Por Venessa Rivas | El Heraldo de Chihuahua
Hoy se cumplen 12 años de impunidad en el caso de Marisela Escobedo Ortiz, asesinada frente al palacio de gobierno de Chihuahua mientras exigía justicia por el feminicidio de su hija Rubí Marisol Frayre. Por este motivo, al pie de la Cruz de Clavos, monumento a la impunidad de Chihuahua, se realizó un homenaje para recordar su lucha y su vida.
“Yo quisiera que la muerte de mi hija no fuera en vano, yo quisiera que la muerte de mi hija fuera la última, que sea el último feminicidio de esta ciudad”, dijo Marisela Escobedo, quien de manera incesante buscó justicia. La voz de Marisela volvió a escucharse de manera fuerte frente a Palacio de Gobierno, donde se plantó para exigir justicia.
La historia consigna que para vergüenza del gobierno la asesinaron en ese sitio, pero el anhelo de justicia sigue vivo en más de 3 mil madres que buscan a sus hijas desaparecidas, en las miles de jóvenes que marcha para exigir la defensa de sus derechos, en los movimientos sociales, y de quienes se pronuncian por una vida libre de violencia.
Las integrantes de varios colectivos exigieron verdad, justicia, reparación y respeto a los derechos humanos, así como la aplicación de la ley sin distinciones.
La activista Martha González, coordinadora del Centro de Atención a la Mujer Trabajadora recordó que a la edad de 52 años, Marisela fue cobardemente asesinada. Hasta sus 48 años, había sido una mujer dedicada a su profesión como enfermera, a sus hijos e hijas, así como a sus emprendimientos.
Los últimos 4 años de su vida la marcaron, el feminicidio de Rubí en agosto de 2008, evidenció al mundo la impunidad imperante en Chihuahua. Se convirtió en la investigadora del caso contra Sergio Rafael Barraza Bocanegra, asesino confesó de su hija. El tribunal absolvió al feminicida.
Marisela encabezó marchas, se reunió con autoridades de diferentes niveles, localizó a Sergio en 3 ocasiones y confrontó al gobernador, denunció la colusión ente autoridades y narcotráfico, enfrentó amenazas de muerte de la familia, y advirtió que sería asesinada si no hacían nada.
En el pronunciamiento, leído por Ruth Fierro Pineda, coordinadora general de Centro de Derechos Humanos de las Mujeres se demandó justicia para Rubí, Marisela y su familia; justicia para las personas desaparecidas y para quienes han sufrido violencia; protección efectiva para personas defensoras de derechos humanos y periodistas; así como esfuerzos y recursos monetarios progresivos para la atención de la violencia.
Como Marisela Escobedo, son en su mayoría las madres de las víctimas de feminicidio y de las de personas desaparecidas las que arriesgan su vida para demandar verdad, justicia y reparación; es por esto que también recordaron la obligación de los gobiernos, en el ámbito de sus competencias, para garantizar los derechos de mujeres, niñas y adolescentes, lo que implica necesariamente destinar los recursos económicos suficientes para su atención.
La regidora Elvira Villareal, del Movimiento Estatal de Mujeres señaló que la justicia no existe, son las madres de familia quienes se convierten en buscadoras y llevan las pistas necesarias a las autoridades, quienes no hacen nada para castigar a los culpables, “nada hicieron los que dijeron que el poder era para poder y nada hacen los que hoy los protegen”.
Como parte del homenaje, se realizó el último recorrido que hizo Marisela hacia las puertas de Palacio para buscar protección antes de ser asesinada. En la placa, colocada donde su cuerpo quedó inerte guardaron un minuto de silencio, entonaron Canción sin miedo.
Finalmente al unísono recordaron que “¡Marisela vive, vive, la lucha sigue, sigue!”.
Pronunciamiento de las organizaciones
Como cada año nos hemos convocado aquí -en la emblemática Cruz de Clavos frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua- en el mismo lugar donde Marisela se plantó para exigir justicia por el feminicidio de su hija Rubí Frayre Escobedo; en este sitio donde ella condenara al Estado diciendo: “para vergüenza del Gobierno…que vengan y me asesinen aquí enfrente”; estamos justo en el lugar donde intentaron apagar su voz y terminar su lucha.
El anhelo de justicia de Marisela, sigue vivo en cada una de las jóvenes que marchamos porque NOS QUEREMOS VIVAS y no se nos está garantizado; la denuncia de Marisela sobre la inacción e indolencia del gobierno, sigue viva en las más de 3000 madres que buscan ellas mismas a sus hijos e hijas desaparecidas sin que las autoridades les den una respuesta; la lucha de Marisela sigue viva en los movimientos sociales, en las organizaciones de derechos humanos, en las colectivas y en la obra de cientos de jóvenes estudiantes, artistas con causa y personas que demandamos verdad, justicia, reparación, respeto a los derechos humanos de todas y todos, igualdad de oportunidades, aplicación de la ley sin distorsiones, transparencia y democracia.
¡Marisela vive!, ¡vive! La lucha sigue, ¡sigue!
Por eso estamos aquí y demandamos:
• ¡Justicia para Rubí, Marisela, la familia Frayre! Porque la impunidad favorece las condiciones para que hechos iguales se repitan.
• Justicia para las y los desaparecidos, justicia para las personas que han sufrido violencia por discriminación, abuso de poder u omisión del Estado.
• Protección efectiva para las personas defensoras de derechos humanos y periodistas, porque Estados democráticos deben garantizar condiciones de disenso y pluralidad.
• Recursos y esfuerzos serios, suficientes y progresivos para la prevención, investigación, sanción y reparación de la violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes en Chihuahua.
• Condiciones de paz y seguridad para todas las y los Chihuahuenses y gobiernos comprometidos con garantizar y respetar los derechos humanos de todas las personas.