Paulo Freire sigue vivo

Por Andrea Bárcena

El proceso educativo es sobre todo ético, aseguraba el gran pedagogo brasileño. Exige de nosotros constantes pruebas de seriedad. Una buena cualidad del profesor o profesora es dar testimonio a los alumnos de que la ignorancia es el punto de partida de la sabiduría; que equivocarse no es un pecado, sino que forma parte del proceso de conocer, y que el error es un momento en la búsqueda del saber.

Paulo Freire (Brasil 1921–1997) es uno de los más destacados pedagogos del siglo XX. Con su pedagogía del oprimido llevó a los analfabetas a la complejidad del conocimiento como primer paso para ensanchar sus horizontes, recuperar la dignidad y construir su futuro. En Brasil creó 20 mil Círculos de Cultura, donde 2 millones de personas aprendieron a leer y escribir a partir de su propia realidad. Sacudió a las estructuras del poder y trascendió a nivel mundial. Sufrió prisión y persecución política. Fue vituperado por los extremos ideológicos de derecha y de izquierda que decidieron el absurdo de declararlo pasado de moda.

Freire recibió el Doctorado Honoris Causa en 27 universidades de todo el mundo; sus libros, indispensables todavía para los educadores, tuvieron el honor de ser prohibidos y quemados por diversas dictaduras militares. Freire fue una figura paradigmática de los años 70, sus prácticas y su pensamiento fueron un reto para miles de latinoamericanos en el ámbito de la educación y de luchas políticas y sociales.

Freire nos enseñó que somos incompletos, inacabados o inconclusos, y que tomar conciencia de ello da lugar a la educabilidad del ser. Intervenimos en el mundo a través de nuestra práctica concreta, y de la responsabilidad. Justamente, en la medida en que nos asumimos capaces de cambiar el mundo, de hacerlo más bello o más feo, nos volvemos seres éticos. Los árboles o los otros animales también son incompletos, pero no tienen conciencia de ello. Los seres humanos sabemos que somos inacabados. La educación es entonces una especificidad humana.

Con 4 millones de analfabetas mexicanos menores de 19 años y, según datos de la Unesco, con 861 millones de analfabetas en el mundo y 113 millones de niños sin escolarizar, Freire es un gran faro para la educación popular con su pedagogía del oprimido, su pedagogía crítica y su pedagogía de la indignación.

hypatia.alejandria18@gmail.com

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