Por Francisco Ortiz Pinchetti
La noticia difundida mundialmente por la agencia EFE apenas el pasado domingo me llamó la atención más por curiosa que por insólita. No es la primera vez que los mexicanos logramos marcas ociosas de nivel internacional, que nos solazan y nos llenan de orgullo. Esta vez logramos el récord Guinness a la rosca de Reyes más grande del Mundo, título que le arrebatamos a la mismísima Suiza.
La información precisaba que se trató de una rosca de dos mil 65 metros de largo, que superó por más de un kilómetro al pan helvético que en 2011 logró el récord anterior, de 973 metros. La hazaña ocurrió en Saltillo, con el patrocinio y la promoción de la Universidad Vizcaya de las Américas y el apoyo de las autoridades municipales. En su elaboración, según el adjudicador oficial del Guinness World Records para América Latina, Carlos Tapia, participaron 300 voluntarios, que trabajaron 14 horas diarias durante cuatro días.
El dato que de verdad me saltó como rana, sin embargo, fue que además de dos toneladas de harina, 16 litros de vainilla y 18 de azahar, 350 kilogramos de margarina, 15 kilos de levadura, 700 de azúcar y 150 de manteca, se emplearon para la enorme rosca ¡diez mil huevos!
Diez mil son muchos huevos, me parece. La cifra se me quedó en la cabeza dando vueltas durante varias horas antes de que me avocara a buscar información actual sobre la producción y consumo de huevos de gallina en nuestro país, sus ventajas y desventajas alimentarias. Y encontré cosas sorprendentes.
Resulta que México ocupa el primer lugar mundial en consumo per cápita de huevo, con un promedio de 23.7 kilogramos anuales por habitante. Esto equivale aproximadamente a 347 piezas al año, que no son pocos huevos. Más sorprendente es que ese consumo se incrementó en 2.5 kilogramos per cápita en sólo 10 años, de 2008 a la fecha, según estadísticas de la Unión Nacional de Avicultores (UNA).
El otro dato sobresaliente es que nuestro país, donde hay 150 millones de gallinas ponedoras, ocupa el quinto lugar entre los países productores de huevo en el mundo. Nos superan sólo China (que acapara el 39 por ciento de la producción total), Estados Unidos, Rusia e India. Durante el 2018, la producción de huevo en México habrá llegado a las 2.8 millones de toneladas, lo que significa un incremento de tres por ciento con respecto a lo obtenido en 2017. Y esto equivale, imagínese, a 108.5 millones de cajas de huevo, más o menos.
Uno de los factores determinantes del alto consumo de huevos en la República Mexicana es su precio accesible y estable. Actualmente un huevo cuesta en promedio menos de dos pesos. Eso lo convierte en una fuente de proteínas sumamente barata, con una alta calidad alimenticia. Es además un producto fácil de preparar en una infinidad de recetas que van desde los clásicos tibios y los estrellados hasta su uso para infinidad de platillos capeados o en las industrias panadera y repostera… incluida la elaboración de las tradicionales roscas de Reyes.
Durante muchos años el huevo estuvo injustamente señalado como un alimento poco sano debido a su alto contenido de colesterol, que supuestamente elevaba la cantidad de ese lípido en la sangre humana, con el consiguiente riesgo de una afección arterial grave. Confieso que yo me la creí y limité drásticamente su consumo a lo largo de tres décadas, cuando menos.
Finalmente, sin embargo, se sabe que se le había condenado sin pruebas. Estudios recientes han demostrado que no es así y que por el contrario su consumo es altamente recomendable para personas de cualquier edad, incluidos niños y adultos mayores. Y resulta que es un verdadero “tesoro alimentario”, como algún día –allá por los ochentas– me lo aseguró el doctor Héctor Bourges Rodríguez, investigador y director de Nutrición del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.
Según investigaciones recientes de la Facultad de Veterinaria y Zootecnia de la UNAM, el huevo de gallina “es uno de los alimentos más sanos de origen animal que existen”. Contiene muchos de los nutrientes que requiere nuestro organismo y, contrario a lo que se piensa, su consumo no eleva los niveles de colesterol en sangre, por lo que puede consumirse a diario, como lo hizo mi padre toda su vida. La proteína se encuentra básicamente en la clara, pero también la que contiene su yema es una de las de mejor calidad, similar a la de la leche materna, porque tiene todos los aminoácidos. En el huevo, en suma, existen todos los lípidos de alta densidad necesarios para el organismo.
Por otra parte, de acuerdo a información de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), dentro del sector pecuario mexicano la aportación de la proteína del huevo al mercado es de 17 por ciento, una de las más elevadas. La producción se ubica principalmente en los estados de Jalisco (55 por ciento), Puebla (15), Sonora (8), Coahuila y Durango (5), Yucatán (5), Nuevo León (3), y Guanajuato (2 por ciento).
En fin, mi rápida pesquisa me llevó a valorar lo que pueden significar los 10 mil huevos de la rosca de Reyes saltillense. Y a confirmar que México es el país con más huevos en el mundo… lo cual explica muchas cosas, incluidas algunas decisiones recientes. Digo, con todo respeto. Válgame.
@fopinchetti