Por Jesús Chávez Marín
— [Enero 2010]. Para este inicio de enero, la ando haciendo de pitoniso y escribo aquí los presagios de lo que será el futuro de la ciudad de Chihuahua en este año que hoy inicia, 2010.
1. Lo obvio: 2010 será un año dinámico y cardiaco para el arte y la literatura de la ciudad, ya que habrá elecciones locales y cambios de todos los políticos que deciden el destino y el presupuesto de la actividad cultural: gobernador del estado, rector de la universidad y presidente municipal.
2. Por lo tanto, dentro de un año ya sabremos el nombre del siguiente director del instituto chihuahuense de la cultura, del director de extensión y difusión cultural de la universidad y del instituto cultural del palomar.
3. La máquina de la burocracia cultural seguirá su marcha torpe y lenta: algunos días después conoceremos a la señora o señor que ocupe los cargos de director de casa redonda; del antiguo correo; el jefe de Difusión cultural quinta Gameros; el nuevo gerente del teatro de la ciudad cine colonial y por último el regente del archivo municipal y cronista de la ciudad.
4. Se barajan muchos nombres y estampas de lotería. Cuando algún político en el candelero consulte mi opinión, le diré que el mejor nombre para el instituto chihuahuense de la cultura es Heriberto Ramírez Luján, quien ya fue director operativo de una buena parte de la acción pública de esa institución durante la primera mitad de los años noventas del siglo pasado, cuando los políticos que ocuparon el puesto eran Mario Humberto Chávez y luego el entonces muy joven antropólogo Carrera. Heriberto inició una red muy efectiva de talleres literarios en varios municipios como Jiménez, Delicias, Cuauhtémoc, Chihuahua, Guerrero, Ojinaga, Aldama y Juárez. También fundó talleres de danza, pintura y teatro. Con su eficiencia discreta y laboriosa coordinaba el premio Chihuahua y el premio Testimonio, programas de capacitación y el programa editorial, que en su periodo inició con una convocatoria a concurso donde los dictaminadores fueron Jesús Gardea, Rubén Mejía y otros 15 jueces tan rigurosos como ellos.
5. Para el instituto municipal de la cultura del palomar, el director ideal sería el señor Rubén Tinajero Medina, músico genial y administrador brillante, quien ya fue director del instituto de bellas artes y actualmente dirige el centro cultural más importante de la ciudad, que es la quinta Gameros, además de ser asesor de lujo para toda clase de asuntos artísticos de la universidad. Claro que si la presidencia la volvieran a ganar los panistas, regresará la hippie chic Ana García, antigua directora de cultura municipal y cuya administración se distinguió por su elegante mediocridad. Aunque si de verdad quisieran una directora efectiva en ese puesto, tendrían que poner a la arquitecta Ángela Siqueiros, quien con un buen presupuesto construiría una estructura funcional y hermosa como sus ojos verdes. De esa manera comenzaría a funcional como instituto cultural esa oficina rara que ahora existe con ese nombre: una agencia de contratación de mariachis, palenque y rodeo.
6. En la dirección de extensión y difusión cultural de la universidad les sugiero que dejen en su cargo al señor Alonso González Núñez, quien en este inicio de siglo ha realizado una acción vasta y brillante, primero como director del instituto de bellas artes y luego en su actual puesto de director de cultura de la universidad. Este hombre es joven y sensible a los objetos del arte y conoce en persona a cada escritor, pintor o pianista de Chihuahua y es el promotor cultural más eficiente del estado.
7. La profecía mejor: los políticos que ganan, leen Auraed, se informan y deciden lo mejor para Chihuahua.
Enero 2010