Por Jesús Chávez Marín
―Híjole cuánta gente. Ningunos de los zapatos que vi me gustaron.
―Pues ya decídete, no tenemos todo el día.
―Por eso no me gusta salir de compras contigo, das mucha lata.
―Pero cómo lata, hombre, si ya hemos dado tres vueltas a todos lados, ya te mediste quince pares.
―Es que los que me gustan están caros, y los otros parecen diseñados por Frankenstein.
―Si quieres, nos damos otra vuelta al Fashion Mall.
―No, allá no hay nada, puro plástico. Y a precios de marca.
―Cómo me acuerdo cuando aquí en la Libertad había de todo, fino y barato.
―Bueno, barato nunca, pero eso sí, zapatos cómodos y todos bien hechos, no de pura industria como ahora.
―Mientras te decides, vamos a tomarnos una nieve de La Michoacana.
―Claro que no, pura manteca y azúcar. Además, lo tienes prohibidísimo, acuérdate que en los últimos análisis te salieron muy altos los niveles.
―Gulp, tienes razón. Ni modo. Voy a comprar dos frascos de agua en el Oxxo, me esperas aquí en la Flexi. Mientras, a ver si hallas algo, ya para irnos.
―Bueno pues.