Convocan a reordenar la Cruz de Clavos, el histórico memorial vs el olvido y la impunidad


Por Raíchali

Desde el 2001 se encuentra ese antimonumento frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua, un espacio que se ha convertido en punto clave para exigir justicia y denunciar la impunidad de las autoridades ante la violencia que hay contra las mujeres y sociedad en general.

Texto: Patricia Mayorga y Jaime Armendáriz

Fotografías: Raúl F. Pérez y Claudio Grijalva / Raíchali

Chihuahua.- La puerta principal del Palacio de Gobierno, sede del Poder Ejecutivo de Chihuahua, da hacia la calle Aldama, en el centro histórico de la capital del estado. La vista inmediata frente a ese acceso es plaza Hidalgo, al otro lado de la angosta vialidad. Ahí, en esa plaza se tiene uno de los memoriales más históricos de la entidad y del país: la Cruz de Clavos, colocada en 2001 en memoria de las víctimas de feminicidio en el país, un espacio que hoy pretende ser reordenado por la sociedad civil organizada.

“Este es un memorial para exigir justicia y para recordar la impunidad, y aunque no basta solo recordar, es también para denunciar ese grado de impunidad en el que vivimos”, expresó Graciela Ramos, de la organización Movimiento Estatal de Mujeres, al encabezar, junto a otras activistas, una rueda de prensa en la Cruz de Clavos para emitir una convocatoria pública que pretende mejorar el aspecto de ese espacio.

Una lona en memoria de Marisela Escobedo cubrió momentaneamente la cruz de clavos en el décimo aniversario de su asesinato. Fotografía de 16 de diciembre de 2020 por Raúl F. Pérez Lira.

Ese memorial o antimonumento es uno de los más históricos en el estado y el país, por donde han pasado centenas de exigencia de justicia de casos que se mantienen en la impunidad, principalmente de los asesinatos de mujeres durante la década de los 90’s.

A estos casos se han sumado todos los crímenes ocurridos durante las primeras décadas de este siglo, acumulados sobre todo desde el gobierno del panísta Felipe Calderón tras su llamada “guerra contra el narcotráfico”, caracterizada por una de las etapas más violentas vividas para el país.

En varios de esos casos, existen fotografías o alguna otra huella de memoria que se encuentra en ese memorial, pero que con el paso de los años, debido al acumulamiento, se ha afectado la estética del propio antimonumento.

Al grupo de cruces también se sumó otra gran cruz de hierro en honor a los sacerdotes jesuitas asesinados en 2022, Joaquín Mora y Javier Campos, los ciudadanos Pedro Palma Gutiérrez y Paul Osvaldo Berrelleza Rábago, así como en exigencia por la justicia y paz en la Sierra Tarahumara. Fotografía del 20 de junio de 2023 por Claudio Grijalva.

“Queremos que este sea un espacio digno de quienes se encuentran aquí con sus nombres, fotografías, y que han acompañado el memorial donde se recuerdan a las víctimas de feminicidios y mujeres desaparecidas”, subrayó Gabino Gómez, dirigente de El Barzón e integrante del Centro de Derechos Humanos para las Mujeres (Cedehm).

“Creemos que Chihuahua merece un memorial donde recordemos la impunidad que ha existido en la inmensa mayoría de los casos de víctimas de feminicidio, y de otros tantos sin que haya nadie en la cárcel, y sin que nadie pague por ello. El dolor de las familias tiene que respetarse”, apuntó por su parte Graciela Ramos.

La convocatoria, abierta a artistas, profesionistas, colectivos, organizaciones y empresas

La convocatoria para reordenar la llamada Cruz de Clavos establece que se busca diseñar en ese sitio un espacio ordenado y estético que refleje a las personas lo que significa: la impunidad, la exigencia de justicia y la memoria.

Una de las tantas cruces colocadas junto a la Cruz de Clavos fue instalada en memoria de las 13 personas que fueron asesinadas en Creel el 16 de agosto de 2008. Esta es considerada la primer masacre de la “guerra contra el narco”. Junto a esta, durante un tiempo fue encadenada una bicicleta blanca en memoria de un ciclista arrollado. Fotografía de noviembre de 2012 por Raúl F. Pérez Lira.

El llamado se dirige a artistas profesionistas colectivos y organizaciones y empresas, y no representa mover el antimonumento, sino darle iluminación, reacomodar los elementos que ya se encuentran ahí, entre otras cosas.

Las propuestas serán evaluadas por un comité formado por 7 personas, 4 de organizaciones y 3 personas externas. El proyecto ganador obtendrá un reconocimiento simbólico y no monetario, establece la convocatoria.

