmente a la organización Periodistas Canadienses por la Libre Expresión por este Premio Internacional a la Libertad de Prensa para Javier, el cual recibimos con mucho orgullo y con mucho amor y con la esperanza de que la justicia llegue pronto.

Muchas gracias.

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