Por Jaime García Chávez
Este año cerrará con un nuevo rector de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Es oportunidad para realizar una reflexión profunda sobre su papel, jugado a lo largo de prácticamente las tres últimas décadas del siglo pasado y el tiempo transcurrido hasta ahora. La UACJ se creó en una etapa de fuerte crisis en la Universidad Autónoma de Chihuahua, que fue durante mucho tiempo receptora de estudiantes de la región fronteriza.
Era evidente entonces que Ciudad Juárez requería de su propia institución universitaria de carácter público. Para la clase política estatal y federal crearla tenía como propósito mermar a la Universidad Autónoma de Chihuahua, que jugaba en ese tiempo un importante rol insurgente, que a resumidas cuentas fueron los últimos vientos del largo 68 local.
En esos tiempos, según el testimonio del licenciado Jorge Mazpúlez Pérez, el gobernador Óscar Flores Sánchez le pidió a Luis Echeverría Álvarez, entonces presidente de la república el permiso para extinguir toda disidencia en la UACH, como a la postre sucedió.
La vieja universidad ahora correría en paralelo con la de reciente creación en la ciudad fronteriza y surgió con un modelo administrativamente mejor al que se ha mantenido en la UACH.
La UACJ, qué duda podemos tener, tiene aportes significativos y en su historia, realmente han sido los maestros de raíz priista los que han puesto la mala nota en su historia. En esa línea podríamos distinguir la acción porril, que no se olvida, de Javier González Mocken, saltimbanqui político que hoy trabaja como presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, para vergüenza de lo que debiera ser un noble aparato de Estado.
Aunque para los gobernadores del estado Ciudad Juárez está muy lejos y más su universidad que renovará su rectorado. Nunca han renunciado a tener la autonomía como un mecanismo de simulación que aparenta que el Consejo Universitario elige a su máxima autoridad, cuando en realidad en sobre lacrado contiene prácticamente la candidatura ganadora.
Eso han hecho los últimos gobernadores del PRI ensombreciendo a la propia universidad que tiene maestros y maestras que saben pensar y decidir por cuenta propia.
El actual rector Juan Ignacio Camargo Nassar llegó por su amistad y compadrazgo con Javier Corral Jurado, como bien se sabe y demuestra escuchando a la opinión pública circulante y ordinaria.
El proceso para elegir el próximo rector y su elección se verán en una circunstancia que se define por un matiz local y una incógnita que se irá despejando cuando se vea el despliegue de la administración pública federal que encabezará la virtual presidenta Claudia Sheinbaum Pardo que dio un mal paso al nombrar a Mario Delgado como su futuro secretario de educación, lo que ha sido catalogado como una pésima decisión, pero no por ello menos importante para el futuro de la UACJ en materia de los macroproyectos que vendrán. Recordemos que hoy por hoy Ciudad Juarez es una importante fortaleza para MORENA.
Ahora que el Gobierno estatal de María Eugenia Campos Galván es francamente débil y prácticamente abúlico, los universitarios de la casa superior de estudios de la frontera tendrán la oportunidad de tomar una decisión libre y que atienda a los intereses de Ciudad Juárez en el ámbito de su desarrollo y la gran contribución que pueden realizar sus egresados para el ejercicio profesional, en todos los ámbitos, particularmente los que tienen que ver con la cultura y las humanidades.
Siempre he pensado que Ciudad Juárez necesita una gran universidad, pero no encerrada en los confines de su localización geográfica. Construir esa gran universidad es imprescindible para Chihuahua y el país, no olvidemos la conexión texana con el imperio.
Invito a los actores involucrados a moverse en esa dirección.