Por Tlachinollan
No hay certeza aún sobre el paradero de los 43 estudiantes desaparecidos. Son ocho años sin que los gobiernos den respuestas, más bien, han creado narrativas para dar por terminado con el caso Ayotzinapa.
Las madres y padres nuevamente insisten en la presentación con vida de sus hijos porque no hay pruebas científicas de que estén muertos como la ha señalado la versión oficial del gobierno de la cuarta transformación. Hay avances, pero son insuficientes para aseverar que no están con vida.
Por eso las madres y padres tienen la esperanza de que los van a encontrar. Sueñan con ellos, les guardan un plato de comida en el almuerzo, la comida y la cena.
En la marcha que se llevó acabo en la Ciudad de México sus emociones resplandecían en los rostros cansados, con la preocupación y la angustia que no cesa ni un día. Seguían las consignas hasta que llegaron al Hemiciclo a Juárez.
En el mitin las madres y padres manifestaron que hace unos días tuvieron una reunión con el presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien reiteró su compromiso para dar con el paradero de los estudiantes, “hasta las últimas consecuencias”, y habló de reactivar las 21 órdenes de aprehensión que fueron canceladas. Ahí le exigieron que sus palabras se conviertan objetivamente en compromisos reales y no solamente sean palabras para quedar bien con las madres y padres.
Una de las madres de familia, doña Nicanora, manifestó que seguirán pidiendo pruebas científicas de lo que pasó con los jóvenes y por muy doloroso que sea el resultado lo aceptarán, siempre y cuando pueda comprobarse, pero “nosotras queremos a nuestros hijos de regreso con vida porque con vida se los llevaron”. Reclamó que durante los cuatro años que lleva el mandato del presidente de la república continúan engañándolos, pues hasta el momento no han tenido resultados.
El presidente “piensa que porque somos gente humilde nos va a decir que nuestros hijos ya están muertos, sin ninguna prueba en mano”. Le recordó al ejecutivo la creación del decreto que emitió para que las instituciones como la Secretaría de la Defensa Nacional y la Secretaría de Marina aporten toda la información relacionada con la desaparición de los 43.
Para doña Nicanora es inconcebible que las autoridades no puedan resolver las investigaciones, y al mismo tiempo hayan sido instituciones gubernamentales quienes estén involucradas con la desaparición. “Desde un principio dijimos que fueron policías, fueron militares, todos esos tuvieron que ver desde el principio, siempre lo apuntamos. A los muchachos se los llevaron en patrulla, fueron desaparecidos sin que nadie viera. Los subieron en patrulla y ellos saben dónde están. Yo no sé por qué no investigan a todas esas personas que tuvieron que ver con la desaparición de nuestros hijos. Nosotros les exigimos que les saquen la verdad”.
Por su parte, don Emiliano remarcó que cuando las investigaciones comienzan a señalar al ejército se cierran las puertas. Sobre el informe de la CoVAJ presentado por Alejandro Encinas, señaló que hay un estancamiento, pues no hay nada concreto ni palpable. “Dicen que seis jóvenes fueron privados de la vida por órdenes de un coronel o general, pero ¿dónde está el lugar específicamente donde supuestamente les quitaron la vida a estos seis jóvenes? Son solamente palabras, no hay elementos o pruebas palpables ni científicas que puedan respaldar lo que él hace mención”.
“Las mismas instituciones de gobierno están involucradas, por lo que las investigaciones serán más difíciles, aquí no fueron personas civiles que hicieron la desaparición forzada de nuestros hijos, sino elementos de seguridad de los tres niveles y funcionarios públicos. Para que Tomás Zerón de Lucio haya metido las manos para no castigar a los verdaderos responsables, incluso Enrique Peña Nieto es grave. Estaban coludidos con la mafia del poder, de lo contrario, habrían evitado la desaparición de nuestros hijos, y castigado a quienes cometieron el crimen. Creo que todos tenemos claridad de que el gobierno mexicano está involucrado, principalmente el ejército, la PGR desvía la investigación, qué motivos tuvieron para generar todo esto y ocultar mucha información”, reclamó don Emiliano.
Las madres y los padres hicieron un llamado a los organismos internacionales como la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para demostrar su inconformidad ante los nulos avances del gobierno, y llamó a no solapar que las investigaciones lleven el ritmo convenenciero del gobierno mexicano para llegar a la verdad.
Otro tema fundamental que señalaron las y los padres de familia fue que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) ha dado elementos al gobierno mexicano para que el caso sea resuelto, pues ha sido el GIEI quien ha aportado gran parte en las investigaciones. A pesar de esto, todavía hay información que el ejército sigue sin proporcionar, incluso con el decreto presidencial que obliga a dichas instituciones a brindar los datos de prueba que tienen en sus manos. “Al presidente no lo obedecen. Cuando él hace un decreto tiene que intervenir, ir a tocar otra vez la puerta junto con los expertos para que puedan acceder a la documentación. ¿Cuál es el miedo? Lo que se ve es que el que lleva el control de nuestro país es la Secretaría de la Defensa Nacional, es el ejército. Claro que no van a obedecer a una persona que viene nada más por seis años”.
Las madres y padres de familia dieron a conocer su coraje y hablaron por todas las personas que tienen hijos o familiares desaparecidos por el Estado, con el temor de que los sobrelleven con “reuniones estériles, porque al fin de cuentas ellos nos pueden atender todos los días en una reunión y de todos modos están ganando. Todo es un desgaste”.
Sin embargo, las madres y padres dijeron que seguirán luchando para dar con el paradero de sus hijos, pero pidieron el respaldo de las organizaciones hasta llegar a saber la verdad, no sólo por ellos, sino por todas las personas que siguen sufriendo desapariciones forzadas. Hay mayor desencanto por este gobierno de la cuarta transformación. Así dejaron claro que no habrá límites hasta llegar a la verdad.
Publicado originalmente en Tlachinollan