Impunidad eterna

Por Lilia Cisneros Luján

Desde el “sabe más el diablo por viejo que por diablo” pasando por los consejos de ancianos de las rústicas tribus canadienses o las monarquías hebreas, el reconocimiento a la experiencia sigue siendo, con todo y lo que moleste la vanidad de muchos, una premisa no siempre controversial. Por supuesto que la simple edad no es garantía de sabiduría y creo que muchos de nosotros conocemos a viejos muy torpes que carecieron de cultura, ética, sentido común, interés continuo de superarse y sobre todo con la egoísta habilidad de poner siempre como premisa el interés propio en vez del legítimo del otro.

Recuerdo aquella lejana infancia, donde aprendimos a respetar a los padres y abuelos, a no apoderarnos de lo ajeno, a reconocer lo enseñado por nuestros maestros, a buscar en textos –de libros o periódicos- la respuesta a lo que nos parecía inexplicable, como una forma de exigir justicia, sin necesariamente escoger la violencia casi siempre irracional en nuestro reclamo. ¿Aprendió astutamente en su niñez a evitar al vecino capaz de tocarle abusivamente? ¿Cuándo dejó de jugar a las escondidas en el parque donde siempre había un varón dispuesto a enseñar su pene? ¿De qué forma se ganó el respeto del director de su secundaria o preparatoria, por denunciar al maestro que trató de violarle?

Hoy este tipo de delitos, casi siempre terminan en muerte o en cárcel a veces injusta para los chivos expiatorios ¿Hay estudios serios que sustenten la intención de liberar a delincuentes de todas las raleas o se trata de ocurrencias? Una promesa central de los gobiernos es acabar con la corrupción y la impunidad ¿Se tienen estudios y evaluaciones serias de los ámbitos en donde esto florece? ¿Cómo es que una empresa constructora de Brasil se convirtió en la más grande corruptora de gente poderosa en diversos países? ¿Qué ámbitos Usted conoce en donde la corrupción florece?

Si hay dinero, el mercado es grande y se está dispuesto a aumentar presupuestos para poder repartir, la corrupción es viable. Los casos abundan pero por ejemplo en el mercado internacional de seguros –existente desde hace varios siglos- la contracción por la pandemia está a la vista[1] y de ahí los caminos “chuecos” para procurar recuperarse. Los seguros más importantes no son ni los de vida, salud, cuidado de ancianos o su auto, sino los de hospitalidad, entretenimiento, seguridad social, aviación y energía. ¿Cuánto han perdido las reaseguradoras, por la cancelación de eventos deportivos y artísticos? ¿Qué mantiene en el aire a empresas de aviación si la gente no le da vueltas al mundo? ¿Cuáles son los seguros que se pagan a empresas de energía cuyos postes, ductos y plantas dejan de producir por huracanes, nevadas, lluvias, incendios o equívocas decisiones políticas? ¿Conoce de reparaciones de daños de la CFE, por descomposturas de su refrigerador, pantalla o computadora debido al irregular envío de la energía?

La mayoría de los países latinoamericanos –Chile es un buen referente- han reglamentado el tema de los seguros, en ámbitos de responsabilidad civil, de caución y de crédito y por supuesto da espacio a las conducta fraudulentas, no solo de los asegurados que se inventan riesgos inexistente para cobrar, sino de los propios agentes, que sobre todo en el tema del reaseguro, pueden inducir legislaciones que le permitan convertirse en empresa o persona sin competencia que se atrevan a contratar con sobreprecios para inducir a funcionarios corruptos a recibir el diezmo o lo que se produzca durante la vigencia del seguro, a expensas de los ciudadanos con cuyos impuestos se cubren tales contratos. ¿Los que se han firmado en el gobierno de México, conocen los antecedentes fraudulentos ocurridos en Chile[2] o en los Estados Unidos de Norteamérica?[3] ¿Por qué monto el gobierno ha pagado seguros en la CFE, la Guardia Nacional o el sector turismo?

La empresa AIG fundada por Cornelius Vander Starr en Shanghai en 1919, ofrecía seguros de todo tipo, -diversos del hogar hasta seguros frente a secuestro- y llegó a manejar temas vinculados con embarcaciones hundidas, armas en diversas guerras y en general con la gran habilidad de entender que se puede ganar dinero, poniendo un precio superior a lo que se pagaría en caso de tener que asumir un riesgo. ¿Cuánto de esto se reparte con los funcionarios o “clientes” que contratan estas pólizas? O en todo caso si no hay siniestro, ¿cómo y dónde se invierte el dinero pagado por el cliente? Esta empresa de seguros llegó a ser la mayor en el planeta al aumentar su valor en diecinueve mil por ciento, pero al final terminó siendo en 80% propiedad del gobierno de los Estados Unidos ¿Cómo opera Star Reinsurance brokers –reaseguradora inglesa- y las empresas mexicanas que han ganado “licitaciones”, muy dubitables desde 2019? ¿De qué tamaño es el riesgo de las compañías mexicanas “perdedoras” que prefieren quedarse calladitas en vez de reclamar sus derechos ignorados? ¿A los colegas periodistas les asusta el tema por lo complicado o es línea editorial de las empresas donde trabajan? Son muchos cuestionamientos en un contexto de daños en el metro, derrumbe de casas construidas supuestamente de interés social, cuerpos de vigilancia polémicos, decenas de universidades y bancos gubernamentales que operan en toda la geografía con pérdidas por robos o cartera vencida. ¿Cuántos hábiles viejos corruptos, manejan este tipo de “negocios”? ¿Esperaremos al final del sexenio para averiguar de qué tamaño es la impunidad?


[1] Además, el resultado neto del sector se contrajo 43.4%. 5 mil millones frente a 18.28 jun. 2021.
[2] Por un monto mayor a tres mil millones de dólares cuatro compañías de seguros -Liberty, Mapfre, RSA y Orion- han pretendido negar el fraude cometido por ellos y sus reaseguradoras. Sin muchos visos de éxito los afectados no han visto la recuperación de lo perdido.
[3] La empresa más grande del planeta AIG, termino siendo adquirida por el gobierno luego de lso fraudes instrumentadas durante la crisis hipotecaria que, en 2008, dejó en la inopia a muchos ciudadanos que se supone estaban cubiertos para este tipo de crisis.

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