Cuento: Messenger

Por Jesús Chávez Marín

Hola, soy Aurora, te mando la foto para ver si te acuerdas; vine a esta fonda nomás para remover la herida: aquí fue donde me mandaste por un tubo. Ya sé que a lo mejor ni abrirás este mensaje cuando veas que soy yo, pero de todos modos te lo escribo porque no se me ocurre ahorita nada qué hacer mientras me traen la comida.

Te repito lo que te dije ese día: eres un desgraciado. Todavía no me explico cómo después de dieciocho meses me dijeras simplemente: Aurora, esto ya se acabó. Dieciocho meses: toda una vida, Leonardo, tiempo lleno de qué linda eres, mi amor; cómo te quiero, chiquita; qué guapa viniste hoy, mi cielo, puras palabras vacías y habitaciones de paso, fonditas discretas, encuentros furtivos.

Ya sé que desde el inicio me dijiste que eras casado, cínico, pero también me aseguraste que andabas en trámites de divorcio, en breve tiempo podríamos salir a todas partes, yo era la única mujer que amabas y no lo dudo, eso sí: yo era la única. Así lo sentí siempre en nuestra intimidad. Pero fuiste un cobarde y yo una tonta de siete suelas por haberme creído el cuento completo. Yo sí te quise mucho y, es más, ya pasó un año de que ya no andamos y todavía me duele.

A veces hasta me queda un hilito de ilusión de que algún día me llames, pero qué esperanzas, ¿verdad? Ni te divorciaste ni nada, pero de seguro ahí has de andar con otra y otra y otra, infeliz.

 

About Author

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *