Exclusión laboral de discapacitados en tiempos de pandemia

Por Lourdes Díaz López

— La Organización Internacional del Trabajo (OIT) registra que el 80% de las personas con algún tipo de discapacidad, son excluidas de las oportunidades laborales, lo cual representa un doble problema. Son un grupo importante de la población que dependen económicamente de su familia y que, al no sentirse productivos y útiles, se ven afectados en su vida emocional y la de quienes viven en su entorno.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta que el 15% de la población padece algún tipo de discapacidad, lo cual significa que son más de mil millones de personas en el mundo en esta condición. De acuerdo con ese porcentaje, en Chihuahua, serían más de 500 mil personas quienes han de padecer alguna discapacidad, entre éstas, discapacidad visual, auditiva, motriz, intelectual, problemas de lenguaje, parálisis cerebral, entre otras.

De ese más de medio millón de personas con algún tipo de discapacidad en nuestra entidad, no significa que no puedan trabajar, sino que los empleadores no les otorgan  la oportunidad, pese a que su nivel de dificultad, en la mayoría de los casos, no tenga nada que ver con el trabajo que requieran hacer, por ejemplo, si el trabajo es manual, no importaría que la persona esté en silla de ruedas, sin embargo, sucede que se les niega la oportunidad,  o puede ser que el trabajo solo requiera de hablar y se les niega personas invidentes.

Cabe resaltar que no todas las personas nacen con discapacidad, de hecho, más del 80 por ciento de quienes tienen algún tipo de dificultad, se debe a algún accidente automovilístico, de trabajo, accidentes en casa, o por edad avanzada que con el desgaste del cuerpo se termina por perder la función de alguna de sus partes.

Esto significa que todos tenemos una altísima posibilidad de poseer algún tipo de discapacidad en algún momento de nuestras vidas y en un país donde la mitad de la población vive en pobreza, significa que en por lo menos la mitad de los casos además de no tener la función completa del cuerpo, no se cuentan con los recursos suficientes para una vida digna, más de la otra mitad de los que no son pobres, viven en familias de clase media, o clase trabajadora que tienen apenas lo suficiente para subsistir. Muy pocos serán lo que además de su discapacidad física no le tengan que sumarle problemas de economía.

Las personas con discapacidad no necesitan una propina callejera, necesitan un empleo que les dé autosuficiencia y una vida digna. Si usted querido lector, es un empleador, no le cierre la puerta a quien le pide un trabajo que sí es capaz de hacer, pues todos somos tenemos una altísima posibilidad deadquirir alguna discapacidad.

Si usted le abre la puerta a una persona con discapacidad, no necesitan hacer voluntariado en ningún lado ni andar donando nada. El día que usted le abre la puerta a alguien con dificultades en su salud, le está cambiando la vida a una familia entera, aunado a los estímulos fiscales que se le otorgan al contratar personas con discapacidad.

Hoy muchas son las razones que se aplican para excluir de las oportunidades laborales a muchos grupos de la sociedad, la principal es el límite de edad, y pareciera que los mayores a 40 años ya están automáticamente descartados de la mayoría de las vacantes. La preparación académica, hasta la ubicación de donde se vive, si tiene hijos, etcétera.

La inclusión hasta hoy está más en el discurso que la realidad. Es un hecho que seguimos siendo una sociedad que excluye al otro por decenas de razones, seguimos bastante lejos verconsolidada esa inclusión de la que tanto se habla. La realidad dista mucho de lo que vemos en los discursos.

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