Jesuitas se pronuncian sobre el hallazgo en el caso Cerocahui

El hallazgo del cadáver de José Noriel Portillo Gil, alias “El Chueco” -a quien se le imputa de asesinar a los sacerdotes jesuitas, Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, de 79 y 80 años de edad, respectivamente, y del guía de turistas Pedro Palma Gutiérrez, asesinados el 20 de junio de 2022, al interior de la parroquia de San Francisco Javier, ubicada en la comunidad de Cerocahui, en el municipio chihuahuense de Urique-, no es un triunfo de la justicia mexicana, afirmó, el 22 de marzo de 2023, la Compañía de Jesús en México.

“En espera de la confirmación de la identidad, desde ahora señalamos que, si se verifica que se trata de la persona implicada en el homicidio de los padres jesuitas, su aparición sin vida de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia ni como una solución al problema estructural de violencia en la sierra Tarahumara […] Este desenlace, de confirmarse, no es el que esperábamos ni es por el que trabajamos”, indicó la congregación religiosa, en un comunicado:

Ciudad de México, 22 de marzo de 2023.- La Compañía de Jesús ha recibido, de las autoridades de Chihuahua, información preliminar sobre el hallazgo del cuerpo sin vida de una persona que podría ser el perpetrador del homicidio de nuestros queridos hermanos Javier y Joaquín, así como de Pedro Palma y Paul Berrelleza.

Esperaremos a que la identidad sea plenamente corroborada, antes de fijar una postura.

Desde nuestra perspectiva de fe, lamentamos el fallecimiento de la persona cuyo cuerpo fue encontrado por las autoridades de Sinaloa, como lamentamos todas y cada una de las vidas segadas por la violencia que impera en el país. Rechazamos la difusión de imágenes sobre el hallazgo.

En espera de la confirmación de la identidad, desde ahora señalamos que, si se verifica que se trata de la persona implicada en el homicidio de los padres jesuitas, su aparición sin vida de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia ni como una solución al problema estructural de violencia en la sierra Tarahumara. Por el contrario, la ausencia de un proceso legal conforme a derecho con relación a los homicidios implicaría un fracaso del Estado mexicano frente a sus deberes básicos y confirmaría que en la región las autoridades no detentan el control territorial.

Este desenlace, de confirmarse, no es el que esperábamos ni es por el que trabajamos.

Por ello, redoblamos nuestro llamado a que se cumplan a cabalidad las medidas cautelares ordenadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), instaladas apenas la semana pasada, para construir condiciones de seguridad de la región.

Los jesuitas nunca hemos callado ni callaremos ante la violencia y la deshumanización. Seguiremos en la Tarahumara y en otras regiones de México, trabajando para que haya paz, justicia, derechos humanos y reconstrucción del tejido social.

Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús.

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