¿Cuánto cuesta sobrevivir en México?


De acuerdo al último reporte de la medición de la línea de pobreza que hace el Coneval, en una ciudad, aún con el último aumento al salario mínimo, una familia promedio tendría que tener ingresos arriba de los 17 mil pesos mensuales para acceder a lo mínimo indispensable
 para subsistir

Por Alejandro Ruiz | Pie de Página

Fotos: Galo Cañas / Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO. – En México, a un trabajador urbano le cuesta 2 mil 679 pesos acceder a la canasta básica alimentaria mensual. Si a esto se le suman los gastos por transporte, vivienda, vestido, diversión y salud, el costo se eleva a casi 4 mil 500 pesos mensuales.

El dato lo reportó el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) en su último informe correspondiente a las líneas de pobreza por ingresos a diciembre de 2023.

Esta línea, explica en entrevista con Pie de Página el doctor José Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Coneval, se define a partir de dos criterios:

1.El costo de la canasta básica alimentaria, compuesta por el precio por kilogramos de más de cien productos alimentarios que aportan el mínimo de nutrientes para una persona. Quien no puede costear esta canasta se encuentra en pobreza extrema por ingresos.

2.El costo de la canasta básica no alimentaria, compuesta por el precio que cuesta satisfacer 5 subgrupos de bienestar social: transporte, vivienda, vestido, diversión y salud. Quien no puede costear esta canasta, sumada a la canasta básica alimentaria, se encuentra en condición de pobreza por ingresos.

Con estos datos, el Coneval estima la medición de la pobreza multidimensional en México. Según los últimos análisis de 2022, el 36.3 por ciento de la población mexicana se encontró en condiciones de pobreza multidimensional, y el 7.1 por ciento de la población en pobreza extrema multidimensional.

También, con esta información se estima la pobreza laboral, contrastando los ingresos monetarios de la población mayor a 16 años que recoge la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo con los precios de las canastas básica alimentaria y no alimentaria.

Actualmente el 37.3 por ciento de la población está en situación de pobreza laboral a nivel nacional, 10 puntos arriba del último dato antes de la pandemia, donde el 36.7 de la población se encontraba en esta situación.

Pese a que estos números son relativamente positivos comparados con sexenios anteriores, en México todavía falta un largo trecho para cerrar las brechas de la pobreza si se toman en cuenta otros factores.

Foto: Galo Cañas / Cuartoscuro

En México, una familia promedio necesita 17 mil pesos para sobrevivir

De acuerdo con el último dato recuperado por el INEGI en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2018, en el país existen 34 millones 744 mil 818 hogares. De los cuales, el tamaño promedio es de 3.6 personas por núcleo familiar.

En estos hogares, en el 36.6 por ciento de ellos (conformados por una pareja con hijas o hijos) el jefe o jefa de familia, y su cónyuge, se encontraban insertos en el mercado laboral. Sin embargo, en el 34.7 por ciento sólo el jefe o jefa de familia estaban empleados, en el 2.4 por ciento de los casos sólo una persona del hogar laboraba, y en el 1.3 por ciento ningún integrante del hogar tenía trabajo.

Nabor Cruz recupera el dato, y contextualiza:

«Nuestras mediciones (de pobreza multidimensional y laboral), en primera instancia, son por persona. Es importante destacar que un hogar promedio está compuesto, en promedio, por 3.6 personas, redondeado a 4 integrantes. Ahora, por poner un ejemplo, el valor monetario de la canasta básica alimentaria es de 2 mil 269 pesos mensuales. Aquí, tendríamos que ubicar que para que un hogar de 4 integrantes pudiera tener cubierto el requerimiento monetario de la canasta básica alimentaria tiene que ganar casi 9 mil pesos mensuales».

Si a esto se le suma el costo de la canasta básica no alimentaria, una familia promedio tendría que gastar al mes 17 mil 847 pesos con 88 centavos.

