Por Adriana Esquivel (texto y fotos)/ Raíchali
— Chihuahua.- Las banderas verde, blanco y morado comenzaron a hondear en la Plaza del Ángel dos horas antes de la media noche. Vestidas de negro, mujeres de todas las edades esperaban en las escaleras del monumento para conmemorar el Día de la Independencia.
Pero no fueron a escuchar al gobernante en turno, como es la costumbre en la ceremonia de El Grito. Ellas estaban listas para honrar a todas las mujeres que día a día luchan y construyen mundos nuevos y alzar la voz por las que ya no están.
Con antorchas en las manos, las mujeres entonaron la Canción sin Miedo, la cual fue publicada por su autora Vivir Quintana el día 7 de marzo y, actualmente, se ha convertido en uno de los himnos en las protestas feministas que se realizan en el país.
“¡Qué resuene fuerte: Nos queremos vivas!, Que caiga con fuerza el feminicida, Que caiga con fuerza el feminicida” entonaron al unísono mientras un grupo de mujeres quemaba en la explanada de la plaza la bandera de México.
“Por todas las madres buscando en Chihuahua”
La noche transcurría con calma en la Plaza del Ángel, varias personas que habían acudido a escuchar El Grito que daría Javier Corral, se quedaron a observar el movimiento de las mujeres que ofrecieron su propia arenga:
Vivan las mujeres que luchan
Vivan las mujeres que construyen mundos nuevos
Vivan las amigas que sostienen
Vivan las mujeres que luchan por las que ya no están
Vivan las madres, hermanas, hijas que buscan a otras
Vivan las mujeres que defienden su idioma y su territorio
Vivan las mujeres que defienden el agua y el bosque como un derecho humano
Vivan las mujeres que enseñan
Vivan las paren, proteger, cuidan y crían
Vivan las que contra Dios, el sistema y el estado abortan
Vivan las que las acompañan
Vivan todas las históricamente invisibilizadas
Vivan las mujeres trans
Vivan las que ya no están
Vivan las que vienen
Vivan las infancias
Viva la maternidad deseada
Viva la crianza colectiva
Viva la resistencia de la periferia
Vivan nuestros pelos
Viva nuestra sangre menstrual
Viva nuestro placer
Viva nuestra memoria
Vivan las que históricamente han sido invisibilizadas
Viva el autocuidado
Viva el abrazo sororario
Viva la escucha entre mujeres
Vivan las redes de mujeres
Viva el amor entre mujeres
Viva el fuego morado
Viva la marea verde
Viva el feminismo que se construye desde la empatía
Viva la ternura
Vivas nosotras, porque
Vivas nos queremos
…Y retiemble en su centro la tierra al sororo rugir del amor…
Los ánimos comenzaron a calentarse cuando, al trasladarse a la Cruz de Clavos para honrar a las mujeres que han sido víctimas de la violencia feminicida, unos 20 agentes estatales les negaron el paso.
Molestas, las jóvenes pidieron que se les hiciera valer su derecho de libre tránsito y, al recibir sólo negativas de los policías, comenzaron a empujar las vallas metálicas que colocaron como protección para que nadie se acercara al Palacio de Gobierno.
Para evitar el acceso, los policías hicieron una valla y comenzaron a empujar a las feministas. Una de ella calló y se golpeó la cabeza, otras recibieron manotazos y patadas, hasta que decidieron golpear las ventana, “a ver si así Corral de la cara”.
“¿Por qué a nosotras no nos invitas a tu fiesta privada?”, “¿Ya no hay Coronavirus, Corral?”, cuestionaban mientras tocaban con fuerza las ventanas del Palacio de Gobierno.
“¿Así se estaban riendo cuando mataron a Marisela?”
Minutos más tarde, cuando el gobernador terminó de dar El Grito solo en el balcón que mira a la calle Aldama, justo frente de la Cruz de Clavos, los agentes les permitieron el paso.
Las manifestantes entraron con el puño izquierdo en alto y, aclararon, que lo único que querían era recordar a las mujeres que han sido asesinadas en el estado.
Frente a la Cruz de Clavos, en la Plaza Hidalgo, dieron la espalda a los policías que resguardaban la fiesta privada que ofreció Corral Jurado para entonar de nuevo la melodía y guardar un minuto de silencio por los feminicidios.
Pero no lograron cumplirlo. Al verlas sentadas en el piso, los policías que estaban a un par de metros comentaron a murmurar y a reírse, hasta que un par de jóvenes voltearon para reclamar:
–¿Qué no saben respetar?
-¿Así se estaban riendo cuando mataron a Marisela, aquí, enfrente de ustedes?
Para las 00:00 las manifestantes dejaron el lugar. Entre ellas acordaron irse juntas para evitar represalias, por lo que responsabilizaron a los y las agentes que las custodiaron de cualquier agresión que pudieran sufrir camino a sus casas.