J.Chávez-Marín: Los Masculáis

Por Jesús Chávez Marín

Allá por los años ochenta del siglo pasado, el escritor Manuel López Chacón descubrió la antropología y se lanzó a la sierra para realizar profundas investigaciones. Un mes después sacó a plana entera en El Heraldo de Chihuahua una crónica morrocotuda donde revelaba con ampulosas descripciones, no por disparatadas menos verdaderas, el hallazgo de una civilización hasta entonces olvidada por la historia y por la prehistoria: el pueblo de Los Masculáis.

Durante los meses siguientes, cada domingo, abundaba en datos nuevos acerca de aquella cultura que había preservado saberes ancestrales: desde cómo se peinaban hasta algunos oscuros secretos de la cacería; los deberes de los padres para con los hijos pequeños; la manera de irse a morir ya muy viejitos al valle del olvido para en ningún momento dar lata en este mundo al llegar el tiempo de la extrema senilidad. Y así el ingeniero López Chacón siguió saque y saque reportes de Los Masculáis.

Al principio tenía un montón de lectores, pero poco a poco se fueron aburriendo y al pasar de los meses ya casi nadie lo leía. Un detalle raro es que no había fotos de nada, el autor decía que Los Masculáis no permitían ni fotógrafos ni dibujantes en sus vastos terrenos. Como para entonces ya teníamos severas sospechas de que todo aquello era una chifladura de Manuel, Nacho Guerrero y Enrique Servín publicaron en aquel mismo periódico una foto que al pie decía: Auténtico Masculáis hallado en el puesto de Don Pit, comiéndose un burrito de rojo.

Resulta que Servín se disfrazó con unas flechas, unas plumas y un hacha de piedra y Nacho le tomó una de sus impecables estampas. Esa publicación tuvo la peculiaridad de ponerle punto final al cuento de Los Masculáis, pues desde entonces ya nadie volvió a escribir del tema. Ya ni siquiera su voluntarioso descubridor.

 

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