Por Jesús Chávez Marín
Al iniciar 2010 la ciudad de Chihuahua estrena presidente municipal y el señor Álvaro Madero a su vez nombró secretarios nuevos en las oficinas principales de la que será su administración. Quienes nos dedicamos a los trabajos de la literatura pensamos siempre con optimismo que un nuevo gobernante habrá de procurar un poco de mejoramiento de las precarias instituciones de gestión cultural. Aunque casi siempre terminan resultando sueños guajiros, quiero escribir algunas ideas que podrían aplicarse para mejorar los programas culturales, que cuando funcionan bien siempre serán generadores de profunda educación colectiva.
- Que el presidente municipal de la ciudad tenga presente que la acción cultural y artística es obra pública, y tan necesaria como puentes y pavimentación.
- Que el Instituto de Cultura del Municipio de Chihuahua empiece a serlo. Lo que hasta hoy ha funcionado con tal nombre es una oficina de contratación de mariachis, bukis y tigres del norte, además de uno que otro festival country.
- Que el cronista de la ciudad deje de tener ese triste papel de historiador de rancho y se nombre una comisión de profesionales que registre los hechos de la historia de la ciudad, los recientes y los del pasado.
- Que el presidente municipal asista en persona a algunos actos culturales. Podría así ganar algunas buenas lecciones de civilidad.
- Que se cancele el oneroso festival internacional del palomar, que hasta ahora solo ha sido una plataforma publicitaria que rinde culto a la personalidad del presidente en turno.
La lista podría extenderse algunas cuartillas más, ya que en los asuntos que la administración municipal suele emprender como acción cultural, hasta hoy han sido solo incipientes y efímeros programas de publicidad y de maquillaje a granel. Sin embargo, por ahora hasta la aquí dejo.
Enero 2010.