De lluvias y naufragios

Por Guadalupe Ángeles

—No importa lo que se diga de los libros, lo que importa son los libros, y más allá que esa abstracción que nombramos con la palabra ”libros” (pero que también son cosas tocables y que despiden un olor característico); lo que realmente importa es la relación personal que somos capaces de establecer con el texto, con esa ráfaga de espíritu que es lo que hay dentro de un libro, enmarañado entre sus páginas.

Y desde esa relación íntima, hablo ahora del libro de Ana Laura García, lo hago con mucho amor porque eso fue lo que percibí que murmura dentro de ese cuerpo llamado libro. Puedo decir esto porque tuve el privilegio de leer los poemas que lo forman antes de que fueran estructurados en forma de libro, y como de lo que se habla realmente cuando se habla de un libro es de uno mismo (es decir, de esta cercanía que se ha establecido con el pensamiento y sentir del autor), hablaré de mí, de cómo fui enriquecida por estos poemas, en los que se va desarrollando la vida de un espíritu en su roce con lo cotidiano.

Aquí me detengo un instante para recordarnos a todos que no hay nada más cotidiano que la muerte. Y la muerte es como la palabra naufragio, algo que va más allá de la comprensión humana, porque es en el naufragio donde el lobo y cordero que viven dentro salen a la luz y son muertos y asesinos sucesivamente, incesantemente.

Es curioso cómo los seres humanos nos las hemos arreglado para crear un lenguaje que no comprendemos, pero precisamente, para salvar ese escollo, es que se inventó la poesía, ella logra que toquemos con el tacto del alma lo incomprensible.

Ana Laura García lo ha hecho en este libro, mostrándonos fotografías que pudieran parecer cotidianas, pero ocultan en su sencillez la pulsación de un sentir más hondo que un naufragio.

En “Tiempo de Arenas”, la segunda parte del libro Ana Laura García nos regala una muestra de su arte narrativo con el que da voz a personajes en los que, inevitablemente nos vemos retratados, a contratiempo, extemporánea o exactamente. El uso del lenguaje coloquial les da a estos retratos frescura y verosimilitud, virtudes no menores que invitan al lector atento a verlos vivir. Eligió (o fue elegida por) personajes tan distintos como una niña que ha perdido a su perro o un anciano que recuerda sus glorias militares.

Saludo este volumen “Aquí ya no llueve”, publicado por Literalia Editores, el cual nos muestra a Ana Laura García como una brillante escritora, no narradora ni poeta, o sí, pero ante todo y simplemente polígrafa generosa.

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