Políticas culturales de Maru Campos: “Reingenierías” para retroceder

Por Federico J. Mancera-Valencia

— El documento “Reingeniería de la Administración Pública del Estado de Chihuahua” enviado al pleno del Congreso del Estado de Chihuahua por la gobernadora electa María Eugenia Campos Galván para la mediación de la estructura de gobierno no rompe con ninguna tradición sexenal. Modificar y ningunear todo esfuerzo y exigencia social, es la característica. Al mismo tiempo, anula y contradice todo discurso democrático expresado en campaña.

Lo podemos ver con la “visión” de la “evolución” que se percibe en el documento de reingeniería dirigido a “mejorar” la política pública de la educación y la cultura.

Hace 100 años se insistía en lo que se afirma en dicho documento: que la educación y la cultura forman parte de la misma visión y evolución… “a través del tiempo han evolucionado de manera conjunta debido a los lazos inalterables que existen en ambos rubros, en los que la misma cultura es una forma de educación. A su vez, la educación se apoya en la cultura para establecer metodologías de enseñanza e incluso el conocimiento, así como establecer parámetros en el aprovechamiento del mismo”. Esto sucedió cuando la educación fue la vía para llevar la cultura. Momentos en que el eurocentrismo dominaba y no había más camino que el dictado por las centralidades urbanas.

Hoy, para el 2021, no se lleva cultura. Se fortalece, se estimula y se crean las condiciones para promoción, difusión, conservación y protección del patrimonio cultural, el cual sí puede estimular otro tipo de contenidos y conocimientos locales-regionales que son producto derivado de múltiples procesos geohistóricos, no de cambios evolutivos como espera una reingeniería administrativa. Y contrariamente a lo afirmado, los parámetros de aprovechamiento escolar y las propuestas de enseñanza son dictados por el gobierno federal a través de indicadores internacionales. 

Hay las políticas culturales requieren de instituciones propias con fuertes políticas trasversales con la educación. Es notable que todas las “reingenierías” se brincan cualquier proceso histórico institucional, que son producto de las demandas y necesidades sociales, como es el caso de la creación de la Secretaría de Cultura en el 2017. Las instituciones públicas se trasforman y maduran. En el 2018 se logró sustentar jurídicamente esa institución con dos leyes: Ley Estatal para la Protección del Patrimonio Cultural del Estado de Chihuahua y la Ley Estatal de Desarrollo Cultural, ambas aspiran al desarrollo humano sostenido, ambas tienen principios de transversalidad institucional. Hoy es reconocida a nivel nacional la primera ley citada, principalmente por los criterios de conservación de paisajes urbanos históricos, paisajes bioculturales y la categoría de protección territorio y pueblos indios. Asuntos que el propio Congreso del Estado impulsó a través de la iniciativa del ejecutivo, aunque éste no lo haya valorado en todas sus dimensiones e implicaciones.

La creación de la Secretaría de Cultura permitió, bajo una visión amplia de cultura y con un miserable presupuesto, que funcionarios y funcionarias de cultura pudieran establecer al mismo nivel político, proyectos y programas de desarrollo cultural. En la educación se centran en lo no formal e informal, donde se da cabida a la creación y estímulo de las diversas manifestaciones culturales indígenas, urbanas, populares. En el marco del desarrollo urbano, con las secretarías de Desarrollo Urbano y Ecología y Desarrollo Municipal, se establecieron iniciativas de transversalidad para ajustar las iniciativas de intervención a los centros históricos con la vigilancia y asesoría de la dirección de patrimonio de la Secretaría de Cultura, así como regular la intervención al patrimonio del siglo XX.

Las instituciones públicas, no son caprichos ni responden a grandes ideas de los políticos en turno, responden a reclamos y necesidades sociales. Las instituciones comenten errores, ajustan sus acciones, requieren de sustentos jurídicos sólidos, que aunque no existan recursos o no exista voluntad política para darles su valor público, éstas pueden redefinir sus programas y acciones, ser creativos. La política cultural en Chihuahua, el estado con el territorio más extenso de la república y con una compleja historia y de desigual desarrollo social no puede darse el lujo de retornar a una institución desconcentrada, es poner la política cultural en una de jefatura de departamento. Sometida al absorbente mundo de la política educativa.

La reingeniería debe, incluir y considerar la opinión y participación ciudadana, así como de especialistas. La visión administrativa debe revisar qué sucede en el mundo de la administración pública. Por ejemplo, el desarrollo turístico depende de la diversidad cultural, de la conservación y protección del patrimonio cultural de los municipios, de las regiones, de las localidades, de los museos –instituciones creadas por gusto del poder ejecutivo y después olvidadas. El turismo responde también a estímulos especiales de festivales o encuentros artísticos, deportivos, gastronómicos, de cine, artesanías, de temas especializados como el desierto, literatura y escultura, el deporte extremo o especializado, demanda de grandes espacios abiertos y nuevas formas de hacer un deporte vinculado a la conservación del medio ambiente y del reconocimiento del patrimonio cultural.

Cultura, Turismo y Deporte es posiblemente la cadena productiva, o para explicarme mejor, el “cluster” del siglo XXI. Pero para ello, se requieren leyes transversales, políticas públicas transversales. La economía naranja, la que se basa en el desarrollo cultural, sostiene a múltiples familias, empresas, las cuales alimentan y otorgan valores agregados a los eventos deportivos y, sin duda, alimenta de otra forma al turismo local, nacional e internacional.

Hacer ajustes para cumplir la “visión administrativa” que durará sólo seis años, es la demostración de lo que es no hacer políticas públicas de largo aliento y no comprender que el desarrollo humano sostenido conlleva el respeto por el bienestar social y humano, donde la cultura es el alma de ese desarrollo.

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