Por Ernesto Camou Healy
El domingo 4 de junio tendrán lugar, en el Estado de México, las elecciones para Gobernador, quizá la contienda con mayor significado simbólico, y político por supuesto, desde las votaciones para la presidencia de 2018 en las que salió victorioso Andrés Manuel López Obrador.
El Estado de México ha sido un bastión del PRI desde hace bastante más de medio siglo, tiene una población de casi 18 millones de habitantes, es vecino de la Ciudad de México y varios de sus municipios están conurbados con la capital del País que conforman un área urbana descomunal, una de las más grandes del mundo. En esa entidad se encuentra el municipio de Atlacomulco, al Norte de la capital, Toluca, en donde se formó desde mediados del siglo 20 un grupo de políticos del Partido Revolucionario Institucional que tuvieron gran importancia en la vida y las instituciones del País desde hace por lo menos siete décadas.
Si bien no existe ninguna organización formal que detente el nombre de Grupo Atlacomulco, sí hay una camarilla de políticos mexiquenses que se han apoyado entre sí, que han logrado tener puestos importantes, la mayor parte de los gobernadores de esa entidad, se afirma, pertenecen a este grupo y muchos tienen lazos de parentesco entre sí. El grupo lo formó, dicen quienes quieren otorgarle una profundidad histórica un poco lábil, un personaje que fue alcalde de Atlacomulco en varias ocasiones, desde 1924 hasta 1942, llamado Maximino Montiel Olmos. Se afirma que heredó el liderazgo de esta banda de amigos a Isidro Fabela, también de Atlacomulco, que fue Gobernador entre 1942 y 1945, y que integró a su gabinete una buena cantidad de oriundos de ese municipio.
A mediados del siglo arribó a ese poblado un maestro con ambiciones políticas, Carlos Hank González, nacido en Santiago Tianguistenco, que encontró un magnífico caldo de cultivo y apoyo para sus objetivos: En 1955 fue elegido presidente municipal de Toluca, luego fue diputado federal, director de Conasupo durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz y Gobernador en 1969. En 1976 fue nombrado jefe del departamento del Distrito Federal y, para muchos, era el contendiente “natural” para la presidencia. Tuvo un obstáculo: Su padre era alemán y la Constitución estipulaba que para ser Presidente de la República debería hijo de mexicanos por nacimiento.
Eso no le impidió ser cabeza del grupo y uno de los funcionarios con mayor poder en su Estado en México y todo el País, hasta su muerte en el 2001.
Después de Isidro Fabela han gobernado al Estado de México los siguientes personajes relacionados por nacimiento o afiliación con Atlacomulco: Alfredo del Mazo Vélez, Alfredo del Mazo González, hijo del anterior, Alfredo del Mazo Maza, nieto de su abuelo, más Salvador Sánchez Colín, Arturo Montiel Rojas y Enrique Peña Nieto, además del mismo profesor Hank.
La muerte de Carlos Hank González suscitó un descenso en la cohesión del grupo y su medida más controvertida fue la selección y apoyo a Enrique Peña Nieto para la Presidencia.
Ahora se disputan la gubernatura Delfina Gómez, representante de Morena y ex secretaria de Educación Pública en el gabinete de López Obrador; y Alejandra del Moral, postulada por la coalición PRI, PAN y PRD, que nació en Cuautitlán y desarrolló su carrera política fuera del cobijo de los de Atlacomulco.
A dos semanas de las elecciones las encuestas dan a la candidata de Morena prácticamente el 58% de las preferencias frente a un 42% a la abanderada de la coalición multicolor y un tanto confusa. Si no hay un cambio súbito muy poco probable, la victoria de Delfina marcará el fin de una agrupación política que detentó el poder casi absoluto en esa entidad y fue muy influyente en la política mexicana de la segunda mitad del siglo 20. Y consolidará la fuerza del equipo gobernante y de Morena, de cara al proceso electoral del 2024.
Ernesto Camou Healy es doctor en Ciencias Sociales, maestro en Antropología Social y licenciado en Filosofía; investigador del CIAD, A.C. de Hermosillo.