Escritoras de la ciudad de Chihuahua demostraron su buena calidad artística [Abril, 2001]
— Por Jesús Chávez Marín
—Josefina Sandoval, jefa de literatura del Instituto Chihuahuense de la Cultura, y la escritora Margarita Muñoz, coordinaron la Lectura de textos femeninos, el mejor acto cultural de la folklórica Kermés del Libro que se realizó este lunes 23 de abril en los jardines de la antigua mansión de Los Laureles, frente a la estatua de Pancho Villa.
Inició la lectura Lilly Blake. Con sus textos de lujo y con su voz de locutora profesional fijó de inmediato al público en sus asientos, algunos de los cuales eran solo fragmentos de pasto en la frescura de tarde. Estudiantes del Colegio de Bachilleres, acompañados de su maestra de literatura Gabriela Borunda, fueron atentos y respetuosos con las escritoras y pusieron mucha atención. Los jóvenes sienten por instinto que los poemas son joyas necesarias para vivir con elegancia, para mantener despierta la mente y preparado el corazón.
Quince mujeres leyeron sus textos y hubo de todos los estilos.
Rosario Uranga se vio de lo mas setentera con poemas automáticos, oníricos y desaliñados que seguramente les habrán gustado a algunos muchachos que disfrutan las oldies del rockanrol. Flor María Vargas ofreció un bello recital veloz de su nueva producción poética, que es excelente. Margarita Muñoz encantó al público con su voz aguardientosa y sus poemas de amor. María Merced Nájera, tan fina y elegante siempre, puso a pensar a medio mundo con la densidad de sus versos. Alejandra Meza y Violeta Rivera demostraron que están en la modernidad literaria más precisa y cumplen con una de las principales obligaciones de los artistas: expresar su época.
La voz fuerte de Martha Estela Torres Torres fue una sorpresa grata, un espectáculo. Martha Carolina Legarreta una lluvia fresca de imágenes; Florencia Rodríguez leyó un poema donde la protagonista es su guapísima hija veinteañera; Isabel Medrano en cada línea hizo vibrar su afinada inteligencia; Dolores Guadarrama hizo sonar de nuevo la maravillosa melodía de sus palabras; Karina Manríquez con voz sensual enamoró a muchos de los jóvenes de Bachilleres que contemplaban su belleza y disfrutaban su buena literatura y Maribel Escobedo, con un cuento de fantasmas entre vivos y muertos, dejó a todos en silencio profundo para no perder detalle de su pulida prosa.
Todo estuvo bien, excepto el Instituto Chihuahuense de la Cultura, cuyos funcionarios y trabajadores ni siquiera pusieron un frasco de agua para las escritoras, donde pudieran mitigar la sed, el nerviosismo que da el pánico escénico. Ni para mandar un fotógrafo a que las retratara. Tampoco hicieron invitaciones para promocionar este acto cultural. Los del Ichicult siguen pensando que la promoción cultural puede improvisarse a como salga. ¿Cuanto tiempo más podrán seguir existiendo, atenidos al trabajo gratis de los artistas?
Abril 2001