Por Ernesto Camou Healy
Desde el año 2021 inició el Sínodo eclesial sobre la sinodalidad con reuniones en todas las regiones y diócesis como una preparación para la primera asamblea que iniciará el próximo miércoles 4 de octubre, día de San Francisco de Asís. Es notable el nombre: Sínodo sobre la sinodalidad, que parece autorreferencial, no lo es; se trata de una especie de aceptación de que seguimos aprendiendo qué es eso de la Sinodalidad.
Fue Pablo VI quien introdujo al sínodo como un organismo de reflexión y asesoría; y, poco a poco, se ha ido construyendo esta experiencia dentro de la iglesia católica. Ahora, el Papa Francisco da un paso más para entenderla como algo sustancial en el Pueblo de Dios.
Sínodo es una palabra de origen griego y significa, literalmente, caminar juntos. Apunta a la participación comunitaria en la permanente procesión del Pueblo en la construcción de la Vida. Es importante subrayar esa voluntad de incluir en ese caminar a los obispos junto con el Papa y cómo eso se ha ido modificando en la dirección correcta hasta la decisión de Francisco de incluir en él a mujeres y laicos con voz y voto, un paso significativo en este camino de acompañamiento.
La asamblea se inaugura el próximo día 4, en El Vaticano, pero antes, hoy sábado, se celebró en Roma un Consistorio, ceremonia en la cual el Papa nombró a 21 nuevos Cardenales con lo que eleva a 137 los posibles electores en caso de que haya sede vacante. Un número inusitado, y además compuesto por clérigos de todas las regiones del mundo, incluyendo nuevos purpurados de diócesis pequeñas o aisladas. Francisco rompió con la tradición de otorgar el capelo cardenalicio a prelados de diócesis importantes, en grandes ciudades, y ha buscado obispos con capacidad y vocación pastoral, “que huelan a oveja” como él mismo afirmó hace años. Mantiene su proyecto de lograr una mayor amplitud geográfica: nombró cardenales a obispos de Italia, España, Argentina, Colombia, Francia, Polonia, Estados Unidos, Sudáfrica, Sudán del Sur, Israel, Tanzania, Malasia, Hong Kong y Portugal.
Entre ellos nombró a dos no obispos: el superior general de los Salesianos, y a un fraile capuchino argentino de 96 años que se ha dedicado por décadas a confesar en un santuario de Buenos Aires, fray Luis Pascual Dri, O. F. M., que, por su edad, no puede ser elector.
Ahora bien, en esta primera asamblea sinodal se reflexionará sobre varios temas, digamos complicados: El papel de la mujer es uno de ellos. Sobre todo, su papel en la iglesia y su posibilidad de asumir cargos de importancia que no exijan la ordenación como presbíteros, pero sí en cuestiones administrativas o pastorales. Sin duda hablarán sobre la restauración del diaconado femenino, que las incluiría en el sacramento del orden sacerdotal, con responsabilidades propias, y con un lugar aceptado y válido dentro de la jerarquía.
También se reflexionará sobre la pastoral adecuada para la comunidad LGTB, (Lesbianas, Gays, transexuales y Bisexuales) que sin duda se deben considerar también “hijos de Dios”. Ya Francisco dijo hace años en una entrevista durante uno de sus viajes, ante una pregunta sobre ellos. “¿Quién soy yo para juzgar…?” Seguramente no se evadirá el tema en esta ocasión.
Entre otras cuestiones parece que también se volverá sobre el tema del celibato opcional para los sacerdotes que no pertenecen a órdenes religiosas pues en ellas hacen votos de castidad, pobreza y obediencia. Sería una manera de restablecer y lograr, en muchas regiones y comunidades el acceso a la celebración eucarística y los sacramentos, que se ha ido perdiendo por la escasez de sacerdotes que las sirvan.
Habrá muchos temas más, quizá alguna sorpresa, pero no se deben esperar decisiones o doctrina, pues el evento es un diálogo que auxilia al Papa para ir definiendo en el futuro el rumbo de la Iglesia, que debe ser, cada vez más, un caminar juntos…
Ernesto Camou Healy es doctor en Ciencias Sociales, maestro en Antropología Social y licenciado en Filosofía; investigador del CIAD, A.C. de Hermosillo.