Por Francisco Ortiz Pinchetti
Me asombra que a estas alturas la oposición –particularmente el PAN– esté enfrascada en discutir los métodos para la elección interna de su candidato común a la Presidencia. Más me sorprende que insistan en formas caducas y probadamente ineficaces de participación electoral, como las empleadas en 2018, y no se abran ¡ya! a esa ciudadanía que se los reclama a gritos.
Lo que de plano me azora, y además me aterra, es sin embargo que no se percaten de la necesidad imperiosa de combatir con todo el arma electoral clave y para mi absolutamente evidente de Andrés Manuel, cuyo objetivo es claramente estar en la elección… sin estar en la boleta.
Hace tiempo que los partidos, los dirigentes, los aspirantes, los estrategas políticos y los publicistas de la oposición debieran estar empleando prioritariamente todas sus posibilidades de difusión, desde los tiempos oficiales hasta las declaraciones, entrevistas y eventos públicos a desengañar y convencer a la ciudadanía que los programas sociales del gobierno de Andrés Manuel, particularmente el de la pensión universal a los adultos mayores, es desde 2020 un derecho constitucional y no una dádiva magnánima del mandatario en turno.
Efectivamente, en la reforma aprobada por el Congreso en mayo de 2020 se incorporó ese derecho en artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como cabalmente se llama.
Pone el precepto:
“Las personas mayores de sesenta y ocho años tienen derecho a recibir por parte del Estado una pensión no contributiva en los términos que fije la Ley. En el caso de las y los indígenas y las y los afromexicanos esta prestación se otorgará a partir de los sesenta y cinco años de edad”.
El beneficio fue ampliado por un decreto del Presidente López Obrador emitido en marzo de 2021 –con clara intención electorera–, justo tres meses antes de las elecciones intermedias de ese año. Ese decreto establece que la pensión universal de los adultos mayores se entregará ya no a los que tengan más de 68 años, sino a partir de los 65 años, como se hace cuando se trata de población indígena.
Andrés Manuel anunció también en esa ocasión que la pensión, en ese entonces de casi tres mil pesos bimestrales, se incrementaría gradualmente hasta llegar al doble al inicio de 2024. Así ha sido: Empezó con un incremento del 15 por ciento en ese 2021 y ha tenido aumentos del 20 por ciento en 2022 y 2023, de modo que actualmente es de cuatro mil 800 pesos cada dos meses. El año próximo, en que se celebran los comicios presidenciales, el aumento será de otro 20 por ciento para llegar a los seis mil pesos bimestrales: tres mil pesos cada mes.
Hay que tener claro –y difundir– que se trata de un derecho universal, es decir, que incluye a todos los mexicanos en esa edad, independientemente de su situación laboral, sus ingresos o del estrato socioeconómico al que pertenezca. Sí, tienen derecho a recibir una pensión bimestral de cuatro mil 800 pesos lo mismo Carlos Slim que Andrés Manuel López Obrador, el viejo organillero de la esquina de Insurgentes y Félix Cuevas, el lanchero de Xochimilco, el tata de una comunidad campesina perdida en la sierra, el cura del pueblo, yo o mi amigo el taxista que está sin chamba desde hace dos años y medio.
Deberían los opositores desmentir cotidianamente, todos los días, las insinuaciones o advertencias directas del propio Presidente, de la jefa de Gobierno, de los gobernadores morenistas o de cualquier funcionario federal respecto a que la llegada de un gobierno distinto a Morena significaría la cancelación de este beneficio. Es una mentira que debiera estarse machacando en cualquier oportunidad.
Un el tema crucial, diría yo, determinante en la elección del año próximo.
No exagero. Sobre los alcances electoreros de ese apoyo económico hay que considerar varios aspectos. Actualmente lo reciben 11 millones 239 mil 840 derechohabientes mayores de 65 años en el país. De esa ayuda se benefician no sólo quienes la reciben, sino también los parientes cercanos para quienes la pensión a su viejito significa un obvio alivio para sus responsabilidades. Según especialistas, pueden calcularse tres personas mayores de edad (conyugue, hijos, entenados, nietos, sobrinos entre ellos) indirectamente beneficiadas por cada adulto mayor. Esto significa un sector de más de 36 millones de ciudadanos agradecidos.
Hay otro dato, harto interesante y muy poco difundido: según el Sondeo Nacional realizado mensualmente por la empresa Saba Consultores mediante encuestas específicas, hay cuatro sectores de la población que “soportan claramente” la popularidad de AMLO y de Morena: las personas mayores de 68 años, las que ganan entre dos mil 400 y cinco mil pesos al mes, las que reciben apoyo económico del gobierno a través de los programas sociales, y las que tienen una escolaridad de menos de seis años.
Como puede verse, no es casual ni meramente caprichosa la obsesión de López Obrador por los programas sociales. Ni sus afanes ciertamente exitosos para hacer sentir a los beneficiarios del Programa que ese dinero es una dádiva generosa de Andrés Manuel, tal como si se sacara del bolsillo su dinero para repartirlo.
Eso explica también en gran medida que la aprobación del Mandatario en las encuestas no mengua. Está en un promedio de 60 por ciento. También, que este año se destinen más de 600 mil millones de pesos a financiar los 16 programas sociales del gobierno. Y que para el programa de pensiones para adultos mayores se destine, ojo, más de la mitad de la suma total: 335 mil 499.4 millones de pesos.
Se estima –ojo– que actualmente, 70 por ciento de las familias mexicanas recibe algún apoyo a través de alguno de esos programas sociales del gobierno, lo que ha permitido paliar parcialmente el impacto negativo de la inflación.
Nada casual fue tampoco que el Presidente se haya reunido el miércoles pasado a puerta cerrada en Palacio Nacional con los 22 gobernadores y delegados regionales de Morena y la jefa de Gobierno capitalina. Según trascendió, el tema de la reunión fue uno solo: los programas sociales. “Nos pidió que no le bajemos al ritmo de trabajo con los programas federales sociales que tenemos en las entidades, adultos mayores, las becas que se van a entregar a los muchachos, para discapacidad, a ver si hay más estados que en el próximo jalón entren”, contó el mandatario de la Baja Sur.
Al final, por separado, cada delegado recibió una “orientación”, dijo Víctor Manuel Castro.
“¿Quién te regala dos mil cuatrocientos pesos cada mes?”, me preguntó a manera de respuesta mi amigo el taxista, un tipo medianamente informado por cierto, cuando le cuestioné su necia decisión de votar otra vez por Morena a pesar del desastre nacional que estamos padeciendo y que él mismo reconoce. “¿Quién?”
Es inaudito por todo lo anterior que no exista una campaña masiva para explicar a la población que esos beneficios constitucionales no pueden ser eliminados, sea cual sea el partido o coalición que asuma el poder en 2024. Como dijo el nuevo clásico, no me chinguen. Válgame.
DE LA LIBRE-TA
ORGANILLEROS. Cuentan que ahora que se celebró en el Centro Histórico el Primer Festival del Organillero, la melodía más solicitada en las inmediaciones del Palacio del Ayuntamiento era Qué será, será. Aunque no eran pocos, dicen, los que pedían insistentemente La que se fue…
@fopinchetti