Por Ángeles Mariscal/ Aristegui Noticias/ Enlace Zapatista
— Chiapas— El modelo económico mundial basado en la explotación de la naturaleza y la acumulación de riqueza, el modelo económico capitalista, en los 200 años recientes ha provocado el cambio climático y busca ahora hacerse de la tierra donde aún quedan recursos naturales, concluyeron indígenas de diversas regiones del país, y mestizos de la Ciudad de México y de Monterrey, durante el Foro en Defensa del Territorio y la Madre Tierra. Acordaron articularse para defender su territorio y ser autosustentables.
Durante dos días, se reunieron en un encuentro encabezado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el Congreso Nacional Indígena (CNI), para analizar los impactos que las industrias minera, hidráulica, de hidrocarburos, eólica, turística y el de la inmobiliarias, tienen sobre su territorio.
Explicaron en esta radiografía del país, no solo las historias de despojo, sino las acciones de resistencia, las estrategias que han implementado las comunidades para impedir que estos sectores se apropien de la tierra que habitan y extraigan los recursos naturales.
Al término del encuentro, acordaron articularse para defender su territorio, ser autosustentables y fortalecer un sistema de vida en un modelo económico distinto al capitalista.
Desde la tribu Yaki del pueblo Bácum en Sonora, hasta los Binnizá de Oaxaca, pasando por los habitantes de las colonias Américas de Monterrey, y Coyoacán de la Ciudad de México, indígenas y mestizos de 24 estados, dibujaron cómo grandes empresas corrompen gobiernos, para apropiarse de tierras y sus recursos naturales.
En la calle Aztecas marcada con el número 215, en la colonia Coyoacán de las Ciudad de México, cada segundo, 60 litros de agua pura proveniente de un acuífero subterráneo, es sacada con mangueras, para luego ser derramada en el drenaje más cercano.
En la que hasta hace pocos años era considerada la ciudad más grande del mundo, una de sus principales problemáticas es la falta de agua para abastecer a 21.5 millones de habitantes.
El agua que se derrama cada día en la calle Aztecas, alcanzaría para el consumo de 15 mil personas, sin embargo, eso no importa a la empresa “Quiero Casa”, quien busca a toda costa secar ese manantial para construir sobre él edificios de departamentos.
La colonia Coyoacán es una de las de mayor plusvalía en esa ciudad.
Al inicio de la denuncia, las autoridades capitalinas argumentaron que lo que se estaba extrayendo era agua contaminada por el drenaje, con ayuda de especialistas los habitantes de la zona lograron documentar que era agua limpia del subsuelo.
En Monterrey, la ciudad con la economía más pujante del país, el Barrio San Luicito, fundado por migrantes hace más de 50 años, “afea la vista” del proyecto para construir plazas, centros comerciales, viviendas de lujo y atractivos turísticos en medio de vialidades “del primer mundo”.
“Cuando llegamos a Monterrey hace muchos años, nos lanzaron al cerro donde no había más que un pedregal. Ahora que ya no caben sus proyectos, nos quieren desplazar porque estorbamos lo que los empresarios llaman ‘florecimiento económico’, porque nuestras casas les parecen feas y pobres, porque les estorbamos”.
Lo que sucede en Aztecas 215 y en el Barrio San Luicito, son las nuevas historias de despojo que están alcanzando a las ciudades, así lo refirieron los afectados por estos proyectos, durante el durante el Foro en Defensa del Territorio y la Madre Tierra.
Hasta hace pocos años, quienes se reunían en los encuentros convocados por el EZLN, eran en su mayoría habitantes de zonas rurales e indígenas, ahora acuden pobladores de las ciudades.
Indígenas huicholes de San Lorenzo, Jalisco, explicaron que ellos luchan porque no los despojen de 94 mil hectáreas de tierra que poseen desde los tiempos de la Colonia, territorio ahora concesionado a la industria minera, hidráulica y de hidrocarburos. Al igual que los yaquis de Sonora, los habitantes de El Mezquital en Nayarit, y los zoques de Chiapas.
