Pa’ciudades pelonas, Chihuahua

Por Víctor M. Quintana S.

Una mancha para nuestro orgullo chihuahuense: nuestra capacidad de aguante al polvo es tan grande como nuestra negligencia por sembrar y cuidar árboles. Es problema del gobierno, los empresarios inmobiliarios y los ciudadanos. 

Recorriendo nuestro estado es fácil constatar que hay muy pocos árboles y muchas calles terregosas, sin pavimentar. Juárez es la que se lleva las palmas, pero otras localidades no hacen malos quesos: Nuevo Casas Grandes tiene un buen y moderno trazo, calles y espaciosas avenidas, pero poco pavimentadas y la mayoría sin árboles. Algunas antiguas poblaciones que contaban con una acequia a la orilla de la cual crecían álamos, ahora han cerrado la corriente de agua, las han dejado que se llene de tierra o, las han encementado y el verdor se perdió. 

No es excusa el que estemos en el desierto y tengamos un clima seco y árido en extremo. En muchos países las ciudades del desierto son verdaderos oasis, por ejemplo, Mendoza, Argentina, con un clima y un entorno ecológico muy semejante al de Chihuahua, pero aquí parece que nos engolosinamos con los terregales.

Se pueden plantar variedades de árboles endémicas de la región, que requieran poca agua y resistan los embates del clima extremoso. Algunos gobernantes han tenido la buena práctica de plantar huizaches o encinos en los camellones, pero se puede hacer mucho más y si no, es por la irresponsabilidad del gobierno, de los negociantes inmobiliarios y de nosotros, ciudadanos.

En Ciudad Juárez son escasas, muy escasas, las vialidades con vegetación y prácticamente inexistentes, las que tengan árboles cuidados. Y eso que aun atraviesa la ciudad la Acequia Madre que podría aprovecharse para construir un gran paseo de verdor para los caminantes.

En muchos fraccionamientos se conjugan el descuido de los gobiernos y el lucro desmedido de los fraccionadores. Los porcentajes de “áreas verdes” que éstos deben dejar en cada fraccionamiento son el paraíso de las polvaredas”. Los negociantes dejan los espacios pelones, si mucho con unas banquetas y jueguitos infantiles y el municipio los recibe así, no los cuida y la poca vegetación se va secando. En algunas ocasiones son algunos abnegados vecinos y vecinas quienes de pronto riegan los maltrechos árboles, aunque los malandros los vandalizan y lo único que crece es el descuido de los habitantes. Para experimentar lo que es un terrorífico desierto urbano con parques pedregosos, sin árboles, basta darse una vuelta por la inmensa zona de Riberas del Bravo, por los Kilómetros, por las partes elevadas del poniente, y un etcétera infinito. En esos áridos y maltrechos parajes se podría filmar la próxima secuela del apocalíptico “Mad Max”.

Parece que el lucro inmobiliario es enemigo de la vegetación. Sólo le interesa cuando se trata de construir campos de golf o parques de fraccionamientos exclusivos. Es necesario que el Cabildo sea mucho más exigente y vigile que los espacios para zonas verdes que se les exigen a los fraccionadores, sean realmente, espacios arbolados, cuidados, no terregales y basureros, como son muchos actualmente. Cada regidor o regidora se debería encargar de una zona de la ciudad y realizar una vigilancia permanente para que se planten y se conserven los árboles, tan múltiplemente necesarios para la ciudad.

En Juárez, el movimiento social que defiende El Chamizal como zona arbolada, que protestó por la tala de árboles en la Vialidad Tecnológico-16 de Septiembre ha levantado la voz y la conciencia para que en esta frontera no sólo se dejen de derribar árboles, sino que se siembren y desarrollen verdaderas zonas verdes y no eriales. No debemos dejar que este movimiento sea, literalmente, una voz que clama en el desierto. Hay que sumarnos a él , apoyarlo.

Ojalá que podamos sumarnos a estas iniciativas. Ojalá que los presupuestos participativos consideren esta enorme necesidad. Ojalá que presidencia municipal y fraccionadores tomen conciencia y acciones. No nos merecemos ciudades pelonas e inhóspitas.

About Author

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *