Por Rogelio González Urías
Máscara de tristeza,
Lleve por mucho tiempo.
Solo para ser luego remplazada
Por una careta de una alegría ficticia
Que usaba a veces
Y a la que me fui acostumbrado
Me hacía sufrir, esa máscara,
Que no tenía corazón,
Pero yo la amaba.
Parado frente a un espejo,
La contemplaba.
Han pasado los días, los años.
He perdido mis máscaras.
Hoy solo llevo un rostro de indiferencia
Que a veces muestro al sol
Y al cielo…
De dónde viene el consuelo
El pozo no se ha secado.
Atrás queda lo pasado.
Hoy solo quedan recuerdos
De aquel hombre enmascarado.