El alcance del modelo económico en esta lógica, también contempla la desocupación de tierras para proyectos como el Corredor Interoceánico y el Corredor Transísmico, diseñados para transportar recursos naturales, mercancía y productos, hacia los mercados de Asia.
“Para imponerlo recurre el gobierno a consultas amañadas, a la división comunitaria para obtener los permisos para abrir los caminos de conexión. Nunca nos han dicho exactamente cómo están los trazos. No se nos ha informado del impacto ecológicos, y muchos menos quienes son las grandes empresas inversoras”, denunciaron integrantes de la Asamblea de Pueblos de Juchitán, Oaxaca.
Informar y organizarse
A la par de las denuncias, los afectados por los proyectos extractivos fueron detallando durante dos días, las estrategias que han empleado para detener el avance de estas acciones.
“Hemos ido de pueblo en pueblo informando, haciendo campañas alternativas de información, y articulando acciones para detener las obras”, señalaron varios de los ponentes durante el Foro en Defensa del Territorio y la Madre Tierra.
“Hemos hecho acuerdos y estamos caminando de a poquito, fortaleciéndonos como pueblos, diseñando reglamentos que contemplen la autonomía sobre nuestra tierra y nuestros recursos, haciendo conciencia sobre el derecho a decidir que tenemos sobre nuestro territorio”, explicaron habitantes de Consejo Regional Indígena de Ixmujil, Campeche.
Otros, como los habitantes de la zona de La Parota, en Guerrero, explicaron cómo durante cinco años han mantenido un plantón y bloqueados los caminos que llevan a la zona donde pretenden construir una hidroeléctrica. O los wixárika, que han llevado su lucha al Tribunal Agrario. Y los tzeltales y zoques de Chiapas, que hicieron alianza con diversos grupos y organizaciones que buscan la conservación del medioambiente.
“Nosotros, las hijas e hijos de estas tierras tenemos la necesidad de organizar para defender, tenemos la obligación de defenderla y cuidarla porque el territorio y madre tierra no pueden autodefenderse por si misma. Tenemos que pensar como defender nuestro territorio y la madre tierra”, dijo en su momento el comandante Moisés del EZLN.
“El enemigo de todos es lo que aquí escuchamos: el capitalismo.
No tenemos duda.
El capitalismo ya está llegando a su fin. Su base de sostenimiento, que es la naturaleza, ya lo están acabando. Hasta sus reservas. Solo les llevó aproximadamente 200 años acabarlo. La naturaleza para acumularse llevó millones de años, y no se va a poder recuperar en pocos años. Lo que estamos viendo es la contaminación de los ríos, aguas, mares, suelo y subsuelo de la madre tierra.
Debido a esta problemática se da el cambio climático. Ya no funciona la experiencia de nuestros abuelos, porque ya es muy irregular la lluvia.”, sostuvo un zapatista de la zona Altos de Chiapas.
Refirió que ante ese contexto “el capitalismo buscará refugio en las tierras de las montañas y los cerros donde nos mandaron. Ahora esas son las buenas tierras y el capitalismo vendrá para desalojarnos, porque ahí se acumulan más riquezas naturales. Necesitan del carbón, del petróleo, de las minas”.
Cada participante fue planteando caminos que han seguido los pueblos originarios.
“Tenemos que prepararnos, esta situación nos obliga a rescatar nuestra cultura, a volver a la medicina tradicional, a volver a fabricar nuestra propia ropa, a cultivar nuestros alimentos, a no depender del capitalismo y sus gobiernos para vivir”, dijeron.
Luego de detallar como en algunas comunidades zapatistas han conformado cooperativas que producen y comercian sus productos entre comunidades, los asistentes al foro acordaron incrementar la articulación entre los pueblos, y fortalecer un sistema de vida y económico paralelo al modelo capitalista.