Camou: Huelga de actores

Por Ernesto Camou Healy

Hace una semana que el sindicato de actores estadounidenses se sumó a la huelga que habían iniciado los guionistas de la industria del cine y la televisión. Desde 1960 no había habido un movimiento como el actual, cuando dirigía el sindicato Ronald Reagan; la líder, ahora, es una actriz que se hizo famosa por la serie “La Niñera”, que ella escribió y produjo: Fran Drescher, que se ha mostrado decidida y combativa.

Exigen mejores salarios y protección a sus empleos. El sindicato agrupa a más de 150 mil trabajadores, desde extras hasta estrellas del espectáculo. La inmensa mayoría de los actores son para nosotros, cinéfilos y televidentes, personas desconocidas. Si enlistáramos los nombres que reconocemos en las pantallas, quizá no serían más de dos o tres docenas; pero el conjunto de los que así se ganan la vida es muy amplio y muy alejado del mito de que la actuación es el camino a la celebridad y una vida de lujo y bienestar. Los actores y actrices promedio son personas que ejercen un oficio no muy estable, con salarios no tan opulentos y, con frecuencia, más bien escasos.

Hay dos demandas torales: La primera concierne a las remuneraciones pactadas desde hace años y que no corresponden a las nuevas formas de trabajo que ha ido desarrollando la industria. Los pagos actuales, afirman, son insuficientes  y no adecuados a un medio que se ha transformado radicalmente en las últimas décadas. Para empezar las series de televisión ahora son cortas, de pocos episodios, y obligan a muchos a buscar nuevos proyectos cada pocos meses. Hay menos estabilidad que antes. Por otra parte, las películas ya no se producen sólo para la exhibición en salas, sino muchas veces para los canales de transmisión continua, lo que llaman “streaming”, que permite al espectador ver los contenidos a voluntad, sin estar sujeto a un horario, y ni siquiera a una sala o un aparato televisivo, puesto que se pueden ver en un teléfono o una computadora.

Afirman los actores que la forma como se les paga no corresponde a las nuevas maneras de difundir y comercializar las series y películas, y que resulta urgente llegar a convenios laborales más justos y adecuados.

También exigen que los pagos que llaman “residuales” –esto es las regalías por la retransmisión de contenidos en los que aparecen– deben incrementarse y regularse de acuerdo a las nuevas condiciones de la industria y el mercado, en las que una película o una serie se ve casi permanentemente, por muy distintos consumidores o usuarios en los canales de retransmisión continua.

Conviene señalar que los sindicalizados votaron por la huelga después de una negociación en la que los estudios ofrecieron mucho menos de lo que se solicitaba. Afirman que el salario anual de un guionista es de unos 70 mil dólares, mientras que algunos ejecutivos de las productoras cobran más que eso, diariamente: Se considera normal que algunos administradores perciban más de 20 millones de billetes verdes, al año.

Ahora bien, la otra preocupación de los huelguistas es la iniciativa, amenaza más bien, de comenzar a escanear, esto es tomar medidas electrónicas y construir un banco de imágenes de los actores, sobre todo los menos conocidos, para poder reproducir sus efigies y apariencia a voluntad en las películas y grabaciones que produzcan en el futuro, y ahorrarse la contratación de las personas individuales, lo que constituye una seria amenaza a su trabajo y oficio.

Esta posibilidad se asienta en la codicia extrema de la vertiente norteamericana del capitalismo rapaz que elige la ganancia en contra de las personas y la sociedad.

Los actores y guionistas están defendiendo su trabajo y vida, y nos recuerdan que su dedicación produce el valor y por ende el rendimiento y utilidades; y que antes están las personas, su dignidad y su bienestar. Sin ellos, la industria del cine, y su economía, carece de sentido.

Ernesto Camou Healy es doctor en Ciencias Sociales, maestro en Antropología Social y licenciado en Filosofía; investigador del CIAD, A.C. de Hermosillo.

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