Nabor Cruz retoma:

«Prácticamente, en un hogar con dos perceptores de ingresos, sus ingresos laborales tendrían que ser de más de 17 mil pesos mensuales para poder, ellos dos y sus dos hipotéticos hijos, cubrir las canastas básicas mínimas alimentarias y no alimentarias. Aunque claro, hay una variable de heterogeneidad, pues hay hogares donde sólo hay un perceptor de ingresos, pero hay otros donde tienen dos, tres, o hasta cuatro perceptores de ingresos».

En México, según el último dato de la Encuesta Nacional de Empleo y Ocupación 2023, alrededor de 19.7 millones de mexicanos ganan hasta un salario mínimo, es decir 248.93 pesos al día, o sea: unos 7 mil 467 pesos al mes.

Esto quiere decir que, con las condiciones actuales del salario mínimo, si estos 19.7 millones de trabajadores y trabajadoras son el único sostén de su familia, lo que ganan no alcanza ni para subsistir.

La clave para reducir esta brecha está en la continuidad de la política social y económica del actual gobierno, explica el secretario ejecutivo del Coneval.

Podemos mejorar

La cifra a 5 años del sexenio de López Obrador parece alentadora, pero no suficiente. Pues aunque el salario mínimo ha tenido aumentos significativos desde 2018 (registrando un incremento del 110 por ciento en 5 años), los precios de los productos mínimos indispensables para garantizar la subsistencia humana también se han elevado.

Por ejemplo, de acuerdo con el Coneval, del último trimestre de 2018 al último de 2023, el precio de la canasta básica alimentaria más la no alimentaria aumentó de 3 mil 427 pesos con 76 centavos a 4 mil 467 pesos con 91 centavos. Esto es, un aumento de poco más de mil pesos en 5 años; es decir, de más del 130 por ciento.

A la vez, de acuerdo a información de la Secretaría de Trabajo, sólo el .45 por ciento de los trabajadores formales registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social se beneficiarán del aumento al salario mínimo.

Esta cifra, a su vez, deja fuera al grueso de los trabajadores informales, quienes de acuerdo a datos del Coneval del último trimestre de 2023 perciben, en promedio, ingresos por 4 mil 500 pesos al mes, mientras un trabajador del sector formal percibe el doble de esa cifra.

Además, actualmente se estima que existe una brecha del 1.3 por ciento entre los salarios que perciben hombres y mujeres, siendo los varones quienes se benefician de esta condición estructural.

Pese a estas cifras, y por increíble que parezca, antes de este sexenio los ingresos de la clase trabajadora eran peores.

Nabor Cruz contextualiza a partir de la medición de la masa salarial en México, o sea: la sumatoria de los salarios de todos los trabajadores de la población eocnómicamente activa del país.

«Desde 2011 hasta 2018 teníamos una masa salarial que había rondado entre los 260 y 270 mil millones de pesos a precios constantes. A partir de 2018 ha habido un incremento de masa salarial. El último dato del tercer trimestre de 2023 nos dice que la masa salarial ronda los 357 millones de pesos. Esto quiere decir que sí ha habido un incremento del salario de los trabajadores, incrementos que van arriba de la inflación».

Aunado a este dato, otro impacto positivo de las políticas de este sexenio ha sido en el acceso a la seguridad social. Por ejemplo, aunque el último informe de Coneval resalta que el 50.2 por ciento de la población total del país tiene carencias en acceso a la seguridad social, en 2016 el porcentaje ascendía a 56.

«Al interior de esta carencia vienen esquemas básicos de seguridad social de trabajadores y dependientes directos», precisa Nabor Cruz, o sea: acceso a una pensión, vivienda, servicios de salud para el trabajador y su familia.

Para reducir la brecha salarial y los niveles de pobreza en México, la recomendación de Nabor Cruz es simple:

«La siguiente administración federal tendrá que seguir robusteciendo los mecanismos de formalización del empleo para que se pueda tener un mayor numero de personas que trabajen en el sector formal. Y con esto, que se puedan seguir reduciendo estas carencias de seguridad social».

Alejandro Ruiz

Periodista independiente radicado en la ciudad de Querétaro. Creo en las historias que permiten abrir espacios de reflexión, discusión y construcción colectiva, con la convicción de que otros mundos son posibles si los construimos desde abajo.

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