Por Jan D. Walter/ DW
— Después del reciente y grave terremoto en Haití, las autoridades calculan que hay alrededor de 2.000 muertos, 10.000 heridos y 30.000 familias están sin hogar. El terremoto en el suroeste de la península de Tiburón es parte de una larga lista de desastres naturales que han azotado al país en la parte occidental de la isla.
Una larga serie de desastres naturales
“Si observamos el contexto internacional, Haití siempre está en la lista de países de alto riesgo”, dice Daniela Simm, directora regional para América Latina de Diakonie-Katastrophenhilfe o Diaconía Apoyo en Emergencias (DKH por sus siglas en alemán), una organización dependiente de la Iglesia Evangélica Alemana. “No son solo terremotos. Muchos huracanes pasan por Haití. Además, el país a menudo se ve afectado por la sequía debido a El Niño”, añade.
Uno de los desastres naturales más graves del pasado fue el devastador terremoto de 2010, en el que, según cifras oficiales, 316.000 personas perdieron la vida y un número similar resultó herida. Alrededor de 1,5 millones, aproximadamente el 14 por ciento de la población, se quedaron sin hogar.
Aunque el terremoto de 7.0 en la escala Richter fue algo más débil que el actual, 7.2, los efectos fueron mucho más severos. En aquel momento, el epicentro estuvo cerca del área metropolitana de la capital, Puerto Príncipe, donde vive alrededor de una cuarta parte de los entonces diez millones de haitianos.
Consecuencias nefastas en Haití
En 2016, más de 500 personas perdieron la vida y 35.000 sus hogares por el huracán Matthew. Alrededor de 1,4 millones de personas necesitaron ayuda de emergencia. Teniendo en cuenta los desastres climáticos extremos de 2000 a 2019, Germanwatch incluye a Haití en su Índice de Riesgo Climático Global 2021 en el tercer lugar detrás de la vecina isla de Puerto Rico y Myanmar.
Fuertes tormentas tropicales, algunas de ellas huracanes, azotan a Haití prácticamente todos los años. Incluso hoy, menos de una semana después del más reciente terremoto, la tormenta tropical Grace causa fuertes lluvias en la de por sí devastada region, poniendo aún más en riesgo la vida de muchas personas.
Haití, también una catástrofe política
Pero no es solo la serie de desastres naturales lo que lleva al país de una crisis a otra. Como la mayoría de los países latinoamericanos, Haití ha pasado por sangrientas dictaduras. Pero incluso después del fin del régimen de Duvalier en 1986, el país no ha encontrado aún el camino hacia el Estado de derecho.
Observadores ven el asesinato del presidente Jovenel Moïse, a principios de julio, no como un hecho aislado, sino como resultado de una crisis política interna en curso. De las tres candidaturas a la presidencia interina, prevaleció la del primer ministro designado, Ariel Henry, que aún no había prestado juramento.
En la empresa privada estadounidense Stratfor, especializada en servicios de espionaje, temen que Henry pueda utilizar la crisis humanitaria para consolidar su poder: “Henry probablemente utilizará el terremoto para posponer las elecciones y coordinar la ayuda exterior para que sirva a sus intereses”.
Organizaciones humanitarias privadas, explica Simm de Diakonie, hacen todo lo posible para defenderse de la influencia política: “Como organización no gubernamental trabajamos con socios no gubernamentales locales. Es decir, nos coordinamos con agencias gubernamentales como protección civil, pero no financiamos ninguna estructura de gobierno local”.
Estado débil que dificulta la ayuda
Haití depende, sin duda, de la ayuda externa. Es el país más pobre al oeste del Atlántico. También se halla a la cola de la región en cuando a educación. En el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, está apenas por encima del nivel de la región del Sahel en África.
Además, el país cuenta con una alta tasa de criminalidad. Según Simm “a menudo nos enfrentamos a la dificultad de transportar suministros de ayuda desde Puerto Príncipe a las regiones, especialmente en el sur, porque la delincuencia de las pandillas hace que ciertas áreas en Puerto Príncipe sean infranqueables”.
Un rayo de esperanza en el caos
Haití también mostró sus debilidades en las fases de reconstrucción. Dos años después del terremoto de 2011, la organización de ayuda Oxfam informó que más de medio millón de personas tuvieron que dormir en tiendas de campaña, porque seguían sin hogar.
Simm cree que es gratificante ver los frutos del propio trabajo. En Camp-Perrin, uno de los lugares más afectados por el reciente terremoto, la Diakonie ha apoyado la construcción de casas a prueba de huracanes y terremotos tras el huracán Matthew en 2016: “Ahora hemos visto que, en primer lugar, las casas siguen en pie y no tienen grietas. Y, además, han brindado refugio a otras familias cuyas casas han sido destruidas o dañadas”.