Por La Jornada
México es uno de los 10 países en el mundo con mayor diversidad étnica, lingüística y cultural, se estima que en 2022 casi 20 por ciento de la población total pertenecía a una comunidad indígena. Actualmente hay 68 agrupaciones lingüísticas, de las cuales cerca de la mitad está en riesgo de desaparecer y un cuarto está en situación crítica.
En el país “no hay políticas lingüísticas adecuadas para su atención”, afirma Fidencio Briceño Chel Maayat’aan (maya), del Centro Estatal de Capacitación, Investigación y Difusión Humanística de Yucatán. Sostiene que si desaparecen las lenguas indígenas también “se perdería el inventario de conocimiento tradicional vinculado directamente con el hábitat en que es hablado y con el repertorio de usos biológicos y geográficos que a lo largo de los siglos una comunidad ha descubierto, explorado y sustentado en su relación con el medio ambiente”.
Historicamente, la población indigena ha sido de las más vulneradas, debido a la extracción de sus recursos, la desaparición, asesinato y hostigamiento de los miembros de sus comunidades y autoridades comunales, así como por el despojo y falta de reconocimiento de sus territorios indígenas.
En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas (9 de agosto), es importante reconocer los 500 años de la lucha y la resistencia de estos pueblos y comunidades ante las injusticias y atropellos de intereses políticos, empresas trasnacionales extractivistas y de grupos del crimen organizado. Un ejemplo de ello, explica Mariana Bermúdez, es la comunidad nahua de Santa María de Ostula, en Michoacán, que después de una larga batalla legal aún espera resolución para que “la justicia y la tierra no sea de unos cuantos con intereses ajenos, sino de la comunidad a quien le pertenece”.
De hecho, esta comunidad nahua, defensora de sus tierras y recursos naturales, promotora desde junio de 2009 del Manifiesto de Ostula, que reivindica el derecho a la autodefensa indígena, está siendo atacada por narcotraficantes, informa Luis Hernández Navarro.
Pero no solo ocurre en Michoacán. En San Cristóbal de Las Casas, comunidades, pueblos y organizaciones de Chiapas, Guerrero y Oaxaca han acordado fortalecer sus procesos de resistencia y organización frente a la violencia y la criminalización. Por su parte, la asamblea del Consejo Nacional de Pueblos Indígenas denunció que estos pueblos sean sólo considerados como “folclor y no sujetos de derecho”.
“El gran temor que persiste en los círculos del poder radica en que los pueblos indígenas y afro cuenten con un instrumento político propio y que como sujetos puedan constituirse en una fuerza capaz de disputar con su acción la orientación de la sociedad hacia horizontes distintos a los impuestos por el gran capital y que ponen en riesgo a la humanidad entera”, escribe el investigador Sergio Sarmiento Silva en el suplemento Ojarasca.
Agrupaciones festejaron la publicación en el Diario Oficial de la Federación del Catálogo Nacional de Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas y la aprobación de la reforma al artículo segundo constitucional sobre derechos de esos sectores de la población.
La resistencia también se expresa con música y versos. Niman axkan busca mostrar las facetas de la música indígena de México. Diversos géneros, lenguajes y visiones compartieron espacio para rendir homenaje no sólo a las comunidades y lenguas originarias de México, sino a la gran variedad y riqueza sonora y lírica que se ha producido y se produce en ellas. También, la poeta zapoteca Irma Pineda Santiago invita a ver de otra forma el poder de las comunidades indígenas, explica el escritor mixteco Francisco López Bárcenas.
Al despertar de tu muerte
me verás aquí
convertida en un árbol viejo
que espera tu retorno de colibrí.
Aquí se puede leer más de la obra de Irma Pineda.