Por Elio Henríquez, corresponsal | La Jornada
—San Cristóbal de Las Casas, Chis. El Subcomandante Galeano (antes Marcos), afirmó que con el actual gobierno, para muchos mexicanos, “no sólo para los pueblos originarios, llueve sobre mojado: despojos, robos, amenazas, persecución, cárcel, desaparición, violación, golpes, muerte… y, sí, a veces limosnas”.
En un comunicado divulgado esta noche en la página de Enlace Zapatista, dijo que “allá arriba declaran que todo va bien, y acá abajo que todo va mal, y que se va a poner peor. Aunque ahora todo pensamiento crítico, todo análisis científico, todo arte que revela y rebela, tiene enfrente no la realidad, sino la etiqueta de ‘derecha’, ‘conservador’, ‘reaccionario’, ‘fifí’, o la ocurrencia que llegue a los labios del inquisidor y capataz que, en la finca que padecemos, reparte culpas y condenas”.
Manifestó que “las cómicas pataletas de un Calderón, un Fox, un PAN rancio, un PRI sobornando al forense para que retrase el acta de defunción, un PRD que de alguna forma tiene que demostrar que existe, y pensadores que les acompañan, más bien parecen ser fraguadas por el partido oficial, porque consiguen dos cosas:
“Una es que le dan material de fácil refutación a alguien que ni siquiera sabe dónde está parado. La otra es que eso anula cualquier crítica, señalamiento, observación que tengan como sustento un análisis riguroso y documentado. Además, claro, que toda crítica que venga ya no digamos desde la izquierda, sino de sectores progresistas y demócratas liberales, suene a una nota más en la falsa sinfonía del complot y el “golpe blando” (el cuento engañabobos de moda) detrás de la cual se refugia el supremo”.
Expresó que “las derechas que disputan ahora, y que han dejado como espectadores a la izquierda y al progresismo, están en guerra. Unos por mantenerse en el Poder (o en lo que creen que es el Poder), y otros por volver al lugar privilegiado, al púlpito desde el que se reina. ¿A quién creerle? Tiene usted razón: a nadie. ¿Tampoco a la realidad?”.
Afirmó que “llueve en todas partes y sobre todos. Al menos acá abajo. Quizás alguno, alguna, apenas empieza a sentir las gotas frías aguijoneándole el cuerpo; pero para otr@s, y no sólo para los pueblos originarios, llueve sobre mojado: despojos, robos, amenazas, persecución, cárcel, desaparición, violación, golpes, muerte… y, sí, a veces limosnas”.
Abundó: “ ¿Una lista? Es difícil, pero algo apresurado podría ser:
Familiares de pres@s, asesinad@s, desaparecid@s, en busca de verdad y justicia. Y la pregunta que siempre estará sin respuesta es ¿por qué? El gran absurdo del caos repartiendo ausencias porque sí, por estadística, por tómbola. Si la muerte puede ser terrible, el no saber qué pasó y el por qué, está fuera de toda lógica humana. Es de una crueldad que sólo podría ser maquinada por la mente humana”.
Según Galeano, “las redes sociales no bastan para ‘depurar’ la nueva raza aria entronizada: la ignorancia. El sistema sigue necesitando la violencia de las instituciones estatales para ‘completar’ las razzias. Desconozco si la aversión a lo diferente estaba en el ADN del Big Bang fundacional del universo, pero la ignorancia siempre ha perseguido y atacado al conocimiento y a su posibilidad: la inteligencia”.
Señaló que “si antes el oscurantismo se arrastraba a la velocidad de carretones y galeones, hoy navega en yottabytes (un yottabyte = un 1 seguido de 24 ceros de bytes), y a la velocidad de la luz. Pudiera decirse que las redes tienen los gobiernos que se merecen. Pero aún ahí hay resistencia y rebeldía. No falta quien no siga al flautista del trending topic y elija la reflexión, el análisis, la duda, el cuestionamiento.
Una minoría arrinconada y abrumada por influencers y otr@s cretin@sque descubren que la estupidez también conquista fama y reconocimiento social. Pero el potencial de las redes sociales es también su límite: la fugacidad lleva de la nariz los focos de atención y detenerse no es posible si se quiere estar al día. El peor enemigo del escándalo es el escándalo que le sigue casi inmediatamente”.
Aseveró que “los medios tradicionales de comunicación son arrastrados por la borrachera virtual. Casi la totalidad de la prensa escrita no hace sino reciclar lo que es moda en las redes, pero por más que se esfuerce sigue estando a la zaga. Sigue pendiente llenar el vacío de una prensa que investigue, provoque la reflexión, alimente la inteligencia y aliente el conocimiento”.
A su modo, y con poderosa tecnología, continuó, “el sistema combate a la realidad de la mejor forma: creando una alterna y atrayendo a ella la atención y la energía de la gente-gente. Se mira y califica, positiva o negativamente, a los gobiernos por su popularidad virtual, no por sus decisiones, ni por sus actos, ni por la manera en que afrontan los imprevistos. Así, malos gobiernos triunfan en las “benditas redes”, aunque la realidad real se empecine en marchar hacia el abismo. La realidad virtual cubre con pudor al rey desnudo, y el tirano se presenta como demócrata, el reaccionario como transformador, el imbécil como inteligente y el ignorante como sabio”.