Por Lilia Cisneros Luján
Inicia lo que en México se define como el mes del amor, por supuesto con el posible incremento comercial del obsequio de flores, chocolates, muñecos de peluche y otras chucherías con motivo del recuerdo que el día 14 desde el siglo III murió por sentencia el cura San Valentín[1]. Pero ¿cuál es el ambiente que rodea a esta fecha, en el país y el mundo? ¿Realmente respiramos amor? En México, luego de que se empezara a cuestionar la inclinación de PEMEX, por los carburantes que más contaminan -a propósito de la construcción de dos bocas en Tabasco y la compra de la refinería Deer Pack ubicada en el estadounidense estado de Texas- el tema ha quedado con muy poco análisis, debido al proceso de relevo de la dirigencia sindicalista de esta antigua empresa estatal monopólica y quebrada. ¿Qué es más importante conducir el proceso sindical a fin de asegurar que los dirigentes sean lo más afines posible al gobierno en turno o un auténtico secretario que represente a los trabajadores?
Pero este tema de manipulación, autoritarismo, dispendio de recursos sin mucho conocimiento de lo que implica endeudarse, parece sin importancia si además de la contaminación que producen los recursos no renovables con los que hemos impulsado la energía los últimos siglos, se queda corto ante la intención de establecer en la luna un tiradero de basura producida por cohetes, enviados fuera de nuestra atmósfera. La explosión de tanques de combustible de satélites, baterías, trozos metálicos, se multiplican; regresando algunos al planeta, con la consecuente destrucción que se produce por el reingreso, aunque otros siguen ahí dando vueltas poniendo en riesgo lo que aun sirve para hacer funcionar teléfonos, internet y otros. ¿Que se hará para disponer de esta novedosa basura? ¿Tal nuevo reto hará que olvidemos los tambos de desecho contaminante -a veces atómico- lanzados al mar o enterrados en basureros dispuestos para ello?
Pero es el mes del amor y la amistad. Ante la terrible confrontación social que diversos presidentes o primeros ministros han propiciado en el planeta, está prohibido reflexionar en lo que ocurrirá si una empresa privada -que vende a precios de locura un viaje de ida y vuelta al espacio- logra tener la concesión de un basurero en la luna. Sí en tu luna, mi luna, ¡nuestra luna! Tampoco habrá espacio para pensar en las consecuencias de que ATT, pudiera retirarse de México -como ya lo hizo en el pasado- o cual es el motivo de que el plazo para hacer efectivo su boleto premiado de la Lotería Nacional para la Beneficencia Pública, no sea ya de un año sino solo de 60 días.
Los temas de interés son tantos que se pretende llamar la atención con supuestas encuestas, lo mismo para avalar “democráticamente” al candidato que se ha dispuesto de forma absolutista para cualquier puesto que para descalificar a quien no se puede soportar, por ser más preparado, exitoso o rico que “el que manda” ¿Qué le provoca un diputado de Morena vestido de pueblo en el metro haciendo preguntas dirigidas a descalificar al INE? ¿Quién en los medios decide promover esta “democracia participativa” en vez de informar acerca de la depredación de la selva de Chiapas, Tabasco o la península de Yucatán? ¿Para que preguntar a transeúntes de la ciudad de México, sobre lo que harían si se desata en Europa una guerra mundial debido a la “intención rusa” de invadir Croacia?
En el contexto de gobiernos cuestionados, posibilidades de conflictos internos o externos y sobre todo de una pandemia que constriñó a ciudadanos de diversas edades a permanecer en casa, el tema educativo se ha convertido por demás en importante toda vez que es en las escuelas donde se inician las verdaderas amistades, por el fortalecimiento de la fraternidad y la armonía. Como resultado de las clases presenciales en los meses de amor y amistad[2], se realizan fiestas temáticas, se elige un amigo desconocido, se refuerzan las actividades deportivas y justo por la socialización entre pares los lazos de afecto pueden durar toda la vida. ¿Está ocurriendo eso en las escuelas mexicanas? ¿Tienen todas, aun las más alejadas y en condiciones casi paupérrimas, objetivos claros en materia de compañerismo y solidaridad?
Antes de la pandemia, muchos alumnos comían en la escuela lo cual daba a los padres, oportunidad de ingreso y a los niños posibilidades de evitar la desnutrición, la violencia y en muchos casos los embarazos entre adolescentes. ¿Podemos decir que esto se ha restablecido como una forma de amor y amistad en este febrero? No sabemos si contamos con las mejores condiciones de bioseguridad ni mucho menos si tenemos las mejores opciones sanitarias para alumnos, maestros y personal administrativo. ¿Podríamos pedir esta información como el mejor regalo de amor en este febrero? UNICEF ha exhortado a las familias y a la comunidad a apoyar el proceso de regreso a las aulas, para que todos los niños, niñas y adolescentes continúen su educación. Los expertos tienen elementos para asegurar que los niveles de aprendizaje en matemática y otras materias básicas, no solo no ha avanzado, sino que se deterioraron y que decir de las continuas agresiones de toda índole a la instituciones de educación superior, desde la UNAM pasando por la de las Américas y todas las que supuestamente se están creando ¿Podrían los gobiernos asegurarnos que habrá una recuperación en esta materia? Hacerlo sería el mejor regalo de amor para niños, padre y en general familias y sociedad.
[1] El emperador Constantino II, decreto la prohibición de matrimonios entre jóvenes, con la idea de evitar lazos que limitaran el arrojo bélico de los soldados que se habían convertido en esposo y padre.[2] En México es en febrero, pero en otros países como Colombia ocurre en septiembre.