Ese proceso quedó abierto desde el pasado el 8 de marzo y cerrará el 10 de abril del 2024. El resultado se dará a conocer el 24 de abril y el reconocimiento será el 6 de mayo.

Las bases establecen que la propuesta debe ser entregada en plano escalado y con fotomontaje y/o render, que debe ser enviado al correo memoriaolvidoimpunidad@gmail.com o entregar en las instalaciones del Cedehm, en avenida Juárez 4107B de 8 a 2 de la tarde de lunes a viernes.

Las convocantes son: Abogadas Demócratas, Alianza Sierra Madre, Bowerasa, Centro de Atención a la Mujer Trabajadora de Chihuahua, Centro de Derechos Humanos para las Mujeres (Cedehm), Comisión de Solidaridad y Defensa de los Derechos Humanos AC (Cosyddhac), Contec, Ecos de Mirabal, El Barzón, Familias de masacrados en Creel, Jesuitas de Tarahumara, Mujeres por México en Chihuahua, Programa Compañeros AC, Sin Violencia AC, Transforma AC, Unión Campesina Democrática AC, y Uno de Siete Migrando.

Desde 2001, un espacio para exigir justicia

El grito colectivo y permanente de justicia por las desapariciones de mujeres y por los miles de feminicidios en el estado, ha visibilizado la impunidad acumulada en la que vive Chihuahua con las masacres registradas en diferentes regiones, homicidios de defensores y defensoras de territorio, madres en busca de sus hijas, sacerdotes, abogados y miles y miles de víctimas de la violencia generalizada, que hoy forman parte de la Cruz de Clavos o cruz de la impunidad.

Con una enorme cruz de madera y de hierro cargada de simbolismos y con casi 300 clavos robustos, las Mujeres de negro que fundaron el movimiento ¡Ni una más! Instalaron la obra conocida como la cruz de clavos, el 25 de noviembre de 2001. La cruz fue elaborada por extrabajadores de la fábrica Aceros de Chihuahua.

La cruz de clavos instalada en la plaza Hidalgo de Chihuahua, frente al palacio de gobierno, es el primer memorial a las víctimas de feminicidio en el país. Posteriormente colocaron la de Juárez en el puente internacional Paso del Norte.

En la parte trasera de ka cruz de clavos actual se puede leer y ver un poco sobre la historia de este antimonumento. Fotografía del 8 de marzo de 2024 por Raúl F. Pérez Lira.

En 2001 se incrementaron las desapariciones y feminicidios de mujeres jóvenes en el centro de la capital, que se sumaron a los crímenes contra mujeres de Ciudad Juárez, acumulados desde la década de los 90, en el gobierno de Francisco Barrio Terrazas.

Después de unos meses de la instalación de la cruz en la capital, el 21 de junio de 2002, fue robada. Se ha señalado a personal del gobierno de Patricio Martínez García como los autores de la remoción de la cruz.

Los clavos colocados en la estructura de la cruz, representaban en aquel año, la tortura y asesinato de 287 mujeres en Ciudad Juárez desde 1993 y la serie de feminicidios que iniciaba en la ciudad de Chihuahua. Actualmente el Día de la No violencia contra las mujeres (25 de noviembre de cada año), las mamás de víctimas de asesinato y/o desaparición, colocan los nombres de las mujeres que se han sumado a las primeras, que llegan a alrededor de 3 mil.

El memorial que exige la aparición de Pamela Portillo ha sido vandalizado en múltiples ocasiones y su familia lo arregla siempre que le es posible. Fotografía de 2024 por Raúl F. Pérez Lira.

Los ex obreros de Aceros construían una segunda cruz cuando un comando armando armado con vestimenta negra y encapuchado, los sometió con armas largas y sustrajo la cruz.

En agosto de 2003 colocaron la tercera versión de la cruz, que es que se conoce en la actualidad. Las Mujeres de negro clavaron la cruz más grande y más gruesa: mide 3.70 metros de alto por 2.50 de ancho, con un peso de una tonelada y media.

En la estructura que contiene la cruz, colocaron una pieza de máquina de coser, un rodillo de lavadora, una paloma blanca con alas abiertas, cuerpos desnudos y destrozados representados con maniquíes, un espejo, una bata de obrera, una plancha, zapatos de tacón, que rodean la Declaración Universal de los Derechos Humanos acompañada de un rostro y unas manos semi enterradas en la arena: “El desconocimiento y el menosprecio de los Derechos Humanos, ha originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia ciudadana”.

Arriba, en lugar del símbolo cristiano INRI, lleva la frase ¡Ni una más!, con letras negras sobre un fondo blando y un marco rojo.

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