Cientos de personas, entre ellas niñas, niños, adultos mayores, dejan sus casas para salvar su vida en medio de la disputa por el territorio entre dos grupos delictivos. “Somos gente de la sierra, estamos acostumbrados a ese tipo de cosas, pero hoy sí fue demasiado, esto salió de control“: hombre desplazado
Por Patricia Mayorga con información de El Monitor de Parral
Fotos: El Monitor de Parral
Cientos de cientos de personas pasaron la víspera de Navidad en éxodo, luego de vaciar más comunidades en el municipio de Guadalupe y Calvo, localizado en los límites con el estado de Sinaloa, en la zona conocida como Triángulo Dorado.
Un grupo de 80 familias llegó este lunes por tarde de ciudad de Parral, provenientes de comunidades como Dolores, Saucito de Arriba, Saucito de Abajo, Huisache, San Miguel, Carnero, Palmero, San Francisco, entre otras, de acuerdo con Omar Acosta, habitante de Dolores que encabeza dicho grupo.
Además de ellos, han decenas de familias que han huído de la violencia hacia otras rancherías del mismo municipio, a la cabecera de éste o al estado de Sinaloa, entre otras ciudades de la entidad.
“Salimos por méritos propios (…) tenemos (en ese éxodo) cerca de seis u ocho comunidades: Saucito de Abajo, Saucillo de Arriba, Huizache, Dolores, San Miguel, Carnero, Palmero, San Francisco y son las que recuerdo ahorita. Somos gente que salimos de allá por lo de la violencia. La verdad nos cansamos de tantos truenos. Somos gente de la sierra, estamos acostumbrados a ese tipo de cosas, pero hoy sí fue demasiado, esto salió de control y desgraciadamente tuvimos que dejar todo lo que teníamos”, detalló ayer Omar Acosta en entrevista con El Monitor de Parral.
En dicha entrevista, confirmó que dejaron su tierra por una pelea entre grupos delictivos. “Nosotros salimos el domingo en la noche, somos bastantes (…) ahorita aquí estamos como unas, ahorita tenemos registradas 80 familias, todos los demás están en ranchos cercanos a nuestras comunidades, ya del (lado) del estado de Sinaloa que están en espera de que las cosas se tranquilicen y regresar. Otros pocos acudieron, muy pocos acudieron al estado de Sinaloa, también está muy fuerte por allá la violencia y ellos están también esperando la manera de entrar a Culiacán o dónde les den cobijo.
“Algunos (están) en Guadalupe y Calvo, estaba comunicándome para allá para ver si los han atendido y parece ser que sí han atendido a algunos, porque imposible atender todo, verdad (…) están llegando más personas aquí a la ciudad, espero que todo esto se tranquilice y poder regresar a nuestras comunidades”, externó Acosta.
A unas horas de Navidad, el señor que ahora es víctima de desplazamiento forzado con su gente, dijo que la idea es dormir, descansar y tener un poco un momento de paz para pensar qué harán, por lo que agradeció a las autoridades municipales de Parral que les hayan apoyado, ya que conoce al alcalde Salvador Calderón Aguirre, “de toda la vida”.
“Nosotros somos de una región caliente, estamos a 800 metros sobre nivel del mar (viven en la zona con clima tropical del estado de Chihuahua, abajo de las barrancas), no estamos acostumbrados al frío, necesitamos una cobijita de perdida, no estamos acostumbrados al frío”, dijo al agredecer las colchonetas y cobijas que les llevaron el alcalde y su esposa Nora Carrillo.
Ayer por la tarde, Salvador Calderón y Nora Carrillo acudieron con el grupo de familias desplazadas para llevarles piernas para la cena de Noche Buena y juguetes para las niños y niños.
“Por ahí uno de los niños decía: ‘Santa no va a saber, dónde vivo porque ya no estamos en nuestra casa’”, refirió la presidenta del DIF municipal en su intervención.
“Pero aunque sea una Navidad diferente, es para festejar, porque podríamos estar lamentando la pérdida de alguien. Festejemos esta nueva oportunidad, festejemos que están vivos, festejemos que estén bien, como dijo mi esposo, estamos para servirles”, fueron las palabras de Nora Carillo.
Y previamente el presidente municipal les compartió con la voz entrecortada, que él y su esposa llegaron hace 25 años con una hija de un mes de nacida “y con las manos vacías”, por lo que les entiende:
“Sé lo horroroso que es dejar su casa, pero bendito sea Dios llegaron todos. Qué bueno que no se les quedó nadie en el camino, que no pasaron cosas malas, aunque hayan tenido que salir de sus casas, que pronto puedan volver. Pero mientras estén aquí estamos para servirles en lo poco que podamos ayudarlos, a conseguir un trabajo, a las mujeres en lo que puedan incorporarse a hacer algo, tienen unos aliados. Parral es una tierra muy santa, hay gente buena, espero en Dios que les vaya bien (…) no tenemos más que decirles que estamos para servirles. A Omar (quien encabeza el grupo de familias desplazadas en Parral) lo conozco desde hace años, ahí en su casa dormimos en un… pues allá ni cobija necesita uno. Y seguimos trabajando y ojalá Dios nos ayude a apoyarlos y que puedan hacer un futuro para sus hijos aquí y que el día que puedan regresar, que puedan ir allá a su casa en paz”, concluyó Calderón Aguirre, previo a la entrega de las piernas de puerco para la cena de Navidad.
Estas comunidades vacían a otras más que se están quedando solas por la violencia imparable en el municipio de Guadalupe y Calvo. Otras comunidades más han logrado regresos intermitentes, pero el riesgo está latenta para personas ódami principalmente. Este grupo de personas que acaban de llegar de Dolores y otras comunidades a Parral, son mestizas, pero decenas de familias ódami de las mismas comunidades se están quedando o están saliendo poco a poco porque no tienen las mismas posibilidades de traslado.